Tal como a muchos escritores como Jorge Luis Borges o Julio Cortázar, a Javier Marías la Academia Sueca no le concedió el Premio Nobel de Literatura, pero ocupan un lugar en la historia de la literatura universal.
Bien lo sentenció el escritor Arturo Pérez-Reverte tras el fallecimiento de Javier Marías el domingo 11 de septiembre, a la edad de 70 años: “Que Javier Marías haya muerto sin el Premio Nobel le quita mucha categoría al Premio Nobel”.
Javier Marías (Madrid, 1951-2022) es el autor de 16 novelas, entre ellas “Los dominios del lobo”, “El hombre sentimental”, “Todas las almas”, “Corazón tan blanco”, “Mañana en la batalla piensa en mí”, “Negra espalda del tiempo”, los tres volúmenes de “Tu rostro mañana” (“Fiebre y lanza”, “Baile y sueño” y “Veneno y sombra y adiós”); “Los enamoramientos”, “Así empieza lo malo”, “Berta Isla” y “Tomás Nevinson”.
En su elocuente e histórico discurso de ingreso a la Real Academia Española (RAE), titulado “Sobre la dificultad de contar”, leído el 27 de abril de 2008, Marías dejó dicho:
“Todo relato o reconstrucción de algo «real», o, si se prefiere, toda transcripción de hechos, datos y acontecimientos está condenada a ser provisional y, lo que es más grave o desesperante, a ser «infiel». Por mucho que el historiador, el cronista, el memorialista, el biógrafo, el autobiógrafo o incluso el erudito se empeñen en ser «fieles» a carta cabal, su capacidad para serlo es limitada, su visión es subjetiva, su conocimiento es parcial, sus aseveraciones son transitorias, y además, al recurrir a la palabra, están echando mano, como vimos antes, de un instrumento impreciso, metafórico, siempre inexacto, obligadamente figurado, meramente sustitutivo y hasta cierto punto inservible para la tarea. He dicho «sustitutivo» y lo he dicho a conciencia, porque por lo general olvidamos o perdemos de vista que esa es la esencia del lenguaje, que todo vocablo no deja de ser un remedo”.