“No hay camino para la paz, la paz es el camino”
-Mahatma Gandhi.
El 21 de diciembre de 2020, la Asamblea General de la Naciones Unidas (ONU) mediante la resolución 75/200 proclamó el 4 de febrero como el “Día Internacional de la Fraternidad Humana”, tomando como antecedentes la resolución 36/55 del 25 de noviembre de 1981, en la que se proclamó la Declaración sobre la Eliminación de Todas las Formas de Intolerancia y Discriminación Fundadas en la Religión o las Convicciones; y la resolución 72/130 del 8 de diciembre de 2017, en la que declaró el 16 de mayo Día Internacional de la Convivencia en Paz.
Asimismo, se tomó como uno de los fundamentos más inspiradores la reunión entre el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyib del 4 de febrero de 2019, que fijó la firma de la declaración de “La fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común”, en el cual se concluye que:
“[la] Declaración sea una invitación a la reconciliación y a la fraternidad entre todos los creyentes, incluso entre creyentes y no creyentes, y entre todas las personas de buena voluntad; sea un llamamiento a toda conciencia viva que repudia la violencia aberrante y el extremismo ciego; llamamiento a quien ama los valores de la tolerancia y la fraternidad, promovidos y alentados por las religiones; sea un testimonio de la grandeza de la fe en Dios que une los corazones divididos y eleva el espíritu humano; sea un símbolo del abrazo entre Oriente y Occidente, entre el Norte y el Sur y entre todos los que creen que Dios nos ha creado para conocernos, para cooperar entre nosotros y para vivir como hermanos que se aman”.
En este día internacional la ONU invita a que se promueva la cultura de paz, la tolerancia, la inclusión, la comprensión y la solidaridad para ayudar a hacer realidad la paz y el desarrollo sostenible.
La paz no es solo ausencia de conflictos armados, es un concepto que contempla los derechos a: la seguridad, al desarrollo, a un medio ambiente sostenible, a la desobediencia civil, a la objeción de conciencia, a exigir un desarme general, a las libertades de pensamiento, opinión, expresión, conciencia y religión, al refugio, a migrar, a participar en los asuntos públicos, a la justicia, a la verdad y a la reparación efectiva que asiste a las víctimas de violaciones de los derechos humanos.
La paz podemos verla como un derecho humano del que todas y todos merecemos: a una paz justa, sostenible y duradera, así como una aspiración universal fundada en una idea común a la no violencia y la justicia. Es una construcción cotidiana que constituye un valor, un principio y un objetivo en la mente y en el corazón de todos los seres humanos.
Así, es de suma importancia que conmemoremos este día para promover un entorno que propicie la paz y la comprensión mutua; en conjunto necesitamos amarnos y apoyarnos los unos a los otros para vivir en paz y armonía en crear un mundo sostenible.
Sumémonos a esta cultura de fraternidad y paz, porque juntas y juntos construiremos un mundo más tolerante donde erradiquemos la violencia, la discriminación y los discursos de odio que tanto dañan a nuestra sociedad. Unidas y unidos impulsaremos los cambios estructurales para generar el desarrollo sostenible y la cultura de paz.
Llamo a ser fraternos y fraternas; de mostrar fraternidad nace el amor por la humanidad. Hay que reconocer que somos una misma familia, la gran familia humana.
Una vez defensora, siempre defensora de derechos humanos.
Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California.
Correo: melbaadriana@hotmail.com