Replantea Festival Internacional de Cine en Guadalajara la proximidad a la creación, su impulso, formas de consumo y desarrollo fílmico. Loando la diversidad y apostando a la presencialidad, la trigésimo sexta edición del encuentro cinematográfico -de orientación universitaria- tributa al cine iberoamericano en nueve jornadas de retratos vivos, diálogos reflexivos, filmes experimentales, de entretenimiento y de autor, plagado de figuras y talentos que vislumbran la recuperación económica y emocional del séptimo arte
Guadalajara, Jalisco. En medio de un periodo atípico y dificultoso para la industria del cine, sobre todo para la exhibición en salas, el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) conmemoró su trigésimo sexta edición en un cercano regreso a la normalidad, loando la diversidad con el Premio Maguey y honrando legados con el Mayahuel; brindando plataforma a realizadores emergentes, tributando filmes iberoamericanos, fomentando la industria y mercado a través de encuentros y conversatorios; impulsando la animación, el sonido, los documentales (Doculab) y las series (Episodio Cero), sin olvidar la competencia de películas mexicanas por el Premio Mezcal, cuya mayoría debutan mundialmente.
Pasando de primavera a otoño, el FICG estableció la presencialidad como meta, para luego adaptarse a los tiempos y continúa revolución.
“La industria del cine no tiene estabilidad, siempre está cambiando y moviéndose con la tecnología, por ello es necesario estar presente, lo cual fue difícil por la pandemia, pero hemos entendido la relevancia de la presencialidad. El cine halló su lugar en streaming y aprendimos a convivir con ello, sin embargo, es momento de conciliación, de regenerar y reinventarnos”, subrayó a ZETA Estrella Araiza, titular del encuentro fílmico preocupado por el desarrollo de su industria.
“Indudablemente el apartado de Industria y Mercado es pieza fundamental del festival, atiende por medio de masterclass las inquietudes de estudiantes universitarios, por ejemplo, cómo hacerte distribuidor de cine, guionismo, fotografía para documental o ficción, la importancia del sonido en los filmes, el papel de los showrunners; y por otro lado, colabora en el desarrollo de nuevas propuestas audiovisuales”, aseguró la directora de FICG, quien conmemoró la primer década, compromiso con la diversidad y resistencia del Premio Maguey a pruebas de odio y ataques hacia la comunidad LGBTQ+.
SOBREVIVIENDO LA TEMPESTAD
El FICG es reflejo de análisis y replanteamiento a través de “La industria de cine en México tras la pandemia: entre el terror y el suspenso”, libro de Arturo Aguilar, confrontado por Tábata Vilar Villa, titular de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine): “La caída en la venta de asistencia al cine sí es de terror, en 2019 se vendieron 250 millones de boletos en México, con todo y Netflix, Amazon Prime Video y otras plataformas, y de ser el cuarto país más taquillero, caímos al octavo, con 52 millones en 2020. En 2021 llevamos 58 millones, se vendían 4.5 millones por fin de semana, hoy, apenas un millón, al mismo tiempo que las plataformas de streaming (Amazon, Netflix, Disney+, AppleTV+) reportaron mil millones de suscriptores.
“En contraste, el cine sufrió un desplome de 72% a nivel global, sin embargo, de a poco hay una recuperación, se ha dejado de lado el experimento de estrenos simultáneos en salas y VOD o streaming como ‘Raya’, ‘Cruella’, ‘Black Widow’, y están regresando los estrenos exclusivos en cines”, analizó Vilar.
“El cine no desaparecerá, a final de cuentas es un espacio de storytelling (narrativa) colectivo. Por más que veas filmes en casa, es imposible apreciar técnicas que te da una sala, entre la dicción sonora, tomas, el tamaño de la pantalla, y este conjugar entre música, diálogos e historia”, advirtió.
Por otro lado, desde 2011, grandes estudios como Disney, que ya compró Fox, “Warner y Universal andan a la par, y Paramount en proceso de desaparición, están produciendo menos películas, sólo grandes apuestas, pero esa tendencia ha permitido espacios para producciones medianas, pequeñas e independientes de cada país”, añadió Vilar Villa, para quien la pandemia evidenció la dependencia del cine hollywoodense en México, contrastado con Japón, China, Corea, India y Francia, naciones que amortiguaron la caída en taquilla gracias al consumo de su cine nacional, pese a la pelea global por la atención humana en medio de múltiples ofertas.
VISIBILIZAN DIVERSIDAD
Alentando el denominado PLUR (Peace, Love, Unity, Respect; Paz, Amor, Unidad y Respeto), el Premio Maguey continúa su lucha por promover y difundir el cine de orientación sexual abierta y diversa en el marco del FICG, con los títulos “Matar a la bestia”, “Efímera”, “El apego”, “Blood Red Ox”, “Finlandia”, The Gigantes”, “Medusa”, “La Queenciañera”, “Mi novia es la revolución”, “O Anthropos Me Tis apantiseis”, “Our Bodies are Your Battlefields”, “The Swimmer” y “Tobi Színei”.
“Premio Maguey hace visible a una sociedad que permanece sin derechos, estas películas representan al ser humano, no solamente a la comunidad LGBT+. Se rompen estereotipos y barreras porque hay mayor conciencia e identificación con historias que dignifican”, aseguraron la productora Gabriela Sandoval y la creadora de contenido Victoria Volkova.
A lo que el actor español Bray Efe (“Paquita Salas”, de Netflix) secundó: “Son importantes los espacios que visibilizan las temáticas, ojalá no celebremos 60 años de Premio Maguey, porque eso significaría que como sociedad no hemos avanzado. La idea es que somos diversos e iguales, que deberíamos tener los mismos derechos. Hoy, gracias al cine el tema está sobre la mesa, nos hace reflexionar y reeducarnos”.
BUSCAN CACHANILLAS DESCENTRALIZAR CINE
Con el fin de fortalecer la autosuficiencia de la industria de cine en Baja California, e incidir en el sector público y privado, la comunidad de técnicos y creativos que han hecho sus primeras películas forma parte de la Red Nacional de Cinematografías Estatales (Renace), cuyo titular es el tijuanense Alfredo González (docente y editor), para quien el crecimiento de la matrícula en escuelas de cine en el Estado; los errores legislativos de la Ley de Fomento, Desarrollo y Promoción de la Industria Cinematográfica y Audiovisual; aunado a la derogación de los fideicomisos, provocó la necesidad de integrarse al plano nacional con la búsqueda de descentralizar el cine.
“Coincidimos inquietudes con Nuevo León, Puebla y otras entidades que nos llevaron a participar en las mesas de trabajo de Imcine (Instituto Mexicano de Cinematografía), donde la constante fue la descentralización. A partir de ahí, generamos diagnósticos e indicadores del ecosistema de cada Estado, e identificamos existencias, con lo que se originó Renace, con una lógica gremial, pero también de desarrollo económico, cultural y fomento turístico”, expresó González en el FICG.
“A lo mejor no estaba en el diálogo nacional, porque el cine a nivel federal se atiende a través de la cultura (antes desde la Educación), cuando puede incidir en otros rubros; por ello pretendemos se amplíe la Ley, a fin de reconocer las legislaciones estatales y así coadyuvar e impulsar a la producción con una transversalidad de leyes para propiciar verdaderos procesos de industria fílmica”, expuso a ZETA el catedrático.
Con el propósito de constituir la Renace como asociación civil, “en Baja California se perciben pasos que propiciarán la formalización de una industria de cine, pero también necesitamos generar mecanismos de participación, porque el 95% de los apoyos de fomento a la producción cinematográfica en México son para películas que se graban en Ciudad de México. Históricamente a los estados nos han condicionado los alcances, cuando lo que necesitamos es empoderar las comunidades estatales, sin importar su nivel de desarrollo, y atenderlo como una industria creativa y estratégica desde una dirección de cinematografía descentralizada. Reconocer al otro y empoderarlo, incluir al sector privado y ver el cine también como un vehículo diplomático para que el país y otras regiones del mundo conozcan a BC”, remató Alfredo González.
NO PERDER DE VISTA
Como termómetro de la salud de la industria del cine iberoamericano, el FICG continúa siendo la plataforma más relevante de contenidos audiovisuales, apuesta de innovación y tecnología, impulso a cineastas emergentes, encuentro para la producción y camino de distribución para la exhibición cinematográfica en salas y streaming.
De la programación del FICG 36, cabe subrayar obras como “Plaza Catedral”, que aborda los infanticidios en Latinoamérica; “Poderoso Victoria”, con un reparto encabezado por Damián Alcázar, Joaquín Cosío y Edgar Vivar; el documental “Comala”, rompecabeza de la historia del realizador Gian Cassini y el vínculo con su padre, un asesino a sueldo en Baja California; “Alegría”, con Laia Manzanares y Cecilia Suárez; el próximo arribo a Netflix de la cinta “El comediante”, escrita y protagonizada por Gabriel Nuncio y hecha en colaboración con el músico Rodrigo Guardiola; el realismo mágico y de terror de “Lamb”, de Valdimar Jóhannsson, que llegará a salas en diciembre tras su triunfo en Cannes; y la majestuosidad de la ciencia ficción, fotografía y trama de “Dune”, próxima a estrenarse. (Con información de Víctor A. Delgado)