Parlamento
Para Ángel Norzagaray, “in memoriam”
Leo con gusto el artículo de Jesús Silva Herzog en Reforma, en donde cuestiona la presuntamente infalible aplanadora de López Obrador. Destaca este autor, las distintas áreas y los distintos puntos de resistencia a las decisiones aplastantes del Presidente, no solo por los efectos que busca o que logra, sino por la supuesta popularidad que las mueve. La palanca de apoyo, consistente en una parte de la población (totalmente acrítica de López Obrador), nos dice Jesús, ya no le está funcionando tanto. Encuentra resistencias.
Sin embargo, no concuerdo en la conclusión del artículo, cuando afirma que hay una “ausencia de oposición en México”. Silva cuestiona lo que denomina la ineficacia de “las oposiciones”. Me preocupa esa línea, ese mensaje, porque insospechadamente, implica un apoyo no deseado a la noción de la aplanadora que todo lo puede. En ese error han caído también, otros periodistas y opinólogos como Joaquín López-Dóriga, Leo Zuckerman o Carlos Loret de Mola, generalizando peligrosamente, la idea de “que no hay oposición”, no obstante la actividad opositora, si bien aun no suficientemente articulada, pero que ya conforma una oposición viva, activa y creciente. Paso a explicarme.
La gran patraña en que se apoya el liderazgo y popularidad de Andrés Manuel López Obrador, radica precisamente en ese presunto apoyo, a decir y parecer de algunos, casi generalizado. Esa idea mil veces repetida, se fortalece cada que le agregan que “además, sin “oposición”. En mi opinión, desde su mismísimo triunfo electoral en 2018, estuvo muy claro que muchísimos mexicanos no están de acuerdo, la mayoría, incluyendo los refugiados en la abstención, demuestran una forma de rechazo al populista, al dictadorzuelo, mismo rechazo que tiene todas las formas de oposición.
Mas claro aún, resulta que la etiqueta o franquicia del Presidente denominada Morena, tuvo un relevante descalabro en la elección intermedia particularmente en la Cámara de Diputados. Ese pueblo que tres años antes votó por Morena, le redujo su apoyo para dejarlos un tanto más menguados. Su partido hoy tiene solamente 200 curules de 500 y, aunque logre una forzada mayoría a partir de alianzas inconfesables, mediante acuerdos cada vez más corruptos y desfachatados con el PT, el Partido Verde y uno que otro traidor tránsfuga de otros partidos, lo cierto es que Morena y el Presidente van de bajada. Hoy por hoy la mayoría de los mexicanos, rechazan al régimen que se empeña en seguirse imponiendo como si realmente gozara de la simpatía de mayorías reales.
Siguiendo con el artículo de Silva Herzog, creo que debemos rechazar toda forma de derrotismo o asunción de que no existe la oposición. Desde luego que la hay mala, la hay deficiente y la hay hasta boba y ridícula. Para decir esto último simplemente basta ver el numerito estúpido que armaron sin ninguna necesidad, Marco Cortés y Santiago Creel. Ir a ofertar un diálogo sin la regla de oro de imponer condiciones mínimas como lo hubieran sido exigir el cese total de las agresiones verbales del Presidente en sus mañaneras a todo lo que significa oposición (a esta altura el lector entenderá que cuando hablo de oposición no me refiero solamente a los partidos políticos), así como exigir la suspensión de los actos más agravantes que simbolizan esta transformación de democracia hacia una dictadura, los hace ver sospechosamente inocentes, aunque cada vez huele peor el repentino “colaboracionismo”. Acaso son estas acciones de ciertos líderes de partidos políticos, las que explican la idea de la “falta de oposición”. Pero ello no puede eclipsar la acción eficiente, sincera y valiente del resto de las personas que todos los días ejercemos la oposicon de manera abierta, eficaz y contundente, como lo hacía todos los días el finado Ángel Norzagaray.
Reivindico la existencia de una oposición, precisamente en lo que Silva Herzog denomina las resistencias a la aplanadora. La comunidad cultural e intelectual, casi toda, hoy escribe y se enfrenta a Andrés Manuel López Obrador para salvar los espacios del pensamiento, la crítica y la creación. Las acciones de oposición de empresarios tan valientes como Claudio X. González, Gustavo de Hoyos y otros muchos que localmente están dando la pelea en cada Municipio o Estado donde las políticas nacionales o locales de Morena, no hacen más que ahuyentar la inversión y lastimar a los creadores de empleo, no pueden desestimarse. También me refiero a estudiantes, articulistas, abogados, doctores, ingenieros y todo tipo de profesionistas, al igual que maestros, organismos intermedios y no se diga periodistas que, junto con algunos, yo diría muchísimos liderazgos políticos formales e informales dentro de los partidos políticos, hemos sido la causa y el vehículo de esperanza para que hoy por hoy, más de la mitad de la población esté claramente en desacuerdo con López Obrador y gobiernos locales de Morena.
Por ejemplo, en Baja California el nuevo líder del PAN se ha conducido como debe ser un líder de partido de oposición: exigiendo, denunciando y contra proponiendo, muy en contraste con el inefable Marco Cortés. Adicionalmente, cada vez queda más claro que el segmento poblacional que lo hizo ganar en 2018, está rechazando y públicamente incluso, reconociendo su error de haber apoyado a AMLO.
Es lo anterior lo que me mueve a decir que sí hay oposición. Que los partidos tengamos fallas o que algunos de nuestros líderes, por intereses inconfesables, por torpeza o por franca corrupción, cometan errores de presencia o ausencia, de acción u omisión, no significa que el resto de los militantes, el resto de los liderazgos, de organismos de la sociedad civil, los que escribimos y litigamos todos los días contra este régimen, no estuviéramos haciendo nada como para espetar que “no hay oposición”. Al contrario, estamos formando una capa opositora como debe ser: ciudadana y plural.
El Partido Acción Nacional, en sus orígenes, fue fundado por ciudadanos comunes y corrientes, por más que se le quiera vincular cómodamente con causas de la Gran Empresa o la Iglesia. Fueron abogados, médicos, ingenieros, pero también pequeños propietarios y pequeños empresarios los que concurrieron a aquel llamado. Gómez Morín jamás planteó un partido enorme en donde todos sus seguidores y simpatizantes, fueran activistas o miembros formales de aquel naciente partido. Don Manuel convocó al PAN a ser escuela de ciudadanos. Por tanto, pretender que toda la oposición esté en los partidos políticos es un error de discurso y de mensaje.
Hay decir que sí hay oposición y las oposiciones estamos en marcha, a pesar de algunos líderes que le hacen el caldo gordo al dictador de Macuspana.
El autor es maestro en Derecho y fue diputado federal de la LVII Legislatura (1997-2000), ex cónsul general de México en Estados Unidos, subsecretario de Gobernación y ex magistrado del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
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