Al caminar por difíciles caminos,
siempre añoro saltar olas furiosas,
jugar en las ricas cálidas arenas,
admirando a lo lejos las gaviotas.
Sueño estar con los pies descalzos,
corretear a lo largo de la playa
como un feliz chamaco pueblerino
porque la vida se vive, no se ensaya.
Esos recuerdos vivos en mi mente
son reseñas de un sueño prolongado
que solo se vive una vez en la vida,
recordando un camino transitado.
¡Toda la vida, para todos es un sueño,
un sueño prolongado y fabuloso,
entendiendo que soy afortunado
para disfrutar este mundo misterioso!
Eduardo Enrique Parra Romero.
Correo: jomian1958@hotmail.com