¿Qué hará el PRI? Lo que siempre ha hecho, negociar con el poder.
Habían pasado dos días de las elecciones federales del 6 de junio de 2021 cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador, hacía un análisis de los resultados que le daban una nueva conformación a la cámara de diputados. Lo hizo en una de sus conferencias matutinas, para responder a las alusiones de políticos y analistas, de que había perdido la mayoría en la cámara de diputados lo cual le complicaría el escenario para concretar las tres reformas constitucionales que, decía, tenía pendientes: la eléctrica, la electoral y la de la guardia nacional.
La conformación de la cámara baja, por partido, quedó así: Morena, 247 diputados, PAN, 80, PRI, 47, PES 31, PT 29, MC 28, PRD 20, PVEM 16 y dos sin partido. 500 en total.
Aquel 8 de junio, al hacer sus cuentas de pronóstico, consideró el presidente que, contando a los legisladores de su partido y a sus aliados, no tendría la mayoría calificada, lo cual, aseguró en su siguiente declaración, no sería difícil de lograr.
Entonces dijo el presidente: “Si se quisiera tener mayoría calificada, se podría lograr un acuerdo con legisladores del PRI, o de cualquier otro partido, pero no se necesitan muchos para la reforma constitucional”.
Efectivamente, si se suman Morena y sus aliados, PES, PT y PVEM logran 323 votos, de 334 que requieren para una mayoría absoluta, las dos terceras partes de la Cámara, y aprobar una reforma constitucional.
Por aquellos días, todavía eufóricos por la alianza Va por México, de entre los líderes de los partidos que la integran, PAN, PRD y PRI, fue el del tricolor, Alejandro Moreno alias Alito, el primero en responder al coqueteo político del presidente para lograr sumar los votos del PRI en caso de requerirlos.
Respondió Moreno a las palabras presidenciales: “Quien pretenda dividir a la oposición con un bloque importante, es porque ni quiere al país y porque quiere hacerle juego al Gobierno”.
Entonces Va por México la veían fuerte, al menos los tres líderes de los partidos, que no hace mucho tiempo, acudieron a la OEA para denunciar ante Luis Almagro, su titular, la intromisión del crimen organizado, precisamente en las elecciones federales del 2021, para favorecer a Morena, el partido del presidente, además de dejar constancia de las presiones y el acoso del presidente de México hacia medios y periodistas.
Pero el tiempo y los intereses han cambiado en estos poco más de tres meses. A la primera iniciativa de reforma constitucional que presenta el titular del ejecutivo nacional, López Obrador, el PRI parece estar doblando las manos. Por lo menos Alito Moreno ya no cree que si se divide el bloque opositor será para hacerle juego al gobierno.
El priista ha pasado de ser parte importante del “bloque opositor”, a concederle el beneficio de la duda a la iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador, intención que ha dejado clara en sus recientes declaraciones. Ya no es la negativa a entrar al juego del gobierno, sino que “El PRI va a tomar una decisión en sus votos en el contexto actual que tiene el mundo y que tiene nuestro país, hemos recibido la iniciativa la hemos estado revisando y la vamos a discutir, tenemos que escuchar la propuesta de lo que hay”, dijo en relación a la iniciativa de reforma en materia eléctrica del presidente López Obrador.
Ese sería de suyo el primer indicador de que, efectivamente, como lo anticipó el presidente el 8 de junio de 2021, con el PRI puede negociar los votos que le hacen falta en la Cámara de Diputados, que no son muchos, solo 11 para lograr los 334 sufragios que significan las dos terceras partes del cuerpo legislador, para que su iniciativa sea aprobada.
Era de esperarse que el resto de los dirigentes de los partidos de la “alianza opositora” (las comillas son porque se está desmoronando), salieran a exigir al PRI, respetar el acuerdo de Va por México, para intentar mantenerlo en el bloque y quitarle al presidente la mayoría absoluta que él previó.
Alejandro Moreno, se defendió: “Nadie presiona al PRI, ni el gobierno, ni los sectores, ni los empresarios. El PRI es un partido político que ha construido este país, que construimos las instituciones y basta mencionar que las grandes reformas de este país han salido con el PRI, en el gobierno o en la oposición”, dijo ante la crítica de una postura condescendiente hacia la iniciativa de López Obrador, que, de acuerdo al PAN, “vamos a votar en contra de la reforma eléctrica constitucional, con claridad, que nos escuche todo el País, porque atenta contra lo que son principios constitucionales y de avance del País. Atenta contra el libre mercado y la libre competitividad, aumenta el control estatal y sabemos que costará más la producción de electricidad para el consumidor final en el recibo… estamos en contra porque le dice adiós a lo que era uno de los máximos avances, como es empezar a ver con criterios de sustentabilidad cuidar al medio ambiente, es una propuesta peligrosísima, es una vuelta en “U” y confiamos exista el tiempo suficiente para debatirlo”, justificó
Jesús Zambrano, el líder del partido de la Revolución Democrática, ha dicho que ese instituto se mantendrá firme al votar contra la reforma energética, que “es, a todas luces, retrógrada en materia de competitividad, golpea directamente a la industria eléctrica e implicará un aumento de costos para las y los consumidores. Votar a favor de dicha iniciativa en la Cámara de Diputados sería estar a favor del autoritarismo y la agudización de la crisis económica para las familias mexicanas”.
Y reflexionó, que, efectivamente, esta será la primera prueba para el bloque opositor, el cual “va a tener una primerísima e importante prueba de fuego de su fortaleza con esto de la reforma energética dentro de unas cuantas semanas, cuando ya se esté discutiendo abiertamente, tomando la decisión”,
Y el presidente ni se inmuta. El martes 5 de octubre, utilizó de nueva cuenta su conferencia matutina para picar al PRI, en su andar por conseguir sus votos. Les dijo, para justificar su reforma energética: “Cada quien tiene que asumir su postura, y es momento de una definición, es otra oportunidad para definirnos, si estamos porque se conserven como empresas públicas, Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, o queremos desaparecerlas como se ha intentado sobre el periodo neoliberal, para que el mercado de las gasolinas, de la energía eléctrica, quede en manos de particulares, de empresas sobre todo extranjeras.
“Es una definición, entonces, nosotros consideramos que lo que más le conviene al país es que se conserven estas dos empresas para garantizar que no haya aumentos de impuestos, que no haya aumentos del cobro de energéticos, ahora que presentamos la iniciativa para fortalecerá la CFE.
“El PRI tiene la oportunidad para definirse: va a seguir con el salinismo como política, o va a retomar el camino del presidente Cárdenas, del presidente Adolfo López Mateos, el camino que trazaron estos dos grandes presidentes de México, entonces sí es un momento definitorio, vamos a ver qué resuelve”.
Pero el PRI es el PRI, y el PRI sacó sus reformas en su momento, hasta la era de Ernesto Zedillo Ponce de León, “convenciendo a la oposición”, y después negoció con el PAN durante dos sexenios, para sacar adelante las reformas albiazules, y cuando regresaron al poder con Enrique Peña Nieto, “convencieron” a fuerza de negociaciones, reparto de presupuestos, comisiones, y ahora se sabe, sobornos, a la oposición toda, para aprobar las “reformas estructurales” del peñismo.
¿Qué hará el PRI? Lo que siempre ha hecho, negociar con el poder. Total, no son tantos los votos que el presidente López Obrador requiere para que sus reformas constitucionales sean aprobadas. Alejandro Morena ya está dando las trazas para jugar y negociar. Bien lo dijo el presidente el 6 de enero, con el PRI, “se podría llegar a un acuerdo”, y parece, que ahí va, como siempre, con el mejor postor.