Conzultoría Matrimonial y Familiar
La complicidad, el apoyo mutuo, el respeto y la comunicación son algunos de los factores que forman parte de este tipo de relaciones. Y, a pesar de lo que muchos piensan, una relación madura no tiene por qué perder la magia. Lo primero que han de asumir es que las relaciones de pareja perfectas no existen ni en sueños.
Antes que nada, olvídense de las películas en las que todo es miel y dulzura y de los cuentos que dicen “vivieron felices para siempre”. No solo el cine tiende a mostrar relaciones de pareja que muy poco tienen que ver con la realidad.
Una relación saludable es aquella en la que persiste el respeto entre los integrantes de la relación. Es decir, se tienen en cuenta los sentimientos, deseos y necesidades de la otra persona al ser empáticos; aunque pueden darse situaciones de conflicto, persiste el deseo de cuidado y respeto.
Y es que hay que aprender a funcionar en pareja, diferenciando las dinámicas sanas de las tóxicas y, en función de cómo aceptamos y abordamos estas diferencias y conflictos (si se consigue o no adaptar su forma de actuar).
El compromiso, la receptividad, el apoyo, el reconocimiento y, sobre todo, el respeto forman parte del día a día de una relación sana. Es fundamental que ambos miembros de la pareja acepten y respeten los criterios, modos de ver la vida y las decisiones del otro, ya que solo así podrán crecer juntos. En este tipo de relación cada uno anima al otro a plantearse nuevas metas y se apoyan para que puedan lograrlas; porque ver crecer al otro también le hace feliz.
Las relaciones sanas también se caracterizan por la complicidad mutua, en la que existe una buena comunicación y una gran confianza, para develar incluso esos secretos más oscuros que se guardan en el interior de cada uno. Y, a diferencia de las relaciones tóxicas, en el amor maduro las raíces crecen con el tiempo. Todo ello no significa que no existan desencuentros, pero, a pesar de estos, ambos deciden estar juntos cada día y crecer uno al lado del otro; no porque lo necesiten, sino porque simplemente así lo quieren.
En toda buena relación, la comunicación es un pilar fundamental. Siempre lo he dicho: con una mala o falta de comunicación las cosas no auguran bien un final feliz; la comunicación es el principal principio de una buena y bonita relación.
Una relación en la que no existe comunicación, es una relación abocada al fracaso. Expresar las opiniones, modos de ver el mundo, las emociones, exponer y debatir con la pareja las inquietudes, necesidades y preocupaciones abre la puerta para reforzar la confianza y el respeto entre ambos. Sin embargo, aunque es un elemento básico para que una relación funcione, no es el único; hay otros elementos que no deben de faltar:
*La confianza, que es la que da seguridad y tranquilidad, de la que se nutre la relación y que les permite seguir adelante y crecer de manera libre y plena.
*El respeto mutuo, pues respetar al otro es una muestra de amor, una forma de aceptación incondicional, una manera de abrazar su individualidad y de dejarle ser quien realmente es.
*La aceptación plena, ya que muchas personas empiezan una relación con la esperanza de que el otro cambie, pero se trata de uno de los mayores errores en una relación de pareja, ya que si se quiere mantener un vínculo sano, deben aprender a aceptar al otro plenamente y abrazar tanto sus virtudes como sus defectos.
*El compromiso; para tener una relación saludable es esencial comprometerse con la otra persona, pero de verdad: comprometerse a cuidar de ella y a apoyarla, pero también a mirar por un futuro en el que ambos sean capaces de crecer y recorrer juntos el mismo camino.
*El amor, el principal ingrediente mágico que no debe faltar en ninguna relación de pareja. Es el elemento esencial que mantiene unida a la pareja y que le ayuda a superar los peores momentos. Es la clave que marca la diferencia y anima a compartir la vida con esa persona y con ninguna otra.
El Lic. Roberto Bautista es terapeuta de parejas con maestría en Mediación.