Muchas personas desconocen lo que hoy se tiene. La base fue el pasado.
Tiene que haber existido el pasado para hoy vivir en el presente; depende de cómo se vivió el pasado es como en la actualidad se cuenta con hechos y circunstancias, que se forjaron y dieron nacimiento y llanto en otra época.
Son dos eras que van de la mano para tener un presente. Maduran los tiempos; el interesado que conoce y sabe del poder del pasado, en el presente no echa de menos al pasado ni lo aborrece. Ni como dice José José, ya lo pasado, pasado. ¡No! El pasado aún vale, pues es la semilla, el embrión, la fecundación del tiempo para dar como premio el ahora provechoso.
No se avergüenza. Este día es gracias al pasado. Si no supo construir un presente propio con el tiempo que tuvo y que el poder del pasado le otorgó, quizá no pensó a futuro, a largo plazo, no planteó sueños para sobresalir y tal vez por eso hoy se arrepienta.
El tiempo es sabio y la mente también, pero hay que saber no nomás por saberlo, sino que hay más que solo una vida por delante. Puede haber cárcel, enfermedad terminal, vida deshonesta, ansiedad, sed de poder… y truncarse. Por eso el pasado es una enciclopedia mental con escritos y hechos que pueden dar como fin una actualidad provechosa; un ahora con luz, vitalidad. Haber sabido vivir.
Recalco: el poder del pasado sí vale, aunque muchos digan lo contrario.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.