Morelia, Michoacán. Proyectada en el majestuoso Teatro Matamoros, el nuevo filme del mexicano Alejandro G. Iñárritu, “Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades”, marcó la cuarta participación del cineasta en Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), esta vez, escoltado por los actores Daniel Giménez Cacho, Griselda Siciliani, Ximena Lamadrid, Iker Solano, estelares de la cinta, así como Eugenio Caballero (“ROMA”, “Laberinto del Fauno”), Ana Terrazas, Stacy Perskie, Nicolas Giacobone, Karla Luna Cantú, Natalia González, Mónica Salazar, Daniela Rojas, Seo Ju Park, Francisco Rubio, Fabiola Guajardo, Luis Couturier y Clementina Guadarrama, parte del crew de la cinta.
Luego de su estreno mundial en el Festival de Cine de Venecia, “Bardo…”, ha sido presentada como una experiencia épica, e inmersiva que contrasta con el íntimo viaje personal de Silverio, un renombrado periodista y documentalista mexicano que vive en Los Ángeles, quien, después de recibir un prestigioso premio internacional, se ve obligado a regresar a su país de origen, sin saber que este simple viaje lo llevará a un límite existencial.
Entre absurdas memorias y miedos infiltrados, escrita por Iñárritu y Nicolás Giacobone, “Bardo”, retrata a Silverio, a quien da vida Daniel Giménez Cacho, llenándose de una sensación de perplejidad y asombro, y enfrentamientos a cuestionamientos universales sobre su identidad, el éxito, la mortalidad, la historia de México y los profundos lazos familiares que comparte con su esposa e hijos. Cabe destacar que el filme marcó el regreso de Iñárritu a rodar en México, luego de Amores Perros. Motivo por el cual, su visita ha marcado con felicidad el festejo de la vigésima edición del FICM, donde ofreció una conferencia de prensa en compañía de Alejandro Ramírez, Director General de Cinépolis, y Daniela Michel, Directora del Festival de Cine de Morelia.
“Sólo quiero decir que es un día muy especial, es el día que se está haciendo de alguna forma el estreno de esta película tan personal e importante para mí, en ella está mi corazón y que honor presentarla en el marco de la inauguración de este festival en México, mi país, acompañado con el elenco y parte del equipo, vinieron una gran cantidad de ellos a verla juntos, muchos de ellos no la han visto, el traerla aquí es un momento muy emocionante, muy memorable, esperado también, y es un honor poder estar en este festival al que he venido muchas veces, he visto el trabajo que ha hecho Alejandro Ramírez y Daniela Michelle, que la conozco de hace mucho tiempo y veo como ha venido esculpido, la percepción, la industria, el arte del cine con los jóvenes a través de este festival y las labores que hace en este festival, en los festivales internacionales, en la imagen, el prestigio, la percepción de la realidad de este bello festival, en esta bella ciudad, con tanto cinéfilo, con tanta pasión, creando conversación”, señaló Alejandro G. Iñárritu.
Sobre el nivel creativo y la experiencia frente a Bardo, el cineasta agregó: “No podría decirles bien por estar tan adentro y tan cerca del proceso que no podría tener esa perspectiva, pero podría decir que quizá cuando empecé a hacer este proyecto fue una cuestión más intuitiva y es de alguna forma hacer las paces con una serie de cuestionamientos e incertidumbres, y cosas que estaban cuestionando, este proyecto es finalmente la forma, la visión, el coraje y el valor de poder expresar lo que pienso, lo que siento sobre todo, tener una posición sobre todo, tener el valor de expresarlas, también mis ideas, y también con la vulnerabilidad de las ideas, muchas de ellas, que ya he dejado de tener y que aún no tengo respuestas y que estoy buscando, ese el ‘Bardo’ en el que estoy, si es que estoy siendo claro, entonces de pronto desprenderme de esa certeza creativa, o esa posición ideológica artística, y ponerla en duda y expresar esa duda fue parte del proceso. Esa fue la parte que me retó y la parte divertida, la parte de ese espacio creativo, ese es el espacio creativo que es incierto, el que he encontrado hoy mucho más rico, porque tiene el espacio de darle el lugar de lo que voy a llegar a hacer después, si me mantengo en una sólida idea de ‘quien soy, de cómo son las cosas, de este es mi sitio’, no sé, no lo sé, ese espacio me gusta, porque me da cabida a encontrar otras cosas, y de retarme a mí mismo, y de burlarme a mí mismo, esta película es el reflejo de ese estado creativo que es yo mismo cuestionarme mi narrativa; ese es el estado que me puede explicar dónde estoy, que no te di ninguna respuesta pero es parte de ‘Bardo’, eso es lo bello, porque el espacio no tiene límite, si tú ves el espacio, el infinito, de aquí a una estrella hay mucho espacio y luego cuando nos solidificamos y estamos pegados a las ideas, no hay espacio para nada, y esa es la locura, la definición de la locura es eso, es falta de espacio, y el espacio es riquísimo, hay un territorio infinito, y ese es el que ahora yo voy a abordar quizá, sin ninguna certidumbre, y la posibilidad de tener el valor de experimentar, como decía Beckett: ‘Ser o no ser artista es fracasar como nadie se atrevió a fracasar’, y ese espacio es el que es realmente hermoso, eso es realmente en lo que yo creo”, abundó.
Previo a la proyección oficial, el actor Daniel Giménez Cacho compartió su sentir de trabajar en “Bardo”, y su posición como histrión frente a este reto que llegará a más de 200 países a través de la plataforma de Netflix.
“Nunca había trabajado con Alejandro, y pues el me buscó, yo creo que me escogió porque él había visto mi trabajo, yo iba a decir que no me escogió por mis talentos, si no por el momento de mi vida en el que yo estaba, él estaba buscando que alguien compartiera con él el momento en el que él estaba, el momento de la vida, con la historia que traes detrás, que es en algunas cosas similar: La edad que tenemos, como hacemos un balance hacia atrás de lo que hemos hechos, como estamos viviendo el menor tiempo que ya nos empieza a quedar delante, entonces a partir de ahí hicimos un trabajo en el que yo tuve absoluta libertad entendiendo que yo era ya el personaje, no necesitábamos construir nada, entonces yo pude experimentar cosas que jamás había experimentado en el trabajo, para lo cual tuve muchísima libertad y para lo cual necesitábamos absoluta confianza para entregarse a una cosa de búsqueda, donde no has diseñado nada, no has decidido si la escena va ‘por aquí o va por allá’, si no estar simplemente presente y dejar que la cosa acontezca, para eso se necesita mucha confianza y también inmediatamente me di cuenta que con Alejandro hay una mirada sobre el trabajo del actor poco frecuente, yo me di cuenta que él podía estar viendo muy a detalle lo que yo estaba haciendo, es una mirada que no es muy frecuente encontrarse, alguien que conoce muy bien el oficio, lo ha estudio, le apasiona, que sabe ver lo que estás haciendo por dentro para después decir: ‘oye mira y se le añadimos por acá o trata por ahí’, pero fue un proceso fantástico e insólito, fantástico de fantasía por el tamaño, la duración, por equipo, es algo que yo nunca había vivido y difícilmente volvería a vivir”.
Respecto a retornar a su país, retomar sus raíces, y la vida migrante, el creador de “Bardo” aseguró que “la película habla de ese reencuentro y desencuentro entre el personaje Silverio Gama que al regresar a su país se encuentra con ese viejo nuevo amigo, de algo que dejó que ya no es, de algo que la gente cree que aún es pero él tampoco ya es, toda ilusión lleva a una decepción y al mismo tiempo lleva una excitación sobre un encuentro, y las contradicciones y la paradojas que encontramos viejos amigos que ya no son, pero son otra cosa, pero hay algo hermoso y algo también retador, yo siempre he dicho que no hay nadie más mexicano que el mexicano que deja el país, te haces más mexicano al momento que dejas tu país, y por qué, porque cuando dejas tu país, se te acumulan las ausencias, de una forma la presencia de tu país se hace mucho más poderosa a través de esa ausencia, de todo lo que añoras y la nostalgia, la melancolía es una trampa y el humor es un remedio, esta película la aborde desde la melancolía y del humor, no desde la tristeza, si no de lo que conlleva esa absurda de cómo nos vamos nosotros haciendo nuestras memorias que van cambiando conforme pasa el tiempo, nosotros cambios físicamente y mentalmente, y esas memorias se transforma respecto al punto de vista que tenemos de ellas y nuestras necesidades en ese momento, entonces fue muy bello por ese lado a nivel emocional, y por otro lado el volver a trabajar en la Ciudad de México y vivir en la Ciudad de México, tener un equipo mexicano fue para mí algo muy extraordinario porque he trabajado en todos lados del mundo, con creas de todo el mundo pero la pasión, la entrega e incondicionalidad que existe en cada uno de los miembros de un equipo mexicano no la encuentras en ningún lado del mundo, no lo digo por ser mexicano, lo he platicado con muchos directores que han venido a filmar aquí y hay una energía, hay una locura, hay una excitación, hay una dignidad y hay un esfuerzo que no tiene límite y no se limitan a sus labores de unión de sindicatos, si no de como arreglamos algo y todos vamos ahí, ósea, hay algo incondicional que para mí volver a trabajar con un equipo mexicano, en las calles y en México con todo el reto que existe, yo también me tuve que readaptar y ellos tuvieron que readaptar, esa readaptación fue parte de lo que a mí fue una experiencia meta, que el mismo tema de la película yo lo estaba viviendo y Silverio lo estaba viendo, era un espejo en un espejo y me estaba informando bien si había concebido bien la película y creo que sí lo hice, fue muy enriquecedor, e interesante”.
Iñárritu enfatizó que el diseño de luces de la cinta fue creado como una atmosfera onírica, lúdica, así como subrayó el trabajo de producción de Eugenio Caballero, y el vestuario de Ana Terrazas: “Me impactaron por esa obsesión por el detalle, realmente ha sido de los trabajos más satisfactorios que yo he tenido con un equipo de diseño de producción, el lenguaje que han desarrollado Ana y Eugenio, me beneficié de eso, porque ellos ya entienden un lenguaje y el momento que yo sumé a ese dúo y encontrarlos y verlos trabajando en ese nivel casi neurótico, que los pedazos de las telas, los brillos, las paletas, los detalles, la construcción se ve reflejado en la película y no puedo estar más agradecido, todo el vestuario y todos los elementos si se dan cuenta no hay época, la película, los coches, el vestuario es por los 50, 60, hay un gama donde no hay una época, y ese diseño fue magistral y la ejecución que hicieron fue bellísima”, y agregó sobre el uso del Castillo de Chapultepec como locación: “Filmar ahí fue un reto, en el sentido de que es un sitio que creo yo donde desde ahí se puede contar la historia del país, desde antes de la conquista hasta cuando lo español construyeron los edificios hasta todo lo que ha sucedido en ese edificio, desde la invasión, Maximiliano, que es ahora de los Presidentes, es decir, la historia de México está en ese edificio y estar ahí arriba, tuve el privilegio de estar en la torre en la película, creo que es de la vista más espectaculares que cualquier ciudad podría tener, ver el parque Chapultepec, que tiene unas veces el tamaño de Central Park en Nueva York, entonces ve la diferencia de dimensión de ese pulmón que tiene la Ciudad de México y con esa majestuosidad, es muy emocionante estar ahí y además saber todo lo que ha pasado en ese edificio, y todo lo que mantiene muy bello y muchos americanos han dicho: ¿Dónde es eso?, realmente la visión de ahí es muy espectacular, fue muy emocionante, con mucho reto porque también había muchas restricciones de línea, porque había un cuidado extraordinario, porque estábamos teniendo un extremo cuidado de no dañar ninguna de las instalaciones”.
Y luego añadió Alejandro G. Iñarritu que su referente para “Bardo…”, se nota al homenajear a Juan Carlos Rulfo, “en el momento en el que Silverio Gama camina en el centro y se para en una esquina y las sombras aparecen y siente la presencia de sus espíritus a través de las sombras, y ese momento para mí siempre fue Rulfiano, en el que no sabes si hay muertos o no, sientes una existencia pero no la fiscalidad, para mi es mi homenaje Rulfianesco, y evidentemente para mí esta película es una suma, no de algo en particular, si no de varias cosas que he tenido el privilegio de tener, la posibilidad de leer no solamente la literatura mexicana y Latinoamérica, si no la literatura mundial, si no de cosas de tradición, si no de cosas de que tenemos nosotros los mexicanos y latinoamericanos por esa misma tradición literaria tan rica que tenemos sobre todo del siglo pasado, Rulfo, o las poesías o reflexiones de Octavio Paz para mí fueron y están presentes en la película, nadie ha descrito más la esencia de un mexicano que Laberinto de Soledad, Jorge Luis Borges en “Aleph”, y toda su literatura, aquí hay 2 argentinos y homenaje a Argentina, o Julio Cortázar también el “Ajolote” de Cortázar, en ese momento en el que Silverio se asoma a ver la pecera, en ese momento donde Cortázar describe que él se convierte en el Ajolote, yo pensaba en ese momento de eso, que no lo hice, me enamora pero de pronto te das cuenta que toda tu historia de literatura se empieza a representar de alguna manera y dices: Claro, esto viene de ahí, no es que sea racional, pero está lleno de cosas que tienen que ver con esto, estos autores, bueno, va más allá de García Márquez, que no sólo quiere decir que es Realismo Mágico, para mí es una literatura metafísica la que existe, hemos estado muy acostumbrados a fragmentar el tiempo y el espacio en la literatura y navegamos fácilmente, yo tengo la esperanza de que los mexicanos podamos entender esta película, porque somos eso, la conciencia y la literatura tiene esa conciencia, de romper de estilo, de corazón. Y cineastas Buñuel o Jodorowsky, pero también otros me inspiraron como Roy Andersson o Federico Fellini. Empecé con ‘Amores Perros’ y yo estaba evidentemente capturando e interesado en la realidad, hoy no hay nada que me interese menos que la realidad, porque la realidad a mi edad ya me di cuenta que la realidad no existe, la realidad es la que yo construyo en mi cabeza, la que yo quiero ver, es lo que yo pienso de la realidad lo que yo creo que es importante, porque yo veo y afronto, vivo, y no quiero decir ‘negar’ la realidad, evidentemente, si no aceptar que no solamente mi percepción, mi limitadísimo sistema nervioso, mi estado de ánimo va a dictar algo que es mucho más complejo, lo que quiero decir es que estaba yo hablando de ese espacio en el que trabajó Daniel también, ese espacio es una orden racional de trabajo, ese espacio en el que te dejas ir es mucho más rico y esta película me permite a mí ir más allá de esta realidad, no es solamente esta realidad, o la realidad que imagino, o fantaseo, es la realidad que necesito para sobrevivir, y el arte creo que tiene fundamentos muy importantes, porque el arte nos permite imaginar el mundo que no tenemos, porque el mundo no es perfecto, puede ser una mierda, pero el arte nos permite la poesía, la literatura, la música nos permite construir ese mundo que necesitamos interno, y es el que me interesa a mí. Es importante que hoy podemos tener la oportunidad de no solamente estar todo el día reflejado en ese dolor y hacer un esfuerzo por ese ciclo infinito de la oscuridad que estamos viviendo, si no también salir de ella a través del arte y la imaginación, para vernos y hacerlo, sin que digan: ‘Ay, como te atreves a decir algo con esta realidad’, es que precisamente el arte se trata de la posibilidad que el espíritu crezca más allá de la realidad, y también la realidad que llegue bien”.