Baja California Sur es una entidad de México que destaca por la amplia oferta de platillos culinarios del mar. Aunque no existe una pesquería específica, existen especies como el pez perico que son apreciadas por el sabor de su carne. La alta demanda es una realidad que hoy abre un debate entre académicos, investigadores, autoridades y comerciantes sobre si es necesaria una veda o medidas preventivas para proteger al pez loro.
Entre la arena fina, atardeceres de película y un mar color turquesa, pescadores paceños desarrollan sus actividades para ganarse el sustento diario. Ellos son los principales testigos de las condiciones de las poblaciones de especies con mayor demanda en restaurantes, pescaderías y demás comercios.
Antonio Gómez, pescador desde hace tres décadas por tradición familiar, comenta que la carne de pez loro es un producto que se paga muy bien, es por eso que se convierte en un nicho de explotación atractivo.
El precio puede variar, pero es un hecho de que va en aumento, comparte. Se vende desde 150 pesos por kilo a empresas y en restaurantes su valor puede llegar hasta los 200 pesos por kilo.
A pesar de que se trata de una gran oportunidad económica para quienes viven de la explotación de productos del mar, considera que hay un riesgo para la especie. El pescador da testimonio de que ya no se observa al pez perico como antes en las aguas de la Bahía de La Paz.
“Todo ha bajado, mucho ha bajado toda la especie… tiene que ser así porque ya somos muchos pescadores”, mencionó.
“¿Lo piden mucho los restaurantes?”, se le pregunta al pescador, a lo que responde: “Lo piden mucho, la demanda es alta. Es carne de primera, es como la cabrilla”.
Aunque restauranteros, chefs y pescadores promueven desde hace unos años evitar el consumo de pez loro, lo cierto es que hay formas de burlar estas iniciativas ciudadanas.
No hay una revisión estricta, ni regulación por parte de las autoridades correspondientes. En este escenario, hay pescadores que reportan la carne de pez perico como cabrilla para evitar el debate moral sobre su consumo ya que no existe una ley o regulación que prohíba la venta y explotación de la especie.
Aunque reconocen que se trata de un producto muy apreciado, restauranteros y cocineros niegan que se solicite la carne de pez loro para satisfacer la demanda de turistas; sin embargo, los testimonios de pescadores relatan que se busca, se pesca y se vende en filete porque el sector turístico lo pide.
En esta parte del país existen cuatro especies de pez perico: scarus compressus, scarus ghobban, scarus perrico y scarus rubroviolaceus, de acuerdo con la investigación Regulación de Peces Herbívoros Asociados a Arrecifes Coralinos en el Golfo de California, realizada por las y los investigadores Daniel Camilo Thompson Poo, Jenny Carolina Rodríguez-Villalobos, Arturo Ayala-Bocos y Héctor Reyes-Bonilla.
Analizan posible veda
El titular de la Secretaría de Pesca, Acuacultura y Desarrollo Agropecuario (Sepada) de Baja California Sur, José Alfredo Bermúdez Beltrán, expuso que aunque la especie no está en peligro, los índices de población “llaman la atención”.
En este escenario, confirmó que la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca) lleva a cabo un estudio minucioso para analizar la situación del pez loro y con ello determinar si es necesario establecer una veda para su protección.
Recordó que las vedas se instalan para asegurar la reproducción y garantizar que el volumen de la población no disminuya, y que no es una decisión que pueda tomarse a la ligera. Para determinar una protección de este tipo también será necesaria la intervención de la academia e instituciones especialistas.
Desde su perspectiva como servidor público señaló que se ha topado con un cambio de pensamiento en la manera en que las cooperativas y pescadores independientes actúan. Expone que ahora apuestan por la sustentabilidad y el cuidado de las especies para “no matar a la gallina de los huevos de oro”, por lo que no duda que, en caso de aplicarse una veda, habrá colaboración por parte de productores y comerciantes.
Se trata de una labor de concientización que, aseguran restauranteros y cocineros, ya inició en negocios de la ciudad de La Paz.
La presidenta de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), Lorena Hinojosa Olivas, subrayó que cuentan con campañas internas para evitar la compra de peces en veda temporal y permanente.
Reiteró que hoy en día, las y los consumidores son muy críticos con restaurantes que vendan platillos con base en animales que estén catalogados en peligro de extinción o su población corra algún riesgo.
Por su parte, el chef Donaldo Martínez precisó que desde hace dos años inició esta campaña interna en contra del consumo de pez loro.
Chefs, así como propietarios de restaurantes de la zona costera de La Paz, evitan la compra y la solicitud a pescadores, aclaró. “No lo manejamos, estamos en contra del consumo por protección, pero no existe una ley que te lo prohíbe”.
Según su experiencia, la compra y venta de este producto se llega a suscitar de forma clandestina en otros rubros, en marisquerías conocidas como palaperas o en puntos de desembarque cuando arriban pescadores al finalizar sus jornadas diarias.
En 2020, integrantes de la Federación de Cooperativas Pesqueras (Fedecoop) se manifestaron a favor de las tareas de conservación del pez loro, evitando la extracción de la especie para venta comercial.
No obstante, al solicitar entrevistas con líderes de la Fedecoop en Baja California Sur para confirmar si sigue en pie el apoyo a los trabajos de protección no hubo respuesta.
Datos de captura
El informe de política Regulación de Peces Herbívoros Asociados a Arrecifes Coralinos en el Golfo de California detalla que México inició con una regulación incluyendo 10 especies de peces loro en la NOM-059-SEMARNAT-2010 de especies en riesgo en 2019.
De esta cuenta la especie se halla Sujeta a Protección Especial y existe una prohibición de pescar la familia Scaridae en la Reserva de la Biosfera del Caribe mexicano. Sin embargo, en el Golfo de California no existe una regulación específica por falta de caracterización de la especie, destaca el informe.
Jenny Carolina Rodríguez Villalobos, doctora en Ciencias en Ecología Marina y profesora de asignatura en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), precisó que, aunque las cuatro especies de pez perico que habitan en el Golfo de California no entraron en la norma, ésta fue el parteaguas para investigar cuál es la situación en esta región del país.
En un esfuerzo por la inclusión de las especies de pez perico en el Caribe, la doctora se ha dedicado los últimos tres años a analizar las poblaciones de peces herbívoros en el llamado “acuario del mundo”.
La investigadora relata que como resultado de los estudios se ha detectado que existe una disminución tanto en la densidad, como en la biomasa, de las cuatro especies que habitan en la zona sur del Golfo de California, que abarca desde los municipios de La Paz y Los Cabos.
Señaló que el análisis de la norma coincide con los datos de Conapesca de los últimos 15 años que demuestran que hay una disminución en la captura total de los peces loro.
Puntualizó que dentro de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) y los refugios pesqueros que se encuentran en el Golfo la situación es diferente, ya que tanto en biomasa o densidad las especies se encuentran estables o en aumento.
De acuerdo con datos de los avisos de arribo de la Conapesca el peso total del pez perico desembarcado, aquel que conserva el producto al ser declarado, en Baja California Sur en 2020 ascendió a 72,494 kilogramos. Esto es un incremento de 12.2 % con relación al registrado en 2015.
En ese mismo periodo, el valor del pez perico desembarcado pasó de 791,653 pesos en 2015 a registrar 3 millones 291 mil pesos en 2020, ésta última cantidad es equivale a 2 millones 598 mil pesos del 2015 en términos reales.
En la investigación Regulación de Peces Herbívoros Asociados a Arrecifes Coralinos en el Golfo de California señalan que en la zona de Cabo Pulmo se reporta una disminución en el tamaño de los ejemplares y de la población, mientras que en las inmediaciones de la isla Cerralvo se detecta un decrecimiento en la abundancia.
El estudio destaca que La Paz se convierte en una zona de investigación importante ya que las y los académicos reconocen que la capital de Baja California Sur es la que concentra la mayor pesquería de la familia Scaridae en México.
Importancia ecológica
La relevancia del pez perico no queda únicamente en su valor comercial, sino que también juega un papel importante en la conservación de arrecifes coralinos, ecosistemas que son pieza clave en la lucha contra la crisis climática global, expone la doctora Jenny Carolina Rodríguez Villalobos.
En el estudio recalcan que los corales son parte del ecosistema marino con mayor riesgo a desaparecer debido a la crisis climática.
Anticipan que, incluyendo sistemas que se encuentran en el Golfo de California, experimentará un blanqueamiento anual severo que podría traer consecuencias drásticas, como la disminución de los recursos que los arrecifes proporcionan al humano.
La académica explica que las especies de peces loro tienen la función ecológica de controlar el crecimiento de las macroalgas, que son competidores directos de los corales.
“El mantener las algas sobre control permite que los corales puedan crecer y establecerse en los ecosistemas. El ecosistema requiere un equilibrio ecológico para poder brindar las funciones y servicios que nos prestan a los humanos”, añadió.
Por su parte, Miguel Ángel Ojeda Ruiz, profesor investigador de la UABCS, señaló que con el calentamiento global se han enfocado los esfuerzos en proteger ecosistemas productivos, aquellos que generen energía, que capturan nitrógeno o carbono; entre ellos destacan los corales.
El pez perico, reiteró, permite que los arrecifes tengan un nivel de funcionamiento eficiente sin exceso de algas, manteniéndolos en buen estado. Además, lo que produce en sus excreciones es el tipo de arena blanca que se conoce en las playas de Baja California Sur.
Si el pez perico desapareciera habría una afectación ecológica importante, puntualiza el profesor. No obstante, considera que la autoridad pesquera debe hacer un análisis muy serio antes de decretar una medida y reconocer que el efecto más importante de pesca no es tanto por la actividad, sino por el consumo.
Falta información
Pese a que existe la intención de establecer cuál es la situación real de las especies de pez perico que habitan el Golfo de California, académicos coinciden en que no hay información 100% confiable por parte de las instituciones encargadas de analizar y vigilar la captura.
Los datos de pesca no son suficientemente completos para hacer una análisis fino respecto al estado de las poblaciones, dice la doctora Rodríguez Villalobos.
Se ha demostrado que existe pesca ilegal. Desafortunadamente no ha tenido un seguimiento que brinde la información completa de la problemática.
“Creemos que disminuyendo la pesca ilegal y también caracterizando esta pesca incidental, que sepamos exactamente dónde y cuánto están saliendo de manera incidental los peces perico, sería una manera de manejo apropiada hasta el momento”, enfatiza.
En el informe de política Regulación de Peces Herbívoros Asociados a Arrecifes Coralinos en el Golfo de California se subraya que es necesario mejorar la declaración de avisos de arribos, se trata de reportes que realizan pescadores sobre las capturas del día y, con esto, habrá un mejor monitoreo de la peca y trazabilidad de productos.
Como resultado de la investigación en donde se examinó a cinco entidades federativas en el Golfo de California se estableció que Baja California Sur generó el 76% de la captura de peces herbívoros y 79% en su valor total en la región.
Aquí las y los investigadores describen un error en los datos ya que la autoridad pesquera señala que existen sólo tres especies de pez perico que son comerciales: scarus perrico, Nicholsina usta y scarus guacamaia; sin embargo, esta última no tiene distribución en el Océano Pacífico, sólo en el Caribe.
“Sin duda, es un recurso natural que podría mejorar su regulación, declararse adecuadamente y contar con el debido control de sus capturas y trazabilidad”, recalcan en el estudio.
Asimismo, el profesor investigador Miguel Ángel Ojeda Ruiz coincide en que no hay mucha información publicada en cuanto a pesquerías de pez loro. Se sabe que tiene un alto valor comercial y que tiene mucha presión de mercado, sobre todo por la influencia turística en ciudades de La Paz y Los Cabos.
Insiste en que este contexto afecta a la toma de decisiones sobre las especies de perico, ya que la única forma de saber cómo se encuentra una pesquería en México es por medio de los avisos de arribo de los propios pescadores.
“Se requeriría muchísimo dinero hacer estudios oceanográficos, poblacionales, que no se aplican más que para recursos de alto valor comercial como la langosta o el atún. Cuando se hace captura incidental, lo que han observado es que no la reportan los pescadores o se reporta menos de lo que se captura”, observa.
Hacia posibles soluciones
Ojeda Ruiz expone que es necesario manejar políticas mixtas para establecer si procede una protección de espacio o tiempo, o una veda; una protección de talla o una mezcla de varios esquemas, incluyendo medidas de control de mercado.
Recordó que hay antecedentes de cómo dar un valor agregado a los productos y restringir otros para que ingresen a los mercados, a través de procesos de facturación, movilización y compra, pero, sobre todo, tiene que ver con un tema de cultura de consumo.
“Creo que es parte de ir cambiando un poco la cultura, creo que el perico es una especie muy carismática, muy bonita, muy atractiva. Podríamos pensar en este esquema donde a través de la educación, la cultura y control de mercado pudiéramos evitar lo que motiva su pesca: el alto pago del producto”, comentó.
En este sentido, la doctora Jenny Carolina Rodríguez Villalobos está convencida de que el manejo de los peces perico debería considerarse dentro del marco de la buena gobernanza e incluir a todos los sectores.
Es necesario crear campañas para explicar a los pescadores la importancia de reportar cada vez que sacan a los animales y transparentar el tamaño y peso, así como a las cooperativas de pesca deportiva.
Recalcó que no se puede señalar al pescador como el malo de la película porque finalmente está haciendo una actividad que necesita para subsistir, pero sí es necesaria más información para saber con certeza cuál es la condición de las poblaciones.
* Este trabajo contó con el apoyo de la Red de Periodismo del Mar (Repemar), impulsada por Causa Natura con ayuda de la Earth Journalism Network de Internews.