En su segundo periodo al frente del Hospital General de Tijuana, Clemente Zúñiga Gil pretende reabrir servicios que se dejaron de lado por atender la pandemia y desahogar la saturación en los hospitales de Tecate y Rosarito, además de combatir el desabasto de medicamentos, existente desde su primera gestión
“Encontré un hospital herido, no lo voy a negar, ya estaba así desde antes”, dijo Clemente Zúñiga Gil, titular del Hospital General de Tijuana, quien repite cargo por segunda vez. La primera fue en 2017, cuando Sergio Tolento Hernández era secretario de Salud y ya existía crisis de medicamentos.
El Hospital General de Tijuana (HGT) ha sido el principal protagonista de la lucha contra la pandemia por la COVID-19, pese a la falta de mantenimiento, capacidad, infraestructura, medicamento y personal especializado. Pero su deterioro data de 2013, cuando inició el gobierno del panista Francisco Vega de Lamadrid, quien puso al mando de la dependencia a Tolento Hernández y se interrumpieron las compras consolidadas de medicamentos básicos.
Para 2017, cuando Clemente Zúñiga Gil asumió el cargo por primera vez, el nosocomio no tenía ni Paracetamol, misma situación de ahora. En ese entonces, el medicamento estaba tan controlado, que el personal del turno nocturno no podía tomar más dosis de las prescritas para los internados, por lo que, de surgir alguna emergencia, debían conseguirlo por fuera o pedir ayuda a las familias, pues el medicamento del turno de la mañana estaba bajo llave.
Misma situación continuó hasta 2019, cuando Jaime Bonilla Valdez y su secretario de Salud, Alonso Pérez Rico, pusieron al frente del HGT a Alberto Reyes Escamilla, jefe de Cardiología de la institución, y quien más denunciaba sus deficiencias.
Ahora, a dos años de dejar el cargo, Zúñiga regresa en medio de una pandemia, la misma crisis de desabasto, quejas por parte del personal y un presupuesto indeterminado para operar durante 2022.
A continuación, la entrevista sostenida por ZETA con Clemente Zúñiga Gil, director del Hospital General de Tijuana:
— Usted dejó el hospital en 2017, ¿cómo lo dejó y cómo lo recibe ahora?
“Cuando yo salí, no teníamos el problema de la pandemia, teníamos los problemas cotidianos del hospital, se continuó trabajando, en mi opinión de una manera muy adecuada y luego se viene esta catástrofe que ha sido la pandemia por el SARS-CoV-2, que se ha venido sorteando durante los últimos dos años.
“Me encuentro un hospital, en mi opinión, si esto fuera una guerra en lugar de una pandemia, sería un hospital heroico, un hospital que ha sorteado la tempestad de la mejor manera posible, donde a veces vemos nada más lo malo y cuantificamos las muertes que hemos tenido en el hospital, pero se nos olvida que mucha gente ha salvado la vida aquí.
“Me tocó estar en las unidades COVID al inicio de la pandemia -bueno, gran parte de la pandemia, hasta antes de que empezáramos a abrir otros servicios-, y les puedo decir que el personal del hospital hizo todo lo que estuvo en sus posibilidades para sacar adelante a la población de esta enfermedad tan devastadora.
“Encuentro al hospital herido, un poco, por todo esto, con muchas ganas de trabajar también; encuentro un hospital de pie, con la frente en alto, listo para enfrentar esta nueva fase del manejo de la pandemia, que es aprender a vivir con esta enfermedad sin descuidar todo lo demás que se tiene que atender en el Hospital General”.
— Desde 2013 existía el desabasto de medicamentos, ¿persiste a pesar de las declaraciones del secretario de Salud, Adrián Medina Amarillas, de que ya está al 70%?
“El desabasto de medicamentos es histórico, normalmente estos hospitales, con una cantidad de pacientes tan importante e incrementándose año con año, sufren con este problema. Entonces sí, el problema del desabasto ha continuado, más ahora, creo, por gran cantidad de demanda por la pandemia del SARS-CoV-2. Actualmente tenemos un problema de desabasto que se está mejorando, se está trabajando para mejorar”.
— ¿Cuál es el porcentaje de abasto actual?
“Creo que ahorita andamos en un 50 por ciento de desabasto, considerando todo, no nada más Isesalud, sino otras instancias que apoyamos. Creo que esto va a mejorar, la verdad es que si acepté regresar, fue más que nada porque vi la voluntad de esta administración de hacer las cosas bien, de mejorar las condiciones en las que estamos.
“Tenemos planes muy importantes para el año que viene, que involucran que este hospital empiece a dar más servicios de los que está dando ahorita, regresar un poco a la normalidad, en consideración que de dos años a la fecha ha cambiado mucho la población y sus necesidades”.
— ¿Cuáles son esos servicios que se van a abrir y reabrir?
“Ahorita tenemos servicios que todavía no podemos abrir de manera completa, por ejemplo, Cirugía General; las cirugías que estamos realizando son las más urgentes. Necesitamos abrir Cirugía Ambulatoria, algunas de estas cirugías también tienen que ver con Traumatología, tenemos que abrir la consulta de Traumatología. Hemos abierto ya el área de Ginecología y Obstetricia, tenemos que ampliarnos más en ese sentido; algo que no se ha dejado de atender ha sido Oncología tanto de adultos como pediátricos, tenemos que ver cómo fortalecer más esos servicios.
“En las áreas de especialidad quirúrgica tenemos que empezar a dar mejor atención, tenemos muchos pacientes pendientes de cirugías de próstata, que ahorita estamos viendo de manera sólo urgente. Las áreas de Medicina Interna se están abriendo más cada vez más, esto se espera que se normalice hasta más rápido, porque mucho de lo que vemos viene a través de Urgencias; debemos de tener un área de Urgencias ya con la capacidad de ver no nada más COVID, sino otras enfermedades”.
— Se sabe que no existe la suficiente cantidad de médicos, sobre todo especialistas, para atender estas áreas. ¿Cómo le van a hacer?
“Ahorita estamos haciendo un diagnóstico situacional de todo lo que son los recursos humanos del hospital, desde la semana pasada que entramos -lunes 6 de diciembre-, ya tenemos avanzado gran parte de ese diagnóstico. Este diagnóstico no permitirá ver en qué área necesitamos más médicos; hay que recordar que muchos médicos renunciaron, otros más se jubilaron, tenemos médicos que por sus condiciones, no pudieron regresar a trabajar durante la pandemia y apenas estamos recibiéndolos.
“Haciendo un buen diagnóstico de la plantilla del hospital, ver dónde nos hace falta y qué necesitamos para poder enfrentar, y sobre todo, lo que queremos hacer el año que viene, nos vamos a sentar con Recursos Humanos de Mexicali, del Estado, para determinar cuáles son las áreas prioritarias y que podamos cubrirlas. También tenemos la posibilidad de contratar médicos, pero a veces no hay médicos que quieran trabajar con nosotros. Tijuana es una ciudad muy sui géneris, donde a la medicina particular le va muy bien y a veces es difícil competir con ellos para adquirir los servicios de médicos de la región.
“Afortunadamente, este hospital es un hospital escuela, que también estamos fortaleciendo eso, entonces, egresan de aquí especialistas que después pueden formar parte de las filas de trabajadores, y en eso también estamos apostando”.
— ¿Tienen un censo ya establecido de médicos, enfermeros y enfermeras que actualmente hay en el Hospital General de Tijuana?
“Sí, sí se tiene un censo, estamos viendo no nada más el número, sino la distribución de este personal, en qué servicio, etcétera, para ver qué servicios son los que requieren de mayor atención, o de atención más prioritaria”.
— En cuanto a medicamentos, ¿cuáles hacen falta?
“Todo depende, a decir verdad, a veces tenemos la mayor parte de los medicamentos importantes, de repente faltan algunos antibióticos, algunos medicamentos, específicamente para alguna situación, como sedar al paciente, pero tenemos de otro tipo. Es difícil que yo pueda decir ‘falta esta lista’, porque a lo mejor mañana cambia, porque ya recibimos ciertos medicamentos y al día siguiente faltan otros; en eso es en lo que estamos trabajando.
“Hoy hablamos con la administradora del hospital para que nos diga cuál es el mínimo que se requiere para que este hospital funcione, sobre todo con Mexicali, la comunicación es muy buena”.
— ¿Cuál era el presupuesto del hospital en 2017 para cubrir esas necesidades y cuál es el de 2021 y 2022?
“El presupuesto para 2022 no lo conozco, es la verdad, necesito verlo conforme nos vayan abriendo presupuesto. Comparado, es muy similar, no tengo las cifras en la cabeza, esa es la verdad, pero yo esperaría que el presupuesto para 2022 sea un poco mayor a lo que se había contado antes”.
— Usted fue uno de los primeros médicos en contagiarse de COVID-19, se alivió y continuó trabajando al frente. ¿Cómo describe esa experiencia?
“Mentiría si dijera que fue fácil, hubo momentos en los que creí que no me iba a ir tan bien y eso siempre despierta un poco tu lado más humano, y eso fue lo que me traje cuando regresé a trabajar. Muchos, incluyendo a mi familia, me pedían que ya no regresara, pero este hospital estaba en la primera ola de la pandemia todavía, mis compañeros del área de Medicina Interna, los que se habían quedado, eran pocos, estaban cansados y era imposible no regresar, es algo que tenía que hacer.
“Cuando regreso, recuerdo que el primer día, poniéndome el equipo de protección, estaba muy nervioso, esa es la verdad, pero después que vi al primer paciente, se olvida todo eso y ya al día a día se va tomando con más naturalidad”.
— ¿Tuvo miedo?
“Sí, claro, pero creo que la mejor herramienta, la mejor arma para combatir el miedo es el conocimiento, la ciencia, entonces te pones a leer, a prepararte más. Ese miedo te exige prepararte más y es como lo vences”.
— Hablando como médico y no como director, ¿qué diferencia hay entre la primera y segunda ola de COVID a esta tercera y cuarta?
“Ahora estamos mejor preparados como médicos, saber qué es lo que se tiene que hacer, qué es lo que le pasa al pulmón, cómo combatir, cómo podemos ventilarlos mejor, cómo hacer que el paciente tenga mejores probabilidades de salir adelante. Podemos hacer más énfasis en la vacunación, sabemos qué medicamentos podemos y no podemos utilizar”.
— Médicos de otras instituciones se han mostrado molestos durante la gestión del doctor Reyes Escamilla por no saber distribuir al personal y dejar sin médicos que atiendan a los pacientes No COVID. ¿Hay alguna estrategia para ayudar en ese sentido?
“En esta administración ya hemos tenido contacto con médicos de diferentes hospitales, pero es imposible combatir esto sin el apoyo de todos nosotros. La idea es que todo mundo, trabajando como equipo, salgamos adelante. Sí hay estrategias, primero, abrir servicios que no tenemos para que no se sobrecarguen otros hospitales, seguirnos apoyando en ellos, que la verdad, mis respetos. Esta cooperación se tiene que dar más, a través de la buena comunicación entre nosotros, sabemos de las necesidades de cada quien”.
— ¿Cuántos pacientes COVID hay actualmente en el Hospital General de Tijuana?
“Actualmente hay 154 pacientes en todo el hospital, de ellos, 84 son pacientes COVID, tenemos 26 pacientes COVID con ventilación mecánica, más 18 con alto flujo. Las cifras de ventilación mecánica y de alto flujo cambian de un momento a otro, son tres pisos del hospital que tenemos para COVID más Urgencias, y estamos habilitando pisos como el octavo o el sexto para Oncología o pacientes pediátricos.
“Este hospital tiene ocho pisos y yo esperaría, en un futuro no muy lejano, ponerlos a trabajar todos, pero ahorita todos, en algún sector están con pacientes. Todavía tenemos como 30 ventiladores, el espacio se modifica según las necesidades, es muy dinámico, ahorita tengo tres pisos, pero hay que recordar que muchos pacientes no se quedan, se egresan a los pocos días, en cuanto se estabilizan.
“Todo depende de cómo se comporte la pandemia y hacia dónde nos vamos a dirigir, No podemos decir ‘no tenemos capacidad’, tenemos que buscarle. No creo que lleguemos al punto como la primera ola”.
Muchas gracias.