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sábado, febrero 17, 2024
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Ovacionan “Los minutos negros” de Mario Muñoz y Martín Solares en el FICM (Entrevista)

Debuta en el Festival Internacional de Cine de Morelia con el aplauso y vitoreo del público “Los minutos negros”, película de Mario Muñoz, basada en la novela de Martín Solares.

 


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Morelia, Michoacán.- “Hubo una persona que mató a varias niñas después de acecharlas cuando salieron de la escuela. Esa leyenda urbana que se escuchaba en Tampico, Tamaulipas se repitió varias veces en mi infancia; no fue un caso aislado. Estaba obsesionado y 20 años después intenté escribir una novela al respecto; Solo me tomó 10 años y lo he escrito dos veces: primero como novela, y luego como guion”, subrayó el escritor Martín Solares, quien acompañó al realizador mexicano Mario Muñoz en la adaptación de la novela negra mexicana “Los minutos negros”, hoy convertida en una película que habla sobre la justicia, y que se estrenó anoche en la edición 19ª del Festival Internacional de Cine de Morelia, como parte de la Sección de Largometraje Mexicano.

Aunque no es un ejercicio intelectual para encontrar al asesino serial, la historia de ficción que intenta crear su propio tiempo y lugar, transporta al espectador a un contexto siniestro de los años setenta que transcurre en un puerto del Golfo de México, sumergido entre colores marrón, beige y granate, en donde la corrupción obstaculiza la investigación, en lugar de impulsarla, haciendo casi una decisión moral resolver la averiguación, ante la estrecha complicidad entre el sistema político, la corrupción policíaca y el crimen.

Protagonizada por Carlos Aragón, Enrique Arreola, Sofía Espinosa y Leonardo Ortizgris, el filme noir mexicano y tropical bajo el sol y la humedad asfixiantes, de intriga criminal basada en el libro de Martín Solares, y dirigido por Mario Muñoz, creador de “Bajo la Sal” (filmada en Guerrero Negro, BCS) involucra el caso de un periodista recién asesinado que investigaba los asesinatos de estudiantes perpetuados por “el Chacal”; llevando al espectador hacia una trama llena de altibajos de desesperación y desesperanza, abismo de impunidad, corrupción y omisión.


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Al respecto, Martín Solares explicó a ZETA que es una historia que insertó en el Golfo de México, y que se contara cómo era la vida ahí: “Todo se relaciona con la ausencia de justicia ahí, y más que una historia policiaca convencional, es sobre dos policías, una fotógrafa, una forense y algunas personas que se preguntan dónde está la verdad. Mi novela se trata sobre la leyenda urbana, pero a la vez es una historia de ficción que trata de crear su propio tiempo y su propio lugar, el resultado para mi es una especie de sueño muy intenso lleno del color que nos lleva al corazón y lo más siniestro de los años 70’s y que creo yo que desde los primeros cinco minutos les va a dejar a todos les va a dejar a todos sin respirar durante un rato hasta ese desenlace que creo que es asombroso”.

A lo que Muñoz agregó sobre los personajes: “‘La chilanga’ en esta película y en esta novela es un personaje muy importante de entrada porque es un poco la voz femenina es este universo tan masculino, es la prensa representada por esta chava que todavía tiene esperanza, que cree que si se pueden cambiar las cosas, que está dispuesta a todo por llegar a la verdad y por resolver eso que tanta gente está ocultando a pesar de saber que está en riesgo, no tiene miedo a ir hasta la últimas consecuencias, lo cual retrata también lo difícil y peligroso y tremendo que es ser periodista en México. ‘Los minutos negros’ es una historia que me atrapó enseguida, me enamoré perdidamente de la historia, de todos los personajes, pero creo que la película también va armando este rompecabezas para llegar al meollo de lo que sucede”.

Y resaltó: “La verdad es que dicen que el mejor plan a veces es tener buena suerte, y la verdad es que yo tuve muy buena suerte, me tope con esta novela, yo no la conocía, estaba recién editada, estaba terminando ‘Bajo la Sal’ cuando salí a caminar un día a pensar cual podía ser mi siguiente proyecto, entré a una librería y me encontré a ‘Los Minutos Negros’ de frente, ahí esta la importancia del texto que ponen atrás de libro, porque lo volteé y dije ‘suena interesante, me lo voy a llevar’. La verdad es que no pude más que pensar en la fuerza del libro, los diez años que Martín había invertido en esa historia, en crear un mundo de una complejidad, si me acuerdo que nada más leer al principio todos los personajes que viene en un listado, decía ‘esto esta increíble, parece 100 años de soledad policiaco’, la verdad era un universo increíble de habitar, creo que alguna vez alguien me preguntaba ‘cuándo entras a un proyecto tienes claro lo que quieres hacer’, y yo digo no porque para eso voy a hacer el proyecto, para tenerlo claro, y la verdad es que claro, un universo tan complejo, tan grande, tan ricamente imaginado, destilarlo es un proceso largo, es un proceso que no costo tiempo, trabajo, de hecho hasta los primeros guiones que de repente tuvimos un par de asesores que tuvimos mucha fortuna, nos dicen ‘es que este guion es demasiado, todos los personajes tienen nombre, historia, contexto, esto es una película, hay que hacerlo un poco más chico’, y la verdad es que fue todo como un proceso químico de destilación poder llegar ahí, y ahora que se estrenó he estado pensando un poco en por qué esta novela, curiosamente si tu me hubieras preguntado antes de hacer ‘Bajo la Sal’ si yo pensaba que mis dos primeras películas iban a ser policiacas, y de detectives, yo te hubiera dicho que no, es un género que me gusta pero no es que ese fuera mi plan, simplemente son cosas que te encuentran, ahora creo totalmente en la magia de los libros que te encuentran, las historias que te eligen, es algo simplemente te conecta, te crea una necesidad dentro de contar y de sacar una verdad y existe”

Sobre la fotografía y el resolver tipo comic de detectives abundó: “Es un trabajo enorme de dirección de arte, con sinfonía de cafés, como en los 70’s, entonces todo el vestuario y todo era como una sinfonía de cafés que destacan mucho en la ambientación, atmósfera y todas estas cosas, y todo viene nutrido de una investigación profundísima, hasta para sumergirnos a esos calores fatales tropicales, y en lugar de rascacielos hay palmeras, entonces hay que sustituir todo el imaginario, en lugar de tener noche tenemos un día calcinante. Y la música, de tener un soundtrack con Rigo Tovar, y con pura cumbia, ahí es donde estaba la oportunidad creativa para todos porque finalmente todos estábamos generando, como funciona eso en el contexto setentero, esto viene claramente de cómo están escritos los personajes desde la novela, pero hay un montón de transportaciones interesantes”.

Por su parte, Leonardo Ortizgris comentó: “A mí me tocó un poco el trabajo de poder descifrar quién era este Rangel, porque estaba ahí, que si bien la novela daba muchas pistas a la hora de hacer la interpretación a la acción del cine era importante como detectar qué nos funcionaba de Rangel, Mario se preocupo muchísimo por entender el universo de los policías, el oficio del policía, y del policía de los años setentas que era una policía pues más cabrona, al parecer, o eso tenemos entendido, más de miedo, o por lo menos esa es la sensación que yo tengo y también por lo que nos platicaban los mismos policías, hablamos en un trabajo casi documental con todas las estaciones de policías, nos juntamos todos para tener entrevistas con los policías y nos contaban cuál era su vida, y cuál era su oficio y cómo resolvían sus problemas, y como le tenían que entrar a la corrupción y como le tenían que entrar a la mordida, en ese contexto lo que significaba ser policía y ese poder y el ser el policía intocable y esos policías nos decían ‘ahora las cosas han cambiado, ahora lo derechos humanos han logrado que los ladrones sean más ladrones y los policías no tengamos ni donde caernos muertos’, entonces un poco era lo que nos contaban los policías y una vez entendiendo esta naturaleza a mí me tocó casi como borrar un poco todo eso y decir ‘ahora eres músico, eres un músico de Rigo Tovar, de música versátil, que por situaciones familiares, el tío ya no está pues tú entras en la policía’, y eso también te habla de un entorno policial ineficiente, improvisado, de falta de preparación donde uno se tiene que salvar su propio pellejo, era un poco entender eso y la fortuna de este policía, en este pueblo que nunca pasa nada y de pronto pasa algo terrible, creo que un poco por ahí Mario y yo platicábamos y fuimos deshilachando lo que nos interesaba contar de esta historia”.

Cabe destacar que entre los personajes se destaca ‘El Macetón’, una especie de brújula moral también dentro de la historia tratar de guiar la escena y corresponder a eso con un trabajo muy sutil porque ‘El Macetón’ es como el testigo del actual México, de todo lo que ocurre alrededor.

Referente al tema de la corrupción y el personaje ‘El Travolta’ que habita Carlos Aragón apuntó: “Es tan pertinente esta historia, desde la novela, desde el guion, desde la visión de Mario, y a mí lo que me pasa con el género es que siempre busco cómo se pueden redimir alguno de los personajes, si existe redención en alguno de ellos, y creo que eso ayuda muchísimo a rascar y a darle cimiento y raíz al personaje, para mi creo que todos estos seres que están en posición de tomar ventaja lo hacen sin escrúpulo alguno, creo que hay algo en la naturaleza humana que dice ‘lo que estoy haciendo esta bien por que va en favor de lo que busco en la vida’, no se si piensan ‘voy a ser corrupto o no’, no por salvarlos, no puedo salvar a ninguna gente que piense que pueden tomar ventaja, pero creo que es inherente a la naturaleza humana y creo que esta perfectamente plasmado en la historia, en la novela, el guion y en nuestra realidad”, a lo que sumó el escritor de la novela: “La película y la novela tratan de hacer una pregunta y muy onda sobre el alcance de la corrupción en México y sobre la fuerza con la que hemos perdido de vista la palabra justicia, creo que es muy triste constatar que durante más de 50 años la palabra justicia se ha estado perdiendo en México de manera progresiva, lo que tenemos ahorita son aparatos de administración ficticia de la justicia, insuficiente, siempre decepcionante, selectiva y como se ha visto recientemente muy elitista y la película de una manera muy honrada, yo le pregunté a Mario ‘¿vas a llegar al fondo, vas a contar todo lo que se cuenta en la novela?’; y me dijo ‘quiero ir más allá’, y la película a eso honra Mario y a todos los actores que aceptaron interpretar todos estos personajes tan complejos y plantean hasta donde se puede encontrar la verdad en este país y que pasaría si le ponemos a los poderosos la verdad en sus escritorios, que harían con ello. El personaje que interpreta Carlos Aragón es la mano armada de la corrupción y lo hace extraordinariamente, lo apodan el Travolta, por que usa pantalones acampanados como lo usaba el famoso actor en los años 70’s y Leonardo Ortizgris y Ferrer que hicieron milagros verdaderos con sus interpretaciones, Ferrer encarna a Kristyan, un joven que tiene su primer empleo y que esta buscando cual es su vocación y que tiene un primer contacto con la policía, hace un papel muy admirable por que desde unos ojos muy inocentes él es el testigo de toda la película como lo es el espectador y Leonardo es un policía que está descubriendo hasta dónde realmente quieren llegar sus colegas al administrar la justicia, él trata de hacer lo correcto y supera sus dudas, todas su vacilaciones y decidir si va a actuar o no, es un personaje muy complejo apoyado por el más inocente de los personajes y por la más peligrosa de las fotógrafas, y con eso crean una triada muy poderosa que se enfrenta a todo un aparato de justicia.

Contada en un ambiente candente y selvático, “Los minutos negros” fue exhibida con ovación en la edición actual del Festival Internacional de Cine de Morelia, donde fue aclamada no solo por retratar una historia policial, sino por ser una fotografía actual del México contemporáneo.

Autor(a)

Roberto A. Partida Sandoval
Roberto A. Partida Sandoval
Licenciado en comunicación por la UABC. Periodista de entretenimiento. Editor de Espectáculos. 22 años en ZETA. Apasionado por el cine, música, viajes, gastronomía, ciclismo, senderismo y aventura.
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