Hay lugares en mi tierra
que visitar no he podido;
no pude verlos de niña
por no estar en mi camino.
Hoy quisiera recorrerlos
y dibujarlos en mi alma,
conmigo siempre llevarlos;
de eso tengo la esperanza.
El agua corre sonora
y cuenta historias de amores,
con el viento se oye el eco
de febriles emociones.
El tiempo ya no regresa
y aquellas aguas de antaño
pasaron sin ver atrás,
aunque mi alma salpicaron.
Las cascadas en la sierra,
bajo los pinos frondosos,
al cielo brindan su voz
como de ángeles en coro.
Me fue alejando descalza
y desnudo el corazón;
he visto hermosos parajes
mas mi tierra es mi razón.
Fui dejando mi huella
por aquel viejo camino,
es muy grande la distancia
y al recordar suspiro.
Hay espacios en mi tierra
que anhelo volver a ver
y otros que no he visitado,
por eso sueño en volver.
Es mi tierra tan divina,
perfumada por los pinos,
manantial de agua bendita
y del corazón latidos.
Igual que yo, otros se fueron,
pero siguen recordando
el pueblo al pie de la sierra
con mirasoles su campo.
Lourdes P. Cabral.
San Diego, California