Especialistas del sector de la construcción prevén que, durante el primer semestre de 2022, el costo de las viviendas en México siga encareciéndose a consecuencia de los problemas de logística de mercancías a nivel mundial por la pandemia de COVID-19 y al aumento de las materias primas para la construcción.
Al cierre de septiembre pasado, el costo de la vivienda en México ya había aumentado 7.6 por ciento respecto a 2020, y según datos de la Sociedad Hipotecaria Federal, en Tijuana el incremento reportado era de 10.3%.
Vivienderas como Vinte, Ara y Javer reportaban un alza promedio de 10% en los primeros nueve meses de 2021. En ese lapso, el precio promedio de las viviendas en el país fue de un millón 350 mil pesos, en tanto, el precio mediano fue de 783 mil pesos.
Durante este año que concluye, el precio del acero ha incrementado hasta 40% y el cemento 15%, por lo que se prevé que en los primeros meses de 2022 incremente el costo final de las viviendas, afectando la edificación de vivienda nueva económica.
En declaraciones a la prensa nacional, el director ejecutivo de Consorcio Ara, Germán Ahumada Russek, señaló que la desarrolladora planea construir más de 9 mil unidades el próximo año, pero a consecuencia de la inflación, la vivienda de interés social o económica será la que más sufra.
“Desgraciadamente con esta inflación, la vivienda de interés social prácticamente no se puede hacer, porque nosotros oímos que la inflación en este año va a superar inclusive el 7 por ciento, pero hablando de los materiales de construcción, el incremento de la inflación va a ser del orden del 18 y pico por ciento, y sigue creciendo”, advirtió.
Cabe señalar que la población que muestra mayor interés por comprar una vivienda corresponde a trabajadores afiliados al Infonavit, con ingresos de entre dos y tres salarios mínimos, es decir, quienes perciben de 8 mil 621 a 12 mil 930 pesos, para los que las desarrolladoras no estarían construyendo una vivienda debido a la inflación.
En tanto, el presidente nacional de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Francisco Solares Alemán, ha referido que la escasez de acero se debe a una menor producción de China y al problema de semi conductores que aqueja al mundo.
Por otro lado, un estudio de Lamundi pronosticó que será hasta 2023 cuando el mercado inmobiliario se estabilice tras la sacudida de la enfermedad COVID-19, aunque sí se observa que la demanda de espacios ha ido en recuperación.