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sábado, febrero 17, 2024
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Duelo de poder y accidentada transición

Jaime Bonilla Valdez, el todavía gobernador de Baja California por los siguientes nueve días, quien se vanagloria de ser el padre y la madre del partido Morena en la entidad, decidió que era buena idea realizar movimiento de última hora que afectara la gestión de su sucesora, la gobernadora electa Marina del Pilar Ávila Olmeda.

Creyó que la dama se quedaría de brazos cruzados ante su omnipotencia, pero no lo hizo, lo que avivó la furia del mandatario estatal y decidió, en contra del buen gobierno y del mejor interés del pueblo bajacaliforniano, obstaculizar la transición.


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A partir del 31 de julio, cuando Bonilla no pudo controlar a los diputados como estaba acostumbrado -en la votación de las comisiones del agua-, fecha en que los legisladores locales decidieron que “El rey ha muerto… ¡Viva la reina!” y se decantaron por la postura de rechazo de Marina, iniciaron esta guerra de poder que ha resultado en el incumplimiento de los tiempos y formas establecidos en la Ley de Entrega y Recepción de los Recursos y Asuntos Públicos.

El torneo de vencidas duró 76 días, tiempo en que el mandatario se ha comportado como de costumbre, cual bully escolar; y la próxima titular del Poder Ejecutivo, ha mostrado que aprendió rápido el juego sucio bonillista, de la utilidad de controlar la inexistente autonomía de los cabildos y el Congreso local.

El problema fue que el accidentado proceso de transición, se dio al mismo tiempo que las “guerritas”.


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Del lado de Bonilla, la fallida municipalización parcial de las comisiones de agua, la propuesta de ampliar el periodo de gestión del fiscal general de Baja California, el contrato para la planta fotovoltaica sobre la carretera Mexicali-San Felipe, el decreto para otorgar permisos de pesca y la condonación de recargos a la deuda histórica de Ensenada y Tecate con el Issstecali. Temas que pretendió sacar al vapor para colgarse las medallas sin el análisis pertinente ni la viabilidad financiera.

En la esquina de Marina, sus declaraciones rechazando la recontratación de funcionarios bonillistas, el anuncio de que dará marcha atrás a algunos temas como el contrato de la cobradora Fisamex y volverá a crear algunas secretarías como la de Seguridad y la de Turismo, desaparecidas por su antecesor.

Todas, por cierto, decisiones y dichos para las que tiene facultad y derecho, como cuando emplazó a la administración de Jaime Bonilla a pagar los 163 millones de pesos que se debían a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Para el boletín y la foto, Bonilla se comprometió a respetar la Ley de Entrega y Recepción de los Recursos y Asuntos Públicos, pero lo hizo sólo en lo que no le afectaba; en los asuntos importantes de dinero, el manejo de recursos y las finanzas de las comisiones de agua, las deudas, los acreedores y compromisos financieros, el ingeniero dio instrucciones expresas de violar la Ley y no compartir la información, estirar la liga hasta el último segundo.

Los que llegan, sólo saben que en cajas les dejarán apenas 100 millones de pesos, y varios miles de millones en deudas a corto y largo plazo, y eso es apenas la punta del iceberg.

Entonces, la transición se ha dado como si se tratara de los enemigos políticos más acérrimos. Haga el Lector de cuenta como aquel 1989, cuando en Baja California, el PAN le quitó al PRI el poder político que había sustentado por 60 años, y cuando llegaron los albiazules, encontraron las oficinas vacías, porque en algunos casos, los tricolores se había llevado archivos, sillas, lápices, plumas y hasta escritorios. Como si los que se registraron morenistas a partir del 26 de enero de 2014 no pudieran dejar atrás sus raíces perredistas, y necesitaran pelear hasta auto destruirse.

En esas condiciones, fue necesario que el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pusiera un hasta aquí durante su gira por Baja California -del 15 al 17 de octubre- y, contrario a los deseos de Bonilla, quien había decidido dejar fuera a Marina, el Ejecutivo nacional decidió convertirla en su invitada especial.

“Imagínense la tranquilidad que nos da el que termina Jaime y va a entrar Marina del Pilar. Un aplauso para ella, y la vamos a apoyar, van a seguir llegando los programas de apoyo del Gobierno Federal a Baja California, vamos a ayudar a Marina del Pilar para que supere a Jaime. Aunque está elevado el reto, es un buen desafío, pero vamos a apoyar mucho a Marina del Pilar y es apoyar al pueblo de Baja California”, expresaría el mandatario nacional.

Entonces, resulta que, pese a que el ingeniero Bonilla fundó Morena en Baja California, el partido no es suyo y no está autorizado para fracturarlo, porque tras la gira, los señalamientos públicos cesaron.

Sin embargo, el jalón de orejas no fue suficiente, pues mientras AMLO habló de una “transición ordenada y pacífica”, el mandatario estatal saliente continúa negándose a entregar información financiera.

Así que habrá que esperar a noviembre, primero para conocer las dimensiones de los temas que tan diligentemente ocultaron; y segundo, si el equipo de Ávila investiga a fondo a sus compañeros de partido, y de ser necesario, toma medidas judiciales al respecto.

Autor(a)

Rosario Mosso Castro
Rosario Mosso Castro
Editora de Semanario ZETA.
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