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sábado, octubre 26, 2024
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Madres trabajadoras

A propósito del Día de las Madres recientemente festejado, hablemos de las mamás. El inicio del mencionado día festivo en México se remonta al 13 de abril de 1922, día en que Rafael Alducin, fundador del diario Excélsior, realizó una convocatoria para elegir una fecha para rendirles homenaje. Así, se seleccionó mayo por ser un mes consagrado a la Virgen, y el día 10 fue porque en esos años se pagaba en las decenas.

Invito a reflexionar en torno a nuestro derecho humano a la maternidad en el trabajo, porque con la promoción se suma a que las lectoras se asuman como titulares de derechos; se promueve que las autoridades los respeten; y con mayor conciencia se contribuye a mejorar la calidad de vida de las madres y sus familias.

Directamente interrelacionado con los derechos sexuales y reproductivos, a la familia y a la protección de la salud, encontramos la protección al embarazo y a la maternidad como un derecho humano, el cual implica generar ambientes propicios para el bienestar de las personas gestantes, para que vivan con dignidad y tengan la realización plena de todos sus derechos.

Estos derechos se encuentra protegido constitucionalmente en el artículo 123, apartado B, fracción XI, inciso C, el cual señala que: “Las mujeres durante el embarazo no realizarán trabajos que exijan un esfuerzo considerable y signifiquen un peligro para su salud en relación con la gestación; gozarán forzosamente de un mes de descanso antes de la fecha fijada aproximadamente para el parto y de otros dos después del mismo, debiendo percibir su salario íntegro y conservar su empleo y los derechos que hubieren adquirido por la relación de trabajo. En el período de lactancia tendrán dos descansos extraordinarios por día, de media hora cada uno, para alimentar a sus hijos. Además, disfrutarán de asistencia médica y obstétrica, de medicinas, de ayudas para la lactancia y del servicio de guarderías infantiles”.

Las principales preocupaciones para la protección a la maternidad son: Preservar la salud de la madre y de la persona recién nacida, que pueda combinar satisfactoriamente sus roles reproductivo y productivo, así como prevenir el trato desigual en el trabajo debido a la maternidad. Ello toda vez que el embarazo y la maternidad generan una particular vulnerabilidad para las trabajadoras, pues constituye una de las manifestaciones más frecuentes de discriminación hacia las mujeres en el entorno laboral; parece incompatible ser madre y trabajar, pues se sigue viendo a la maternidad como una amenaza al desempeño laboral. Esto como consecuencia de un sistema patriarcal que limita la biología femenina y la reduce a la maternidad.

La división sexual patriarcal del trabajo adjudica a los hombres las actividades económicas y políticas, mientras que a las mujeres les asigna el cuidado de la familia y las labores domésticas; lo que contribuye a embarazos en adolescentes y niñas, así como menos oportunidades para las mujeres en el ámbito laboral: Salarios menores, jornadas más extensas, sin seguridad social y sin conciliación entre vida laboral y familiar.

México continúa ocupando el primer lugar en embarazo adolescente, dentro de los países de la OCDE. De acuerdo con datos del Inegi de 2020, se registraron 8,876 nacimientos; el 66.9% de las madres aquí son menores de 30 años y el 14.2% se encuentran entre los 15 y 19 años.

Los datos de la OIT indican que alrededor del 70% de una muestra mundial representativa de mujeres preferirían tener un trabajo remunerado; sin embargo, en 2018 solo el 45.3% lo tenía.

Dentro de este encuadre, es necesario realizar cambios estructurales para disminuir la brecha de desigualdad y brindar oportunidades para el goce de los derechos humanos; en este contexto, es oportuno recordar que la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó otorgar las licencias de paternidad por tres meses pagados, igual que las de maternidad. Ello para terminar con el estereotipo de la mujer cuidadora, con la discriminación laboral y romper la brecha salarial.

Por ello, reitero que debemos alejarnos de la visión androcentrista; es urgente dejar de ver al trabajo como limitante a la maternidad. Cambiemos. No esperemos que las mujeres trabajen como si no tuvieran hijos o hijas o como si no tuvieran el derecho a embarazarse; ni esperemos que les cuiden como si fueran las únicas responsables de hacerlo y no tuvieran otras tareas que realizar.

 

Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California.

Correo: melbaadriana@hotmail.com

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