Inmortaliza pueblo mexicano a su “Aventurera” y a “El Charro de Huentitán” por su trayectoria, carisma e interpretación. Íconos de la cultura y tradición popular, Vicente Fernández y Carmen Salinas heredan su legado en cine, televisión y los escenarios, por lo que han sido conmemorados en vida y después de ésta…
Dejando huella de su transitar en el universo del entretenimiento, enalteciendo la cultura y tradiciones mexicanas, Carmen Salinas y Vicente Fernández trascienden para siempre como dos rojiblancos de corazón, queridos y recordados más allá de las fronteras por su carisma, trayectoria y talento que compartieron en el séptimo arte.
Íconos de la televisión, cine, teatro, los escenarios y la política, ambos partieron con su energía a otro plano, luego que caídas en casa complicaran su último aliento, por lo que serán conmemorados por su humor, música, producciones, personalidad y el “Amor de los dos” que marcó el folclor de México.
Con sus despedidas los pasados 9 y 12 de diciembre, la productora de “Aventurera”, de 82 años, y “El Charro de Huentitán”, de 81, conmocionaron al mundo del espectáculo, artístico y político. Sus decesos inmortalizaron en la mexicanidad al máximo representante de la música vernácula, y a la reina aventurera.
Oriundos de Jalisco y Coahuila, respectivamente, Fernández y Salinas, destinados a marcar sus nombres en la cultura popular, hicieron su debut en televisión en los años 60, con la teatrera participando en la telenovela “La vecindad” (1954) y el “Sinatra mexicano” actuando con éxito en el programa llamado “La calandria musical” (1960), inicio de un legado arraigado hasta las entrañas de su gente, y símbolos de la cultura hispanoamericana sembrada por el mundo.
Hoy, habita un vacío en sus familias, la añoranza cobija a sus colegas, los sentimientos invaden al entretenimiento, las vivencias y recuerdos con las grandes figuras recordadas por todo un país. De un lado, por la música que resalta las raíces mexicanas a través del charro; y del otro, la sapiencia, picardía y sinceridad que acompañaba la feminidad y elegancia avivada por colores y adornos de la también política.
México respira por la herida de los que se marchan y que heredan su paso tanto en la pantalla chica, como en el cine, música y teatro, ambos como productores de su quehacer, con más de 30 títulos cinematográficos al lado de Televisa, dando imagen y proyección a su profesionalismo en los melodramas “Qué bonito amor” “Amor bravío”, “Fuego en la sangre” y “La mentira”, que popularizaran temas del “Charro de Huentitán” retirado temprano de la televisión, donde “Velo de novia”, “Entre el amor y el odio”, “Abrázame muy fuerte”, “María la del barrio” y “María Mercedes” catapultaron a Carmen Salinas, quien hasta sus últimos días actuaba en la telenovela “Mi fortuna es amarte”, actualmente al aire.
TEATRO Y MÚSICA, PASIONES QUE “ACÁ ENTRE NOS” BRINDARON POPULARIDAD A CADA UNO
“Aventurera”, una de las obras más longevas, con más de dos décadas de proyección en el Salón Los Ángeles y el Teatro Blanquita de la Ciudad de México como recintos que hicieron brillar a la madrota Rosaura del Mar -personaje encarnado por Salinas-, consolidaron internacionalmente a la actriz y productora, sobre todo en tierras norteamericanas, donde el cantante de “Por tu maldito amor” trascendió con llenos totales en Texas, Nueva York y California, con 76 millones de discos vendidos, cuatro Grammys Latinos, dos Grammy y su nombre inscrito en el Paseo de la Fama de Hollywood (1998).
Vinculados al Partido Revolucionario Institucional (PRI), Fernández en la campaña Solidaridad de Carlos Salinas de Gortari, y Carmelita como diputada federal (2015-2018), contrastaron por su actitud hacia los medios de comunicación. Por un lado, la llamada “Madre de México” nunca tuvo pelos en la lengua para decir lo que pensaba, siempre atenta, dispuesta a ejercer su opinión a cualquier tema; y por el otro, el ícono de la charrería reservado del lente, tras su retiro de los escenarios en abril de 2016.
Añorados por todos los rincones de un país entero, a los ídolos y empresarios les sobreviven sus propias dinastías. A don Vicente, su esposa María del Refugio Abarca Villaseñor, sus hijos Alejandro, Vicente Jr., Gerardo y Alejandra, y sus nietos; mientras que a Salinas, su hija María Eugenia y sus nietos Carmen, Paulina, Manuel, Montserrat y Marisol.
Convertidos en leyendas de la cultura a la que dedicaron su vida, ambos dejaron su gozo en Baja California a través de giras de conciertos, canciones en la radio, apariciones en la televisión, en los escenarios de sus puestas en escena, e inclusive Vicente Fernández -quien seguirá cantando mientras su gente le siga aplaudiendo- cimentando como obrero decenas de casas en el fraccionamiento Hipódromo de Tijuana.