A través de la presente colaboración, quiero llamar la atención hacia una oportunidad extraordinaria que se presenta en esta coyuntura histórica en la cual nos encontramos en nuestro país, como consecuencia de dos momentos que deben de ser trascendentales. Por una parte, está el hecho de que en fechas recientes, se llevaron a cabo importantes relevos constitucionales en diversas entidades federativas y en múltiples municipios, tras de lo cual se realizaron convocatorias para que la población opinara en torno a los planes de desarrollo estatales y municipales. Amén de que está en marcha el nacional.
Como es de conocimiento público, la importancia del plan de desarrollo de cualquier orden de gobierno estriba en que idóneamente debió haber identificado los principales problemas que aquejan a la sociedad, tras de lo cual debieron haberse propuesto soluciones a los mismos; marcando políticas públicas que se diseñan y establecen con la intención de implementar acciones orientadas a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, incluyendo por supuesto una labor más eficiente y eficaz por parte del gobierno.
El otro gran momento que debe de ser un parteaguas en la historia de la humanidad y en consecuencia de nuestra nación, es que se vislumbra por fin la evolución de la pandemia por COVID-19, convirtiéndose en una enfermedad endémica, lo que paulatinamente estará permitiendo a los ciudadanos y a las instituciones reintegrarse de lleno a sus actividades cotidianas.
Sin embargo, el regreso a la normalidad en nuestro país no será sin un grave saldo rojo, puesto que hemos sufrido la pérdida de más de trescientas mil vidas como trágica consecuencia de la pandemia; además de enfrentar nefarias repercusiones económicas y de otra índole, como el rezago educativo que la emergencia sanitaria arrojó.
Es importante mencionar que la pandemia no ha sido el único mal que hemos enfrentado los mexicanos, sino que otro grave padecimiento que nos aqueja en forma atávica es la apatía ciudadana y la falta de prácticas de gobierno abierto.
Por todo lo anterior, la captura de la información contenida en los planes de desarrollo y su tránsito hacia acciones de gobierno abierto coadyuvaría en gran medida a hacer tangibles los anhelos ciudadanos (y podría recobrarse en gran parte la confianza de la población).
Ya se ha realizado un titánico esfuerzo para captar las inquietudes ciudadanas, lo cual sería lastimoso que no se capitalizara adecuadamente. Ya están en los procesos descritos depositadas las esperanzas de la población para que se solucionen muchos de sus principales problemas. Sería triste que no se aprovechara el trabajo realizado, el costo económico y las horas hombre dedicadas al mismo. A la vez, sería deplorable no aprovechar con gran asertividad el deseo que todos tenemos para que se agilice el regreso a la normalidad.
A muchas de las personas que hemos participado en organismos de la sociedad civil y en diversas instituciones públicas y privadas nos consta el enorme esfuerzo que representa realizar la convocatoria a la ciudadanía para que participe en las consultas, trayendo en ocasiones desilusiones para muchos de los organizadores o de los convocados; pero siempre hay también un importante número de personas que siguen creyendo en la posibilidad de que el esmero puesto por unos y otros se puede traducir en un mejor gobierno.
También sabemos que el éxito no se consigue solo con los primeros esfuerzos, sino con el debido seguimiento.
Todo es cuestión de que se cumplan los planes de desarrollo.
Alberto Sandoval ha sido educador de adultos, profesor de bachillerato, catedrático universitario, conferencista, deportista, servidor público y activista ciudadano.
Correo: AlbertoSandoval@AlianzaCivil.Org Internet: http://albsandoval.blogspot.com/
Facebook: Alberto Sandoval. Twitter: @AlSandoval