“Las acciones hablan más que las palabras, pero no tan a menudo”. – Mark Twain
Como lo hace ZETA desde hace 35 años, esta edición, la última del año 2021, se dedica a reconocer a las y los bajacalifornianos mexicanos -sea de nacimiento o por querencia- que han decidido hacer que su vida tenga un impacto más allá del ámbito personal.
Es la forma en que este Semanario agradece a esos hombres y mujeres de esfuerzo, con un alto sentido de responsabilidad social, sin miedo a los riesgos, dispuestos a nuevos retos, cuyos talentos, habilidades y acciones, generan reconocimiento para Baja California y tienen una marca positiva en Baja California.
Todos son personajes resilientes, consistentes, que se desarrollan en el ámbito social, económico, profesional, científico y cultural, cuyas misiones y trabajos abonan para que la comunidad tenga acceso a una mejor calidad de vida.
Para elegirlos, reporteros y editores de ZETA buscan a personas auténticas, de compromiso, con pasión por lo que hacen, cuya empatía, capacidad de escuchar y respeto por los demás, los hace sujetos de confianza, capaces de inspirar.
Informados y formados -sea en la academia o en la vida- en el tema que los motiva, preocupados y ocupados en ser multiplicadores de esfuerzos.
Los últimos dos años, los efectos devastadores del coronavirus han hecho que los esfuerzos de estas personas, que siempre dan un paso al frente, sean más destacables.
En medio de una crisis humanitaria, con miles de desplazados por la violencia y el hambre en sus países y pueblos, en un entorno donde el desconocimiento y el miedo fomentan la xenofobia y la violencia, ZETA reconoce al pastor Gustavo Banda Aceves como Personaje del Año 2021, por hacer de la atención a los migrantes, su misión de vida.
Este licenciado en Administración, que asesora a investigadores de Economía y Migración en El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), lleva más de 13 años trabajando con los más necesitados. Ha construido un albergue para los migrantes con sus manos, les brinda asesoría jurídica y trabaja en la edificación de una escuela, talleres y un hospital.
Inspirado en su Dios, su trabajo ha alcanzado a cientos de haitianos, africanos, musulmanes, centroamericanos, brasileños, rusos, ucranianos, cubanos, venezolanos y mexicanos, con el apoyo de decenas de organizaciones civiles.
Para fortuna de los bajacalifornianos, el pastor Banda no está solo, él forma parte de una comunidad de “egregios esteparios”, esos personajes destacados que representan la identidad de un Estado, aquellos que el maestro, poeta, escritor y promotor cultural Rubén Vizcaíno Valencia (1919-2004) se esforzó por destacar desde 1990, para dar ejemplo de lo que significa el carácter de los californios.
Ciudadanos notables porque encontraron una causa y decidieron inyectar su energía, pasión, sudor, tiempo, dinero y esfuerzo. Y en las páginas de esta edición, estimado Lector, encontrará las historias de estos ciudadanos con valor, lo que piensan, lo que aman, lo que desean y que los motiva a conseguirlo.
Encontrarán frases que permitirán entender un poco sus luchas:
“Me apasiona lo que hago, con tal de que las personas estuvieran informadas, me metí en lugares que la verdad no sabía, hasta que llegaba a casa me daba cuenta del peligro al que me exponía”, expuso una doctora.
“La lucha contra el cáncer es la competencia más feroz que tengo (…) La educación, la filantropía, empiezan en casa, para que tú des el ejemplo a tus hijos de que sí se puede ayudar, que sí tienes tiempo para ayudar”, porque es “una falsa impresión pensar que la filantropía viene solamente de dinero”, manifestó un empresario.
“Hay mujeres en diferentes contextos y de ahí deben nacer las políticas públicas”, argumentó una feminista metida a legisladora.
“Traten de encontrar lo que les gusta, lo que les apasiona, si uno encuentra pasión, encuentra felicidad”, aconsejó una oceanóloga.
“(Hay)… pacientes foráneos de San Quintín, Ensenada, Mexicali, con muchas necesidades, y tenemos que apoyarlos, tenderles la mano”, pidió un médico activista.
Entonces, sirva la presente edición de ZETA para reconocer el trabajo y pasión de cada uno de estos personajes, y en lo posible, inspirar para que cada vez más ciudadanos comprometidos identifiquen esa causa y ese sueño que les permitirá contribuir a construir una mejor sociedad y un mejor Estado.