“Mi ventana está retumbando porque un antro no cumple con la estructura correcta para su giro, ya que su techo es de lámina con tabla roca y no tiene nada de aislante de ruido”, comentó Rodrigo
Rodrigo Hidalgo, vecino del Bar “Cheers”, ubicado en Plaza de Arona, en el bulevar Rodolfo Sánchez Taboada, denunció a ZETA que vive incómodo por los decibeles que emite la música del lugar, pues es sobreviviente del Síndrome Guillain-Barré, por lo que el ruido afecta su sistema auditivo y nervioso.
Rodrigo enfermó del Síndrome en junio de 2018, por lo que su sistema nervioso quedó afectado y sufre de discapacidad motriz, pues le dan ataques en piernas y manos. Además, el ruido también daña su sistema auditivo (que también quedó con secuelas a raíz de su padecimiento), provocando que su presión se dispare, algo peligroso por su condición.
“Tan solo el pasado 27 de octubre tuve un problema con mi corazón generado por el ruido del Cheers. Así que si algo me sucede culpo a las autoridades competentes por haber hecho caso omiso a mi denuncia”, comentó Rodrigo.
Cabe decir que el artículo 17 del Reglamento Para la Prevención y Control del Ruido de Tijuana, publicado el 19 de marzo de 2019, menciona que “los establecimientos y actividades mercantiles o de servicios que generen ruidos, deberán construirse o instalarse de tal forma que permitan un aislamiento acústico suficiente para que el ruido que generan, al trascender a las construcciones adyacentes, a los predios colindantes o a la vía pública, no rebase los niveles máximos permisibles en la Norma Oficial Mexicana”.
En la Norma Oficial Mexicana NOM-081-SEMARNAT-1994 numeral 5.4, se establece que los límites máximos permisibles de emisión de ruido de las fuentes fijas industriales y comerciales, deben ser de entre 68 decibeles para un horario de seis de la mañana a diez de la noche; y en las siguientes ocho horas deben ser de 65 decibeles.
A lo anterior, Rodrigo asegura que esto no se cumple, pues “el Cheers se apropia hasta de la calle; a partir de la medianoche los decibeles del lugar que llegan hasta a mi habitación son de 80 a 86, y eso que tengo mis ventanas cerradas y vivo a 100 metros de distancia”, señaló el afectado, sin embargo, no mostró ningún documento que señale el número de decibeles.
Agregó que “mi ventana está retumbando porque un antro no cumple con la estructura correcta para su giro, ya que su techo es de lámina con tabla roca y no tiene nada de aislante de ruido”.
Versión oficial
Una fuente dentro del XXlV Ayuntamiento de Tijuana comentó para ZETA que, tras la denuncia de Hidalgo en septiembre del presente año, el gobierno del estado realizó una inspección al Bar Cheers (ya que Protección al Ambiente no cuenta con el equipo necesario para medir los decibeles), encontrando que el ruido producido está dentro de la norma, por lo que no viola ninguna regla y por lo tanto no son acreedores a una sanción.
“El señor ha sido muy insistente y recurrente en sus quejas, y ante su insistencia el gobierno estatal inspeccionó el bar, pero cumple con el reglamento, así que no procede su queja”, comentó la fuente.
“Hemos sido pacientes”: Cheers
“Nosotros hemos sido muy pacientes con el señor (Rodrigo), incluso nos ha pedido patrocinios para su fundación y lo hemos apoyado, pero este ha sido un tema recurrente con él y muy cansado porque hemos tenido muchas inspecciones a raíz de sus quejas. Pero nunca pasa nada porque el bar tiene todo en orden”, comentó Ángeles, encargada del Bar Cheers.
Falta de empatía en la sociedad
Dado que las autoridades de Tijuana no sancionaron al establecimiento, Rodrigo Hidalgo apeló a la empatía dada su condición, pero no obtuvo el apoyo que esperaba.
“Los encargados del lugar saben de mi condición de discapacidad por secuelas del Síndrome Guillain-Barré, pero no hacen nada, no respetan la convivencia entre ellos y nosotros los vecinos”, argumentó. Ana Karen Ortiz