El nuevo carril hacia Maneadero se construye sobre una tubería de 30 pulgadas que lleva aguas tratadas a 500 hectáreas de flora y forrajes. De acuerdo con ejidatarios, de tronar la tubería, también lo hará la nueva carretera que por años se pidió
La tan esperada modernización del llamado Tramo de la Muerte, seis kilómetros de la Carretera Transpeninsular entre Chapultepec y Maneadero, no incluyó en su proyecto la reubicación de una tubería que lleva aguas tratadas a 500 hectáreas de flora y forraje del Ejido Nacionalista Sánchez Taboada.
La preocupación de los ejidatarios y sus ingenieros es que si la tubería de 30 pulgadas, instalada en 2003, puesta en marcha en 2014 y actualmente enterrada sobre el carril en construcción, sufre un golpe de ariete y llega a reventar, partirá la carretera ampliada que conduce al sur de la Península.
Desde que los integrantes del Ejido Nacionalista supieron que se ampliaría la carretera, en los últimos meses de 2021, manifestaron a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) que no veían en el proyecto la reubicación de la tubería que conduce unos 500 litros por segundo de agua tratada de la planta El Naranjo, con un costo estimado de 120 millones de pesos.
“A SCT sí los notamos preocupados porque saben lo que puede pasar, es gente que le sabe al tema; a lo mejor los políticos no nos entienden y piensan que es grilla, nosotros estamos viendo lo que puede suceder”, declaró Raymundo Carrillo Huerta, presidente del comisariado ejidal.
Sin embargo, esa preocupación no se ha traducido en proyecto o recursos. De acuerdo con el ingeniero Martín Eduardo Domínguez, encargado del área técnica del Ejido Nacionalista, funcionarios de la SCT que participan en la modernización, les comentaron no tener facultades para modificar el proyecto, en tanto que la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Ensenada (CESPE) no cuenta con recursos para cambiar el trazo de la tubería, como han propuesto los ejidatarios.
Todas las instancias de gobierno, municipal, estatal y Federal, con las que los ejidatarios se han reunido, coinciden en que lo ideal es sacar el tubo de ahí, “el problema es el tiempo que toma el gobierno para destinar recurso, ya que se debe contar con un proyecto ejecutivo, validarlo y entrar a un programa”, dijo el ingeniero Domínguez.
RIESGO LATENTE; BUSCAN RECURSOS PARA REUBICAR
Tanta es la preocupación de los ejidatarios, que se han dado a la tarea de buscar recursos para hacer una derivación del trazo y que la tubería actual quede enterrada bajo el nuevo carril, en sentido de Chapultepec a Maneadero.
En esa búsqueda, han sostenido reuniones con la senadora Nancy Sánchez, quien preside la Comisión de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural, con el alcalde Armando Ayala y un grupo de proyectistas para tratar de bajar los 120 millones de pesos.
En lugar de los 6.5 kilómetros que actualmente se extiende la tubería, los ejidatarios de Maneadero proponen un trazo de 9.5 kilómetros iniciando en la bajada de Chapultepec, entrar por parcelas y vialidades ejidales que no representarían un riesgo para la infraestructura carretera ni de las zonas aledañas.
Según cálculos del comisariado ejidal, la tubería puede aportar hasta 900 litros por segundo operando con presión, cantidad mayor a la que actualmente se trata entre las seis plantas de Ensenada.
Pero como la reubicación no está contemplada, “ahí quedó sepultada la tubería y el riesgo que hay es que taparon las válvulas de aire sigue funcionando, pero no quiere decir que no pueda ocasionar un problema de un golpe de ariete”, comentó Carrillo Huerta.
Para ejemplificar, citó que durante 2021 se tuvieron que hacer cuatro reparaciones en la tubería, en la zona del Bulevar de Maneadero y la parte Sur, precisamente por problemas de aire.
“Imagínate que la CESPE tarde un mes en reparar una ruptura en la tubería, ninguna siembra te aguanta un mes sin agua, a lo sumo tres o cuatro días”, recalcó el comisariado ejidal.
Por su parte, el ingeniero Domínguez recordó que en 2020 se hicieron cinco reparaciones al tramo de tubería, en la parte del poblado donde el tubo está enterrado, entre 2.15 y 2.50 metros; de igual manera, el problema fue el aire.
“En el Tramo de la Muerte, que es de arena y el tubo está a cinco o seis metros de profundidad, vamos a tener que abrir como 10 metros o utilizar tablestacado para mantener los taludes, pero a final de cuentas el daño al desplante de la carretera ya estará hecho”, estimó.
“En cualquier momento puede suceder, a lo mejor no, pero por qué tentar a la suerte y esperar que suceda; nunca nos hemos opuesto a la obra, tenemos más de veinte años pidiendo la modernización del tramo, lo que menos queremos es que se suspenda. Lo que no entendemos, es por qué una obra tan importante tiene que estar sujeta a tanto riesgo”, insistió.
PUENTE CERO Y ELEVACIÓN DE LA CARRETERA
En el mismo proyecto de modernización del Tramo de la Muerte figura lo que han llamado Puente Cero, con un costo de 60 millones de pesos, es decir, la mitad de lo que costaría reubicar la tubería de aguas tratadas.
En ese punto no hay arroyo y a los lados colinda con parcelas, por lo cual “es mejor moverlo a la zona de la empresa ICU Medical, donde trabajan unas 10 mil personas, o construir un paso a desnivel en ese mismo semáforo”, propusieron los ejidatarios respecto al puente.
“Primero debes terminar la revisión y luego arrancas la obra, está plagada de observaciones, que sin ser ingeniero te das cuenta; es desesperante cuando llegas y ves que lo que no tienen es visión”, sentenció Raymundo Carrillo.
Otra inquietud es la elevación de la carretera rodeada de parcelas con actividad económica. En algunos tramos de la modernización se eleva hasta 1.20 metros, pero en la zona de la colonia Hogares del Puerto, la carretera quedó casi al nivel de los techos de las casas, constató el ingeniero Domínguez.
Al respecto, Carrillo Huerta relató que, en una reunión entre ejidatarios y personal de la SCT en el salón ejidal, otro ingeniero les señaló que para lo único que servía ese puente, “era para inflar el costo de la obra”.
REÚSO DE AGUAS DIO VIDA AL CAMPO
En 2003, Gobierno del Estado invirtió alrededor de 85 millones de pesos para derivar el agua tratada desde El Naranjo hasta la parcela de Manuel Mercado. En 2014, con otra inversión de aproximadamente 18 millones de pesos, el Ejido Nacionalista Sánchez Taboada inició con el uso de agua tratada en sus campos, una demanda de muchos años por estar en zona desértica, por tener un acuífero sobreexplotado y la extracción de 300 litros por segundo hacia la ciudad.
El proyecto inició como un plan piloto para el riego de 20 hectáreas, que en un principio se utilizarían para hortalizas, pero se terminó usando en flora y forraje.
Ahora, con 500 hectáreas recibiendo las aguas tratadas, se han generado 4 mil empleos directos y los pozos salobres se han ido recuperando hasta en un 50%. Por ejemplo, antes del primer año de uso se analizaron los pozos y se notó que si tenían 5 mil partes por millón de sal, ya estaban entre 2 mil y 2 mil 500 partes.
Alejandro Guzmán, gerente operativo del Comité Técnico de Aguas Subterráneas y apoyo técnico del Ejido Nacionalista, opinó que la recarga siempre será mejor que desalinizar, “quiero pensar que ya se dieron cuenta que sale bastante caro tratar el agua de mar”.
Con estos antecedentes, una ruptura de la línea será catastrófica para el Ejido. “Si truena esa tubería, así, literal, se pierden todos los empleos y toda la siembra, estamos hablando de varios millones de pesos, por qué no, de dólares”, alertó Raymundo Carrillo, quien preside el comisariado ejidal.
Con el propósito de conocer gestiones, propuestas, peticiones y/o posturas sobre el tema, ZETA solicitó entrevistas con personal de la SCT Baja California, Secretaría del Campo y Seguridad Alimentaria, y Secretaría para el Manejo, Saneamiento y Protección del Agua, sin que hasta el jueves 21 de abril, cierre de esta edición, hubiera respuesta.
SEGUNDA ETAPA EN CURSO
El alcalde ensenadense Armando Ayala Robles, informó que ya se encuentra en marcha la segunda etapa de la obra de modernización del Tramo de la Muerte Chapultepec-Maneadero, que consiste en la demolición y ampliación del Puente San Carlos y el conocido como Puente Cero.
La licitación de la segunda etapa fue ganada por dos empresas, y el contrato tiene como plazo el mes de noviembre.
Ayala recordó que en la primera etapa se invirtieron 134 millones de pesos y se prevé una inversión total de 450 millones para la modernización de seis kilómetros de vialidad, siendo una de las obras estratégicas más importantes de los últimos años. Los trabajos de demolición y ampliación de los puentes se ejecutarán una vez que concluya el periodo de asueto escolar que coincide con Semana Santa.
Por su parte, Jaime Figueroa Tentori, director de Infraestructura Municipal, expuso que la segunda etapa consistirá en la construcción del Puente Kilómetro 17+790 San Carlos y Puente Kilómetro 108+066 Sin Nombre.
Detalló que ya se realizan trabajos preliminares como despalme de terreno y construcción de vías alternas, por las que se desviará el tránsito vehicular una vez que los puentes sean demolidos.
Para concluir, Figueroa reiteró que próximamente se darán a conocer las vías alternas que afectarían lo menos posible a las y los automovilistas, por lo que seguirán trabajando de manera conjunta con SCT.