“No corresponde a los socialistas ayudar a un bandido a desvalijar a otro bandido. Lo que deben hacer los socialistas es aprovechar la guerra que se hacen los bandidos para derrocar a todos ellos”.
-V. I. Lenin. El Socialismo y la Guerra. 1915.
La gran mayoría de los regímenes “socialistas” de América Latina han dejado a Rusia en la estacada.
Tiemblan de miedo tomar el ejemplo de Venezuela y Nicaragua, que abiertamente apoyaron al imperialismo neozarista de Vladimir Putin, y provocar la ira de los chacales de Wall Street.
La mayoría de los gobiernos “socialistas” de América Latina han condenado la invasión del imperialismo ruso a Ucrania con mesura. En un tono bajo y franciscano. Sin embargo, tal “mesura” no es más que un respaldo, sotto voce, a Washington. A buen entendedor, pocas palabras.
Quien condene la invasión rusa a Ucrania, ya sea en un tono violento o mesurado, deja ver que no es más que un mastín del imperialismo norteamericano.
Quienes hablan de “soberanía”, de “independencia” conculcadas, no son más que unos grandísimos hipócritas. Ningún país, en la fase superior del capitalismo, es decir, en el imperialismo, es libre e independiente. Solamente hay un puñado de superpotencias que dominan el mundo entero. Países enteros son propiedad de una o dos superpotencias.
Ucrania no es una república libre y soberana, sino que es un enclave de Estados Unidos (EE.UU.) y de la Unión Europea (UE). El régimen ucraniano que encabeza el fascista, Volodimir Zelensky, es un régimen anticomunista, un títere de Washington.
Sin embargo, conforme se recrudezca el conflicto, esos regímenes latinoamericanos del “Socialistas del Siglo XXI” acatarán las ordenes de Washington y abandonarán su fingida cautela y neutralidad, y se manifestarán, sin morderse la lengua, contra los invasores rusos.
Tal y como recientemente ha sucedido con el régimen “humanista” y “amoroso” de López Obrador, que primero habló de conciliación y de paz, y hoy, abiertamente y de manera furibunda, condena la invasión a Ucrania. Órdenes son órdenes. Órdenes de sus amos de la Casa Blanca. Preguntamos: ¿dónde quedo esa independencia y soberanía de la que tanto alardea AMLO? ¿No ha sido tal viraje una muestra inequívoca de que AMLO es un servil lacayo de imperialismo norteamericano?
La naturaleza de los regímenes coloniales vasallos es mantener las dos velas prendidas. Hasta donde sea posible y la situación imperante se los permita, por si alguna de las velas se les apaga.
Solamente Venezuela de Nicolás Maduro y Nicaragua de Daniel Ortega han apoyado con firmeza a los neozarista. Cuba (Miguel Díaz Canel) lo ha hecho de manera “juiciosa”, con “prudencia”. Clara muestra de que no quiere encender la ira de los chacales de la Casa Blanca. Señal del lodazal reaccionario en que se bate la dirigencia cubana.
Ahí tenemos a esos regímenes “socialistas” que como vulgares gánsteres traicionan a sus cofrades.
Las guerras imperialistas son guerras anexionistas, de pillaje. La defensa de la “soberanía, de la “libertad”, de la “democracia” y la “independencia”, etc., etc. son el biombo tras el cual los ladrones esconden sus ruines pretensiones.
Escuchemos lo que manifestaba el gran Lenin sobre la guerra imperialista de rapiña: “Anexionar tierras y sojuzgar naciones extranjeras, arruinar a la nación competidora, saquear sus riquezas, desviar la atención de las masas trabajadoras de las crisis políticas internas, desunir y embaucar a los obreros con la propaganda nacionalista y exterminar su vanguardia, a fin de debilitar el movimiento revolucionario del proletariado: he ahí el único contenido real, el significado y el sentido de la guerra”. V. I. Lenin. La guerra y la socialdemocracia (comunistas). 1914
Derrocar al actual régimen ucraniano, títere de EE.UU. y de la Unión Europea (UE), y entronizar a un fantoche ucraniano manejado por Rusia: ésa es la verdadera intención de la invasión de los neozaristas rusos.
Los imperialistas son los peores y más grandes enemigos de la libertad y de la independencia de las naciones. Los más crueles explotadores de la clase obrera.
Ahí tenemos a esos regímenes “Socialistas de Siglo XXI” que callan ante el alevoso crimen perpetrado contra el pueblo y el proletariado ucraniano. “Socialistas” que se ponen a defender -unos pocos- al criminal imperialismo ruso y la mayoría al régimen burgués colonial ucraniano, sostenido por los nazifascistas norteamericanos.
¿Qué hacer? Los comunistas ucranianos, por pocos que fuesen, por el momento, deben de organizar al proletariado y a las masas ucranianas para levantarse airados contra los ocupantes rusos y contra el reaccionario régimen de Kiev.
Para los verdaderos marxista-leninistas está claro como la luz del mediodía que tanto el imperialismo ruso como el norteamericano son unos verdaderos criminales. A los cuales los auténticos marxista-leninistas y el proletariado revolucionario del mundo deben de combatir con tesón y ánimo.
Nosotros alentaremos la lucha de liberación nacional del pueblo y del proletariado ucraniano. Y fustigaremos con energía a las dos superpotencias rapaces y a sus lacayos.
Si los comunistas ucranianos se unen a su pueblo, como la carne al hueso. Y si luchan con fervor, serán invencibles. Podrán sacar a patadas a rusos y a norteamericanos. Y a cuanto fantoche traten de imponerles las superpotencias.
No nos cabe la menor duda que a mediano o a largo plazo los ocupantes rusos serán obligados a salir de Ucrania. Tal y como el heroico pueblo de Vietnam sacó a balazos a los ocupantes nazifascistas norteamericanos.
Atentamente,
Javier Antuna.
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