En 2017, Gabriel perdió a su madre, tres años después a su padre, privados de su libertad. Hoy sigue en la búsqueda, inspirando a otros familiares a continuar de pie ante la desaparición de sus seres queridos. Por su esfuerzo, ejemplo, empeño y logros, es el Personaje del Año de ZETA, edición Baja California Sur
Enrique Álvarez Manríquez, de 23 años, sufrió la desaparición forzada de sus padres. Su primera pérdida fue el 12 de julio de 2017, cuando su madre, Elvira Yolanda Manríquez Pérez, fue secuestrada y ya no supo más de ella. Tres años después, el 30 de julio de 2020, su padre, Felipe de Jesús Álvarez García, corrió con la misma suerte.
Tanto dolor en su familia los hundió en depresión, sin embargo, Gabriel no se detuvo y mucho menos ha perdido la esperanza de un día reencontrarse con sus padres. Sin embargo, desde la desaparición de su madre, Gabriel y sus familiares fundaron el Colectivo Búsqueda X La Paz, con el que poco a poco han ido luchando “hasta encontrarlos”.
“Todo empezó con la desaparición de mi mamá, fue una desaparición forzada, pusimos la denuncia en la procuraduría, al momento de ver que no había avances, no hacían nada, hubo un momento que nos dijeron: ‘Es que nosotros no buscamos, sólo investigamos’. Ahí fue donde dijimos vamos a buscar, y empezamos la familia a buscar, en los montes, en los arroyos, brechas, donde pudiera ser un lugar, algún indicio para localizar a mi mamá”, recordó el coordinador de búsquedas de Colectivo Búsqueda X La Paz.
El esfuerzo familiar inspiró a más familias afectadas que no habían denunciado el agravio por temor a los agresores de sus desaparecidos y a las autoridades.
Gabriel y su familia llenaron de valor a muchos afectados para reportar el delito a las autoridades, prueba de ello es que rápidamente creció la cifra de denuncias por desaparición, de tal suerte que, a diciembre de 2021, el Colectivo cuenta con 450 personas registradas como desaparecidas con carpeta de investigación, 85 sólo en el año por terminar.
“Una vez grabamos un video para redes sociales y se hizo viral, muchas personas se acercaron a nosotros, diciéndonos que querían participar, porque tienen un familiar desaparecido. Empezaron a haber muchos datos de familiares desaparecidos, familias en la misma situación, se empezaron a unir las familias y, al ser muchos, dijimos hay que hacer un grupo de búsqueda”, relató Álvarez.
Actualmente nueve colectivos de búsqueda participan para encontrar a los desaparecidos que el gobierno no busca, “iniciamos con las palabritas de la procuraduría: Nosotros no buscamos, nosotros investigamos”, externó.
DESAMPARADOS POR LAS AUTORIDADES
Desafortunadamente, los familiares de desaparecidos no sólo deben soportar el dolor de no encontrar a su hijo, padre o madre y hermano, también la indiferencia de las autoridades, al no brindarles información y ni siquiera levantar por completo los cuerpos localizados con el esfuerzo de sus familias.
Gabriel explicó a ZETA que en los primeros resultados positivos de las búsquedas, dejaban todo el trabajo a las autoridades capacitadas, sin embargo, al regresar al sitio a buscar más entierros clandestinos, se toparon con restos humanos abandonados en la misma fosa y de una persona ya en el Servicio Médico Forense (Semefo).
“Anteriormente, en los primeros hallazgos solamente llamábamos al Semefo y a las autoridades, y hacían el levantamiento. Nosotros confiamos en ellos, pero volvíamos a la zona a buscar y la sorpresa era que, como los primeros cuerpos que localizamos eran recientes, los localizamos descuartizados y, cuando llegábamos al lugar a una nueva búsqueda, ahí estaba todavía una pierna, algún hueso de un brazo, no hacían los levantamientos completos”, lamentó Álvarez Manríquez.
Las familias entendieron que su trabajo no sólo era buscar a sus desaparecidos, sino vigilar que las autoridades les trataran con respeto y trasladaran cada una de las piezas encontradas.
Al día de hoy, al hacer un hallazgo los participantes en la búsqueda permanecen en el sitio, observan su cuidado, oran por ellos y piden reencontrarse con sus familiares.
“Decidimos quedarnos hasta que se haga el levantamiento del último pedacito, el último resto de las osamentas localizadas, ahora acordonan el área y, si se hace de noche, se queda seguridad resguardando la zona y ahí nos quedamos los representantes de los grupos y nos turnamos, hasta que hagan el levantamiento completo y nos digan las prendas y cuántos había ahí, qué es lo que llevaban, algún indicio. Y los apuntamos ahora sí, porque uno aprende de esto”, comentó el coordinador de búsquedas del Colectivo Búsqueda X La Paz.
Uno de los esfuerzos del joven, quizá el que despertó la participación del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador en la localización de desaparecidos, inició en febrero de 2020.
Gabriel burló el operativo de seguridad durante la visita de AMLO a La Paz, con la intención de entregarle carpetas de investigación y pedir ayuda para mover las investigaciones. Y así fue por un tiempo.
“Me acerqué al Presidente para entregarle todas las carpetas de desaparecidos en Baja California Sur, decirle que había puesto una queja en Derechos Humanos contra la procuraduría porque no había avances, cuando había muchos datos e información y no hacían nada, para que nos apoyara. Hubo un avance después que platiqué con el Presidente, pero ahorita se pausó de nuevo todo”, afirmó Gabriel.
“Somos una familia, estamos en el mismo dolor, nos apoyamos entre todos, y aquí vamos a seguir. Si algún día localizamos a nuestro familiar, vamos a seguir en la lucha apoyando a los demás, porque ellos también estuvieron apoyándonos”, reiteró el joven de 23 años.
LA ESPERANZA SIGUE VIVA
A la fecha, Gabriel Enrique no pierde la esperanza de un día encontrar a sus padres. A principios de diciembre, el grupo que encabeza encontró dos fosas clandestinas en El Centenario, con cuatro cuerpos.
En la información preliminar y extraoficial, le brindaron algunos detalles de las prendas y pertenencias de una de las víctimas. Aunque podría tratarse de su mamá, no hay seguridad, no pierde la esperanza.
“Estuvimos en el levantamiento y, cuando pedimos las características, uno de los ministeriales no me quiso dar información, nos dijeron que no, yo les decía que solamente quería saber mínimo la vestimenta. Tuve que investigar en la fiscalía para saber sobre las prendas. Cuando me las dieron, tiene muchas características, el bolso, el celular, la ropa, los aretes, todo lo que mi mamá llevaba esa noche en que se la llevaron, por eso es que estoy insistiendo que se le hagan pronto las pruebas genéticas, pero lamentablemente me dicen que llegaron las vacaciones y hasta enero van a empezar con las pruebas”.
También la desaparición por su padre lo mantiene firme en su propósito. Tan es así que forma parte de los más jóvenes en el colectivo, y no ha cedido al cansancio.
“Al principio no sabíamos cómo buscar, porque uno no está preparado para esto, se me hacía difícil cómo escarbar, cómo identificar una fosa, al tiempo que empezamos a localizar, ya nos empezamos a enseñar. Cuando localizamos a uno, sí nos da mucha tristeza y pues igual un poco de esperanza de sí puede ser o no puede ser, igual sentíamos que si no era nuestro familiar, podríamos encontrarlos con vida. Son sentimientos encontrados”, reconoce.
“Últimamente hemos estado encontrando fosas muy profundas y estamos escarbando hasta donde ya no podemos, cuando recibimos llamadas anónimas es más certero, vamos directamente al sitio y empezamos a buscar, porque no nos dan coordenadas”, manifestó Álvarez Manríquez.
TRAS LA PISTA
El 21 de noviembre inició la búsqueda masiva “Hasta encontrarlos”, esfuerzo en el que trabajan todos los colectivos de BCS para abarcar más terreno. La búsqueda se hace por sitio, entre todos.
Al cierre de esta edición, los resultados tuvieron lugar en San José del Cabo, con 24 osamentas, y en La Paz cuatro más. Lamentablemente la participación de las autoridades se congeló “por el periodo vacacional” y se reanuda en enero.
“De las fosas en San José, ya teníamos esa llamada anónima desde hace dos años, desde entonces empezamos a buscar, nos decía nada más que había un ojo de agua cerca, y que ahí estaban las fosas, es lo único que nos dijeron. Empezamos a buscar todos los ojos de agua en esa zona de San José, y hasta el día 21 de noviembre de este año dimos con él, ahí fue el primer hallazgo de seis fosas, empezamos a hacer cada domingo búsquedas en esos lugares; al segundo domingo nueve fosas, el tercero fueron seis y el domingo pasado habíamos encontrado dos, y ya que nos íbamos a ir, localizamos un tercero”, reveló Gabriel.
El trabajo de identificación ha sido muy lento por parte de las autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Estado, los procesos son lentos y se requiere de más personal.
Entre los miembros del grupo decae mucho el ánimo cuando se enteran de historias de personas encontradas enterradas de hace años, y que apenas fueron entregadas a sus familias.
“En 2017 desapareció una muchacha en Ciudad Constitución, era de aquí de La Paz y se localizó en 2018 en una fosa clandestina, y en este año fue apenas identificada. No queremos que pase lo mismo, tanto tiempo en identificar”, indicó Gabriel.
Ese fue el caso de Claudia Valeria Castillo, desaparecida en mayo del 2017 y localizada en 2018, su madre no podía recibir el cuerpo porque hubo un error administrativo, no se registró el hallazgo. Y eso es lo que Gabriel teme en estos últimos hallazgos, que, aun padeciendo la pena de la desaparición, deban pasar algo tan deshonroso y extiendan su dolor.
“No queremos que pase eso, queremos apresurar, investigar si se puede hacer por fuera, hacerse sus pruebas para que sea más rápido, porque sabemos que se van a tardar, son muchas osamentas, si con una se tardan, imagínate. Ahorita tienen todo Semefo lleno”, finalizó el coordinador de búsquedas de Colectivo Búsqueda X La Paz.