Sean (RJ Cyler) y Kunle (Donald Elise Watkins) son dos jóvenes afroamericanos que planean una noche de diversión, pero todo sale mal porque Carlos (Sebastian Chacon), de origen mexicano, deja abierta la puerta del apartamento que comparten.
El resultado es que de alguna manera “Goldilocks”-o bien “Ricitos de Oro”- se cuela en la morada de este trío, y de tremenda viada que tiene, pierde el conocimiento, sin dejar de volver el estómago.
Los chicos optan por no llamar a la Policía. Por pura cuestión racial están en desventaja ante esta rubia fiestera que en realidad se llama Emma (Maddie Nichols) y al parecer es menor de edad. Entonces piensan dejar a la chica en un hospital cercano, pero en el camino les pasa de todo.
La situación se complica aún más cuando Maddie (Sabrina Carpenter) no encuentra a su hermana, es decir, a Emma, a quien llevó a una pachanga universitaria donde le perdió el rastro. Entonces comienza la búsqueda frenética a la que se suman Alice (Madison Thompson) y Rafael (Diego Abraham).
Así los elementos están listos para una audaz comedia de enredos, ubicada en el contexto de la prepa y la universidad, como siempre debe haber en cada generación de cinéfilos, desde “Animal House”, “Class”, “The Breakfast Club” hasta “American Pie”, por poner algunos ejemplos.
Aquí la diferencia es que el director Carey Williams no se quedó en la superficie de esta historia y trabajó con astucia el trasfondo racial en Estados Unidos, evitando toda posibilidad de caer en panfletos.
Disponible en Amazon Prime, esta cinta simplemente se recomienda no sólo porque divierte, sino porque tiene un gran trasfondo crítico de la sociedad en que se vive. ****
Punto final.- Pues sí, cada vez se ve menos Netflix…