Yo luzco bonito chongo
que porta mi cabellera,
por eso aquí y donde quiera
me lo peino y lo compongo.
Ondea como mi bandera,
al vaivén del aire fresco,
es por eso que lo ofrezco
aquí, allá y donde quiera.
Regalo que a mí me hiciera
la madre naturaleza;
ella, con su gran sapiencia,
lo formó en mi cabellera.
Como un racimo de flores
que nace de mi cabeza,
lo luzco con entereza
para todos mis amores.
Otras veces se desgrana
como una hermosa cascada
que cubre mi espalda quemada
de india pura mexicana.
Es mi sello distintivo
que luciré para siempre
arriba y tras de la frente:
mi chongo, chongo querido.
Quieres probar su sedura,
nomás no te sobrepases
porque el chongo lo deshaces
y acabas con su hermosura.
Cuidemos pues nuestro orgullo,
no vayan a deschongarte
tu marido por mirante
que otro va y jala lo tuyo.
Alberto Torres Barragán.
Tijuana, B.C.