Actualmente hay 84 campamentos de la Guardia Nacional en las zonas conflictivas de la ciudad en la misión anti homicida, la mayoría instalados en escuelas en desuso, centros comunitarios y algunos espacios cedidos por la ciudadanía, pero no son suficientes. Más de 4 mil elementos, entre el Ejército y GN, patrullan la ciudad sin espacios para descansar
Cuatro mil militares duermen en el suelo en los 84 campamentos actualmente instalados en Tijuana, en el operativo anti homicida que inició a mediados de marzo. La alta incidencia de asesinatos provocó el refuerzo de mil efectivos militares que se sumaron a la estrategia diseñada desde agosto de 2021 y se ha aplicado en otras zonas del país, donde se instalan campamentos en espacios cedidos por mutuo acuerdo.
La Guardia Nacional instala campamentos en colonias de alta incidencia homicida para inhibir los asesinatos y prevenirlos mediante filtros y rondines, así confían en que la incidencia disminuya en el balance de marzo y abril.
Pero encontrar espacios para colocar campamentos tiene sus complicaciones. Sobre el incidente en que elementos de la Guardia trataron de acampar en la abandonada Casa Club de Colinas de Agua Caliente el sábado 26 de marzo, el General Saúl Luna Jaimes escribió a ZETA para explicar que los espacios ocupados por personal de seguridad sólo se dan si son de mutuo acuerdo.
“El uso de espacios es en mutuo acuerdo, inclusive se tiene la convicción que si una vez ocupado un espacio, la persona que lo prestó lo requiere, se lo entregamos. Caso que está pasando con algunas escuelas, las cuales se nos están pidiendo en virtud que serán utilizadas. Existen espacios que no hemos aceptado porque no existen las condiciones de habitabilidad, o bien, no es una ubicación adecuada para el beneficio de la seguridad”, escribió a este Semanario el Comandante.
Del incidente, de acuerdo con fuentes militares, se sancionó administrativamente al elemento de la Guardia Nacional que bajó sus maletas en la Casa Club.
Al pasar las vacaciones de Semana Santa, el Ejército debe desocupar 16 escuelas de Tijuana que ahora funcionan como campamentos militares. El reto es encontrar espacios para los nuevos campamentos para los integrantes de la Secretaría de la Defensa Nacional y de Guardia Nacional.
El sacrificio de vivir en edificios y espacios básicos es parte de la misión de los soldados, además de contar con agua y en ocasiones con electricidad. Los militares estarán en Tijuana hasta por dos meses en un operativo con límite reservado, ya que cada efectivo puede ser reemplazado y las tareas de patrullaje seguirán.
En la delegación Sánchez Taboada se instalaron algunos campamentos ante la alta incidencia de violencia, y lo que buscan es ser efectivos en la integración de expedientes para sus procesos judiciales.
“La Sánchez Taboada es una zona bastante crítica y efectivamente estaremos trabajando ahí, no vamos a descuidar las otras siete u ocho delegaciones que tiene esta ciudad”, explicó Homero Edmundo Blanco Lozada, Comandante de la misión anti homicidios en Tijuana, el 17 de marzo.
“El 70% de los delitos, de los homicidios, ocurren en Sánchez Taboada y en La Presa, y esperemos que ahí de desarrollen estas actividades. Esperemos que así sea”, reiteró Roberto Quijano, presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública (CCSP).
Actualmente Tijuana es patrullada por 4 mil militares: 2 mil de la Segunda Zona Militar e igual número de la Guardia Nacional. Cifras estimadas por la Secretaría de la Defensa Nacional consideran mil elementos que arribaron desde mediados de marzo para patrullar sólo la ciudad de Tijuana.
¿DÓNDE LOS VAMOS A INSTALAR?, CUESTIONAN AUTORIDADES
“Lo primero que pienso es, qué bueno que vienen a reforzar la seguridad, y lo siguiente que pienso es, ¿dónde los vamos a instalar?”, planteó Jorge Salazar, secretario de Gobierno del Ayuntamiento de Tijuana.
Las autoridades reconocen estar rebasadas en el tema de seguridad, pero la estrategia de reforzar con mil militares en campamentos, puso en evidencia la carencia de mantenimiento en escuelas y centros comunitarios de Tijuana.
“En la colonia Agraristas, Delegación Cerro Colorado, nosotros llegamos y rehabilitamos una unidad deportiva, centro comunitario y un parque. Los mismos vecinos nos invitaron y nos dijeron que esta área del parque nos gustaría que estuviera la Guardia Nacional. Obviamente que la Guardia Nacional nos pide que tengan servicios, que tengan sus baños, sus regaderas y así estamos trabajando. Tenemos habilitados cerca de 15 centros comunitarios con la Guardia Nacional. Por ejemplo, en Sánchez Taboada está muy grande el edificio y se le dio un espacio a Guardia Nacional”, detalló a ZETA el funcionario municipal.
“En El Tecolote está un centro comunitario en el abandono, es un foco de infección para la colonia. El compromiso por parte de nosotros, es rehabilitarlo para que ahí esté la Guardia Nacional, y a su vez, ese foco de infección acabarlo”, insistió Salazar.
“De su dignidad como personas, de su dignidad como seres humanos por la responsabilidad que tienen de darle seguridad a los bajacalifornianos y a los tijuanenses en particular, hemos escuchado y tenido un par de reuniones con altos mandos del Ejército, han mostrado su preocupación y al sector privado que se les apoye. Ha sido bastante difícil porque Tijuana es difícil y la estadía forma parte de una estrategia probablemente improvisada, un poquito sin planearse”, exhortó Quijano sobre la calidad de los espacios para los campamentos.
Mientras los gobiernos estatal y municipal reconocen que nueve escuelas y quince centros comunitarios fungen como campamentos militares, el Ejército cuenta con un listado de 84. Algunos espacios pueden ser canchas deportivas, casas, bodegas y predios particulares prestados al Ejército Mexicano.
“Hasta dónde la sociedad puede apoyarlos, ¿sí me explico? Recibiéndolos en sus casas, facilitándoles un espacio. Para eso, se necesita una mesa de trabajo y abordarlo de una manera muy seria, formal, de mucho compromiso. En ese sentido, a nosotros como Consejo Ciudadano no se nos ha invitado en ningún momento a estas mesas de trabajo, no se nos ha solicitado participación ni intervención, no se nos ha informado a qué vienen, simplemente los vemos en las calles y eso es terrible, porque algunos, seguramente, tienen una necesidad muy particular por alguna condición física que tengan, a lo mejor alguno tiene presión alta, alguna situación cardiaca, una situación de diabetes o una gripa”, cuestionó el presidente del CCSP.
HACE FALTA PARTICIPACIÓN CIUDADANA
Para mejorar la calidad de vida de los efectivos que viven en los campamentos militares, se requiere de mayor participación ciudadana. Por una parte, propuestas de espacios en los que se puedan instalar con los servicios básicos, y, por otra, la denuncia ciudadana para señalar los puntos de venta de estupefacientes o de pistas para dar con homicidas.
Aunque algunos vecinos de los campamentos están conformes con la llegada y vigilancia de la Guardia Nacional a sus colonias, saben que es un operativo temporal y que los delincuentes podrían tomar represalias.
“¿Qué va a pasar cuando los elementos que están reforzando la seguridad se vayan? Cuando se vaya el Ejército, la Guardia Nacional, porque no van a estar de manera permanente. ¿Están nuestras policías municipales capacitadas? ¿Tienen el número suficiente para mantener esa tranquilidad que vamos a tener? Espero que así sea, aunque la presencia del Ejército y de la Guardia Nacional es disuasiva, es estar en las calles y nada más”, cuestionó Roberto Quijano.
EXTRAÑAN A LOS SUYOS
Fuera de libreta, efectivos de la Guardia Nacional expresaron a ZETA que saben que en promedio estarán dos meses en la misión especial anti homicida. Algunos extrañan sus platillos favoritos, como cocinar chiles rellenos y poder lavar su ropa con mayor facilidad. Pero tienen confianza en que, a finales de mayo: algunos regresarán con los suyos.