La película dirigida por Bong Joon-ho marcó pauta del desarrollo audiovisual de Corea del Sur y su nueva ola cinematográfica, al obtener cuatro premios Oscar, incluyendo Mejor Guion Original, Mejor Película Internacional, Mejor Director y Mejor Película, hecho que cambió la historia de la Academia, convirtiéndose en el primer filme de habla no inglesa en alzare con el galardón más importante.
La marcha de la cinta que recaudó 140 millones de dólares en taquilla, inició con la Palma de Oro en Cannes, desde donde el mundo observó la transformación del cine detrás de los ojos de Bong Joon-ho, y la necesidad de Hollywood por abrirse al mundo con historias que reflejan la cultura, estética, arquitectura y personalidad, bajo la capa del thriller y de la comedia negra que refleja la polarización social y el clasismo marcado en el mundo.
Indudablemente, “Parásitos” puso en la mira internacional el quehacer audiovisual sudcoreano, implementando el soft power, movimiento promovido por el gobierno coreano para difundir internacionalmente su cultura como un baluarte de su diplomacia y que iniciaría con la tecnología, pasando al cine junto a la música K-pop y los llamados Doramas, series que abundan en Netflix, desmarcadas de las producciones hollywoodenses y ahora inmersas en nuestro consumismo audiovisual.
