Luego de dos Oscar a Mejor Director por “Birdman” y “The Revenant”, el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu comenzó su peregrinaje fílmico en el Festival de Cine de Venecia, donde estrenó mundialmente su nueva apuesta cinematográfica de tres horas.
Por poco más de 4 minutos se extendió la ovación de pie al nuevo filme del mexicano Alejandro González Iñárritu, quien conmovido por su esfuerzo más personal hasta el momento, estrenó mundialmente “Bardo, falsa crónica de un puñado de verdades” en el Festival de Cine de Venecia, una cinta de de 174 minutos, considerada profunda, pretenciosa, innecesariamente extensa, meditativa, monótona, conmovedora, y un circo existencial, comparado con la obra de Federico Fellini, “8 1/2”.
Co-escrita entre Iñárritu y Nicolás Giacobone, “Bardo…”, protagonizada por Daniel Giménez Cacho y Griselda Siciliani, relata la historia de Silverio Gama, un periodista y documentalista mexicano, de 60 años, que regresa de Estados Unidos a México, y trabaja a través de una crisis existencial al mismo tiempo que combate contra su identidad, el hogar, y sus dos niños discutiendo sobre México.
El filme que compite por el León de Oro, no solo marca el regreso al set del dos veces ganador al Oscar a “Mejor Director”, sino su retorno a rodar en México, después de su popular “Amores perros”. La nueva apuesta de Iñárritu carga con el aval de Netflix, donde será estrenada luego de su paso por salas de cine en México y limitado en Estados Unidos, con lo que el gigante del streaming busca ‘penetrar en la cultura de la manera más grande y amplia posible’.
Cabe señalar que el último trabajo del mexicano, “The Revenant”, logró 12 nominaciones a los Premios de la Academia, y ayer, comenzó su nuevo peregrinaje por los festivales internacionales de cine de la mano de “Bardo…”, cuya fotografía corrió a cargo de Darius Khondji, quien establece de momentos la imagen de ‘un ser perdido en el desierto de su propia alma’.
“Bardo, falsa crónica de un puñado de verdades” pone en pantalla a un periodista lleno de sí mismo, de miedos y fantasías, cuyo sudor y ardor de ambición se ve reflejado en cada escena que, en conjunto, busca crear una declaración épica sobre la vida y la muerte, la ficción y la realidad, la historia y la imaginación de un nuevo héroe, menos dramático.
Cuidada con poesía fílmica de sueños, paisajes desérticos, y habitaciones llenas de arena, la cinta con título extraído de conceptos budistas que refieren al estado flotante de transición entre la muerte y el renacimiento, se desarrolla, a decir por expertos, ‘en una especie de limbo emocional y espiritual que, interrogan, contemplan, imaginan y anticipan a Silverio Gama, un presentador de noticias de televisión que se aleja del medio para buscar profundizar y decir la verdad en un México gobernado por corruptos y cárteles de droga, en las que según Iñárritu, se da cuenta que “la realidad es pura ficción”, un retrato de la colectiva fe perdida.
De “Bardo” se subraya dos momentos surrealistas, cuando la esposa de Silverio tiene a su tercer hijo, y éste regresa a la matriz para continuar viviendo allí; y cuando este héroe viaja en el metro de la Ciudad de México, y una bolsa de plástico llena de peces ajolote se rompe, y se derraman por el suelo, como un presagio de muerte.