La directora general de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y de la Feria del Libro en Español de Los Ángeles, ganó el Premio “Juan Pablos” al Mérito Editorial 2021. “No me lo esperaba, me conmueve mucho, yo lo he hecho con pasión, siempre con un interés social, siento que estoy aportando aunque sea un granito de arena a la sociedad y eso me emociona mucho”, expresó a ZETA
Tras más de 40 años laborando en alguna parte de la cadena de la industria editorial, sobre todo como editora y actualmente desde la dirección general de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) desde 2013 y la Feria del Libro en Español de Los Ángeles (LéaLA) desde 2010, Marisol Schulz Manaut ganó el Premio “Juan Pablos” al Mérito Editorial 2021, anunció el miércoles 6 de octubre la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM).
El Premio “Juan Pablos” al Mérito Editorial 2021 le fue concedido a Marisol Schulz Manaut por “su amplia y exitosa labor al frente de empresas editoriales e instituciones ligadas al ámbito del libro, lo que ha contribuido al prestigio del sector editorial. Adicionalmente a sus cualidades en el ámbito profesional, su ética y dedicación para beneficio de nuestra industria han sido muy importantes y destacadas. ¡Enhorabuena!”, argumentó la CANIEM.
“Es absolutamente importante para mí, llevo toda la vida, más de 40 años trabajando en la industria editorial. No me lo esperaba, me conmueve mucho, yo lo he hecho con pasión, siempre con un interés social, siento que estoy aportando aunque sea un granito de arena a la sociedad y eso me emociona mucho”, expresó a ZETA Schulz Manaut, al tiempo que confesó algunos detalles sobre sus orígenes, cómo inició su trayectoria como editora y algunos desafíos de la industria editorial.
SU PRIMERA RELACIÓN CON LOS LIBROS
Marisol Schulz Manaut nació el 16 de enero de 1957 en Ciudad de México. Hija de Daniel Schulz Contreras y Dolores Manaut Estruch, es descendiente de Miguel E. Schulz (Alemania, 1851-México, 1922), geógrafo nacionalizado mexicano, y del español exiliado en México, Guillermo Manaut Viglietti.
“Mi tatarabuelo, que por cierto hay una calle con su nombre en Ciudad de México, Miguel Schulz, era de origen alemán, perdimos ya el contacto con todo lo que tiene que ver con Alemania porque fueron muchas generaciones en México; entonces, desde mi bisabuelo, mi abuelo y mi papá, y también mi abuela paterna, todos eran mexicanos”, recordó Marisol Schulz Manaut en entrevista para ZETA.
“Mi abuelo materno, Guillermo Manaut, vino a México por la Guerra Civil Española (1936-1939), fue un exiliado, tuvo que salir de Valencia, España, en el último barco que pudo salir de Alicante antes de que los apresaran, porque eran gente de la República y tenían pena de muerte. Mi abuelo se tuvo que exiliar primero en un campo de concentración en África, luego en Francia y, finalmente, consiguió un salvoconducto y la condición de exiliado en México, Gilberto Bosques le dio una carta de que le aceptaban su condición de exiliado en México. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) pudo traer a su familia, que eran mi mamá, mi tía y mi abuela. Mi mamá vivió una parte de su vida en España, desde los 16 años se vino a México y desde ese momento se quedó en México toda su vida”, rememoró.
— ¿Cómo inició tu relación con los libros?
“Mi abuelo materno, Guillermo Manaut, con el que yo viví toda mi vida hasta que él murió, era un intelectual, con mucho interés en la cultura, era un hombre que vino con lo que traía puesto a México, pero pues iba a librerías de viejo y compraba libros con lo que podía. Tenía una pequeña biblioteca muy bien seleccionada de material que me fue poniendo a la mano, a la disposición desde muy chica. Mi mamá también me leyó en voz alta de niña, tengo un recuerdo de que me leyó libros para niños de Óscar Wilde. Entonces, el mundo de la lectura era parte de mi vida normal”.
“COMENCÉ DESDE ABAJO”
Marisol Schulz estudió la Licenciatura en Historia (1975-1981) en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. A finales de la década de los 70 ingresó a trabajar en la Gaceta de la UNAM.
“Cuando estaba estudiando la carrera en Historia, alguien cercano me dijo que había la posibilidad de entrar a trabajar a la Gaceta de la UNAM. Me hicieron una prueba: había una exposición de ‘Íconos rusos’ en alguno de los museos de la UNAM y me dijeron: ‘Como prueba tienes que ir a ver qué hay en ‘Íconos rusos’ y hacer un reportaje sobre eso’. Entonces, con ciertas armas de investigación hice un reportaje sobre lo que vi, les gustó mucho, se publicó y a partir de ahí me contrataron en la Gaceta de la UNAM. Primero entré como redactora, luego reportera y después fui jefa de redacción muy chavita, no tenía ni 20 años y ya era jefa de redacción; luego fui jefa de información. Ahí empecé a trabajar en la edición, trabajando en la Gaceta. Yo lo que digo es que a mí lo que me gusta de la edición, es que comencé desde abajo, he hecho mucha talacha”.
— ¿Cómo empezaste a editar libros?
“Después de eso, me fui un año a vivir a España, regresé y como seis años después de eso, se me ofreció el puesto de jefa de publicaciones en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), por supuesto que lo tomé; ahí empecé el trabajo de edición de libros, yo ya editaba revistas, pero libros como tal fue en el CIESAS, que estaba en la Casa Chata de Tlalpan, ahí también duré como cinco o seis años trabajando como jefa de publicaciones, mi jefe era Eduardo Matos Moctezuma (quien fue director del CIESAS entre 1982 y 1986).
“Obviamente tuve contacto con grandes antropólogos, sociólogos, gente como don Gonzalo Aguirre Beltrán. Tuve la oportunidad de leer y editar a grandes maestros como Guillermo Bonfil Batalla, o sea, a editar a gente de primera; ahorita, cuando lo pienso, se me pone la piel chinita de todo lo que yo pude leer y trabajar con eso”, reconoció.
EDITORA DE LAS FIGURAS
Durante 17 años, Marisol Schulz Manaut laboró en Grupo Santillana, primero como editora ejecutiva y luego como directora de los sellos Taurus y Alfaguara, editoriales que dirigió y en las que editó a las grandes figuras entre 2000 y 2010.
Durante su trayectoria como editora, ha editado a grandes autores de Iberoamérica, como José Saramago, Mario Benedetti, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Augusto Monterroso, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, por citar algunos.
— Muchos autores seguramente no querían que le movieras ni una coma a su obra. ¿En qué consistía tu trabajo de editora de las grandes figuras?
“Fíjate que la experiencia que yo he tenido con todas las grandes figuras, es que mientras más nombre tienen y más experiencia tienen con el trabajo editorial, más respetan el trabajo de un editor; con Fuentes era ése el caso, con Monterroso, con Sergio Ramírez que también he editado mucho. Es gente que te acepta mucho las sugerencias, obviamente la última palabra la tiene siempre el autor. La gente novel, los que están comenzando, son los que se sienten si tú les quieres comentar: ‘Oye, ¿por qué no cambias esta coma?, o ‘A ver, este término’.
“Yo, con Carlos, nos reíamos mucho. Yo al principio le hablaba de Usted. ‘No, por favor, háblame de tú’, me costó mucho trabajo. Al final, muchos años de hablarle de tú, le decía Carlos, pero al principio: ‘Maestro Fuentes, ¿y por qué no ponemos esta palabra en lugar de ésta?’. Yo le decía así, con un cuidado brutal y él se reía, me decía: ‘Porque eso no suena bien’, y se reía, ‘Ponlo como tú quieras’. O sea, al final, hicimos una relación de mucha confianza”, evocó.
“En ese tiempo estuvo conmigo Ramón Córdoba (México, 1958-2019) trabajando, fui su jefa durante muchos años en Alfaguara; de hecho, yo lo llevé a Alfaguara, porque Ramón y yo trabajábamos juntos ya desde el CIESAS, un gran editor. Con Ramón establecimos como una comunidad en que cualquier manuscrito que nos llegara de Fuentes, o de ciertos autores, lo leíamos entre los dos, y entre los dos nos poníamos de acuerdo qué sugerencias hacer. Fuentes nos tuvo muchísima confianza, nos abrió las puertas de su casa, literalmente, para trabajar ahí. Con él tuvimos muchas posibilidades, y con muchos autores había una recepción total a las sugerencias; no es el caso de la gente que comienza, generalmente el que comienza se siente como que ‘Mi texto mejor no me lo toques’, muchas veces pasa eso; luego se va diluyendo esa situación y te van dejando entrar”.
— ¿Tienes algún plan de escribir un libro de anécdotas o historias con autores con los que trabajaste como editora?
“Te voy a decir por qué no: porque estoy al frente de la Feria (FIL Guadalajara) y ahorita no quisiera yo herir sensibilidades, porque para decir anécdotas y todo tienes que hablar con mucha verdad”, reconoció.
“Ahorita no, pero yo creo que sí en algún momento tendría yo que escribir sobre todo lo que he vivido obviamente con, imagínate, Tito Monterroso, era divertidísimo; con el mismo Sergio Ramírez, con Elena Poniatowska por el Premio (Alfaguara de Novela 2001); con Xavier Velasco por el Premio Alfaguara (2003); Ángeles Mastretta que, además, el libro que yo le edité, ‘Mal de amores’, fue el que ganó el Premio Rómulo Gallegos (1997)”.
Advirtió: “Anécdotas tengo a montones, tengo que empezar a recordar y empiezan a venir las anécdotas; no lo he escrito, sé que es algo que tengo que hacer en algún momento de la vida y espero que llegue pronto”.
EL DESAFÍO DE LA INDUSTRIA EDITORIAL
Luego de más de 40 años trabajando en la industria editorial y tras ganar el Premio “Juan Pablos” al Mérito Editorial 2021, se le preguntó a Marisol Schulz:
— ¿Cuál es el gran desafío de la industria editorial en México luego de la pandemia?
“Hay varios desafíos, el principal es sobrevivir, lo digo incluso por la propia Feria (FIL Guadalajara). Nosotros dijimos ‘A ver qué pasa, porque todo un año de tener gastos y no tener un solo ingreso fue difícil, ha sido difícil’. Gracias a que teníamos un remanente del año anterior, porque la Feria sí da ganancias. Hago el paréntesis: la Feria es absoluta y totalmente autosuficiente, o sea, la Feria lleva años de no recibir dinero del Estado”, manifestó.
“En el momento que llega la pandemia a principios de 2020, teníamos un pequeño remanente de 2019 que fue una Feria súper exitosa, entonces, tenemos algo, un poquito en la bolsa, pero tuvimos todo un año de gastos, pensando que podíamos hacer una Feria al final de año (2020) y no se pudo más que virtual. Entonces, empezamos un año por primera vez, en 2021, con un déficit brutal, y ahorita nuestro principal cometido es regresar, dar el mensaje de que estamos vivos, de que estamos bien, un mensaje de optimismo como Feria, como industria editorial”.
Schulz Manaut, quien recibirá el Premio “Juan Pablos” al Mérito Editorial 2021 el jueves 11 de noviembre, concluyó:
“Lo que más me preocupa es la situación económica, obviamente no es lo mismo en otros países, en otras latitudes, pero en Latinoamérica a la industria editorial la pandemia le pegó muy fuerte por el cierre de puntos de venta, de librerías. Entonces, los desafíos son muchos, yo creo que el principal reto es sobrevivir y tener estrategias también para hacer frente a lo que viene”.