Estaba Jaimito en la clase y dijo la profesora:
―Como mañana es el Día de las Madres, tienen que hacer una oración que diga: madre no hay más que una.
Al día siguiente, la profesora preguntó a los niños:
―A ver, Juanito, la poesía…
El niño responde:
―Estaba yo jugando futbol, me caí y mi madre me dio un beso, y yo dije: madre no hay más que una.
―Muy bien Juanito. A ver Carlitos, tu poesía…
―Estaba yo con la bicicleta, me hice una herida y mi madre me curó
y yo dije: madre no hay más que una.
―Muy bien, Carlitos. Ahora tú Pepito…
―Estaba yo con unas amigas de mi madre y me pidieron unas cervezas, fui al refri y grité: “¡Madre, no hay más que una!”
Autor: La mamá de Pepito.
Fumador
―Doctor, puedo dejar el cigarrillo cuando yo lo desee.
―Bueno, entonces, ¡déjalo ya!
―Dije cuando yo quiera, no cuando usted me lo diga.
Autor: Conocida residente de Playas de Tijuana.
Futbolero
La esposa le dice a su marido que se la pasa pegado al televisor viendo el futbol.
―¡Te la has pasado viendo La Champions! ¡No haces más sino hablar de futbol! ¡Me has hecho falta!
―¿Falta? ¿Cuál falta?, ¡si no te he tocado!
Autor: Conocido ingeniero del CETYS.
Salario mínimo
―Una vez conocí a un hombre que vivía con el salario mínimo y tenía de mascota a un unicornio rosado.
―¡No seas mentiroso, nadie vive con el salario mínimo!
Autor: Mejor así lo dejamos.
Fanático
Al ver que el borracho viene en estado lamentable por la calle, el cura le dice en tono caritativo:
―¡Hijo! ¿Por qué bebes tanto? ¿No te gustaría ser cristiano?
―No padre, ¡Me gustaría ser Messi!
Autor: Otro respetable hincha.
Novio reflexivo
Qué disculpa tan idiota es decir “Te mereces alguien mejor que yo”. A ver, ¡si alguien sabe que merezco algo mejor soy yo! ¡Y aun así, voluntariamente estoy dispuesto a conformarme contigo!
Autor: Mejor así lo dejamos.
Doctor, doctor…
―Doctor, doctor, tengo un problema, ¡veo elefantes azules por todas partes!
―¿Ha visto ya a un psicólogo?
―No, ¡solo elefantes azules!
Autor: Un psicólogo.
Juego de palabras
―Eres toda ternera
―Será ternura.
―¡Ponte a dieta por favor!
Autor: Un nutriólogo.
Arreglo floral
―Pero querida esposa, ¡le mandé flores a tu mamá como me pediste!
―¡Sí, pero en una corona!
―¡Ah!, ¡pero le mandé!
Autor: El suegro.
La negociación
Esta mañana, Juanito estaba desayunando con su madre. En eso se enojó y se subió a un árbol. La madre le dijo:
―Baja o llamo a la policía.
―Pues llámala.
Llega la policía y le dice:
―Bájate ya.
Y el chico dijo: “no”.
―Pues llamaremos a los bomberos.
―Pues llámalos.
Llegan los bomberos y le dicen:
―Bájate o llamamos a la Guardia Nacional.
―Pues llámala.
Llega la Guardia Nacional y le dice:
―Bájate o llamamos al cura.
―Pues llámalo.
Llega el cura y hace una cruz con las manos y entonces el chico se baja. Cuando se van todos, la mamá le pregunta:
―¿Por qué te bajaste cuando vino el cura?
El niño agacha la cabeza y responde:
―Porque me dijo que me bajara o cortaba el maldito árbol.
Autor: La mamá de Juanito.
El borracho y el poeta
Cierto día, se encuentran un borracho y un poeta.
―Oiga, iip, oiga, iip señor, dice el borracho.
―Sí, dígame ―dice el poeta.
―Usted, iip, ¿a qué se dedica?
Y el poeta le responde:
―Soy poeta, mi madre era poetiza, y mi padre un escritor.
―¡Oh!, iip, ok. A ver, iip, échese un verso.
―Ok ―dice el poeta― ¿cómo se llama?
―Me llamo… me llamo, iip… Andrés.
―Ok. Andrés, Andrés, tú, cuando caminas por el mar, el agua te llega a los pies.
Y el borracho le dice:
―Eso es muy fácil, piensa que solo usted puede hacer un mugroso poemita, iip…
―A ver, dígame uno Usted ―le dijo el poeta.
―Ok, dígame, ¿cómo se llama?
―Mi nombre es Angulo ―dijo el poeta.
―Angulo, Angulo, usted cuando camina por el mar el agua, le llega a los pies.
Y el poeta advierte:
―Oiga, oiga, pero eso no rima.
Y el borracho le responde:
―Iip, espere que suba la marea.
Autor: Un narrador.