El Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) inauguró su programación en San Miguel de Allende con la proyección del galardonado filme “Noche de Fuego”, de Tatiana Huezo, en compañía y presencia de su protagonista, la actriz Mayra Batalla, dando paso a las siguientes tres jornadas cinematográficas.
San Miguel de Allende, Guanajuato. Insertado en el corazón de un pueblo con suelo y paredes de adoquín, rodeados de montañas verdes, y nubes frondosas que acarician el alma de una locación cinematográfica por naturaleza, el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) vivió la cuarta jornada de su vigésimacuarta edición, pintada de glamour, esplendor, euforia y una noche de fuego.
Luego del banderazo de salida de la décimasegunda edición del Rally Universitario cuya meta se ubica al postre de la emblemática y neogótica Parroquia de San Miguel Arcángel, los seis equipos continúan filmando por las calles de San Miguel de Allende, sede fundadora del encuentro fílmico, lugar donde la vida se detiene para que el proyectar películas sea el pretexto de reunión en jardines, museos, y salas comerciales.
Exhibición de cortometrajes, películas mexicanas de cineastas emergentes, óperas primas, y documentales que retratan realidades latinoamericanas, conciben la fiesta del séptimo arte que cobija estrellas, celebridades del entretenimiento y figuras del cine, además de desfiles de moda y pazarellas de creaciones guanajuatenses (Project Glamour).
“Cine, cine y más cine”, exclaman por las calles de un colorido pueblo mexicano que comparte su desarrollo con la residencia de miles de estadounidenses, pero que anoche permitieron palpar al aire libre la majestuosidad del ojo crítico y visionario de la realizadora Tatiana Huezo, cuyo filme “Noche de fuego”, vanagloriado en Cannes, protagonizó el palpitar del corazón de una ciudad semi lenta que abrazó la fotografía del pueblo descrito por la estadounidense Jennifer Clement, en su novela “Prayers for the Stolen”.
La irradiante presencia de Mayra Batalla, actriz estelar de dicho filme, enmarcó la velada en la que decenas de cientos se aglomeraron entre sillas, bordes de jardineras, escalones de la iglesias, y ante el resonar de las campanas, vivir de cerca la desgarradora historia relatada través de la mirada de tres niñas que sobreviven en un pueblo en la montaña ante amenzas ineludibles.
“Estamos humanizando los conflictos sociales y llevándolos a la pantalla grande. ‘Noche de fuego’ no habla de narcotráfico, está presente, pero es una historia que tiene que ver con la inocencia, la amistad y la valentía. Es un retrato extremo sobre gente que se la rifa, es un reflejo de una herida abierta. En ese sentido, hoy me preocupa y golpea el tema de la trata de blancas, el acoso y abuso de las niñas, eso tiene que parar, esta película me representa, es algo horroso que destruye vidas, los niños no tienen la libertad de crecer siendo niños”, subrayó Batalla a ZETA, en una velada donde los fuegos artificiales no solo colorearon estallidos, sino que acrecentaron esa sensación de una noche de fuego.