Sueldazo
— ¿Y qué haces con lo que te sobra de sueldo?
“¡No entiendo la pregunta!”.
Autor: Un mexicano.
De gira en el pueblo
El presidente visita un pueblo. Acude a la escuela y el director le pide 60 mil pesos para arreglar unas goteras y los baños que no funcionan.
“Lo siento mucho, pero con la crisis no hay presupuesto”, anuncia el presidente.
Luego visita la cárcel y el director le pide 10 millones de pesos para una piscina, gimnasio, sauna, etcétera.
“No hay problema, ¡cuente con el dinero”, dice el presidente.
Entonces, un profesor se le acerca y lo enfrenta:
— A la escuela no le dio 60 mil pesos porque no tenía dinero, ¡¿y da 10 millones a la cárcel?!
“¿Y usted cree que hay probabilidades de que un día terminemos en la escuela?”.
Autor: Anónimo de Morena.
El borracho y la luciérnaga
Una noche, por una calle muy oscura, un borracho llevaba un cigarrillo, pero no tenía encendedor ni cerillo para prenderlo. En eso vio una luciérnaga que revoloteaba delante del él y le dijo:
“Oiga, ¡hic! ¿Me da fuego? ¡Hic!” … y la luciérnaga, revoloteando sin parar, moviéndose.
El borracho insistió:
“Oiga, ¡hic! Deme fuego ¡hic! para este cigarrillo… ¡Que me dé fuego para este cigarrillo!” …y la luciérnaga, pa’rriba, pa’bajo y pa’todos lados, sin estarse quieta.
Y el borrachín:
“¡Que si me da fuego, jodeeeeeer!” … y que la luciérnaga se va.
Cigarrillo en boca, el borracho gritó:
“¡Malvado negro!”.
Autor: El mismo sobrio de siempre.
Dálmata perdido
Dos amigos se encuentran:
— Y el perro dálmata ese bonito que paseabas todas las tardes, ¿lo vendiste?
“No, qué va… ¡se me perdió!”.
— ¿Se te perdió? ¡Publica un anuncio en la prensa!
“¿Y para qué, si el dálmata no sabe leer?”.
Autor: Un veterinario.
Enano en la peluquería
Un enanito entra a una peluquería. El dependiente pregunta:
— ¿Le corto las patillas?
“Ajá, y entonces, ¿con qué camino?”.
Autor: Un larguchón.
Siempre Judas
Jesús, muy preocupado, llama a sus discípulos a una junta de emergencia por el alto consumo de drogas en la Tierra. Después de mucho pensar, llegan a la conclusión de que lo mejor para afrontar el problema, es probar droga ellos mismos y después tomar las medidas pertinentes. Se decide que una comisión de discípulos baje al mundo y consigan diferentes drogas. Se efectúa la secreta operación y a los dos días empiezan a retornar los comisionados. Jesús espera en la puerta y llega el primer discípulo:
— ¿Quién es?
“Soy Pablo”.
— ¿Qué traes, Pablo?
“Traigo hachís de Marruecos”.
— Muy bien, hijo. Entra.
Tocan de nuevo:
— ¿Quién es?
“Soy Marcos”.
— ¿Y tú qué traes, Marcos?
“Marihuana de Jamaica”.
— Muy bien, hijo. Entra.
De nuevo llaman a la puerta de Jesús:
— ¿Quién es?
“Mateo”.
— ¿Y tú qué traes, Mateo?
“Cocaína de Colombia”.
— Muy bien, hijo. Entra.
En eso llega Juan:
— ¿Y tú qué traes, Juan?
“Crack de Nueva York”.
— Muy bien, hijo. Entra.
Entonces Lucas llama a la puerta:
“Traigo Mota de Ámsterdam”.
— Muy bien, hijo. Entra.
El último comisionado llama a la puerta:
— ¿Quién es?
“Soy Judas”.
— ¿Y tú qué traes, Judas?
“¡¡¡A LA DEA!!! ¡¡¡TODOS CONTRA LA PARED!!!”.
Autor: Anónimo de una parroquia.
Las gafas de Paco
Paco, un andaluz de viaje en China, compra un par de gafas de tecnología de punta que permiten ver desnuda a la gente. Se las pone y ve pasar a una y a otra, todas desnudas. Encantado, se las pone, desnudas. Se las quita, vestidas. Y exclama:
“¡Por Dios, qué maravilla!”.
Incluso adelanta el viaje de vuelta a casa para enseñarle a su mujer la novedad.
En el avión, se siente enloquecido viendo a las azafatas en pelota picada. Se las pone, desnudas. Se las quita, vestidas.
Cuando llega a casa, antes de abrir la puerta, se coloca las súper gafas para ver desnuda a su Luisa. Abre la puerta y allí está ella, su querida esposa, con Pedro, su mejor amigo, en el sofá, ¡desnudos!
Paco se quita las gafas, desnudos. Se pone las gafas, desnudos. Se las quita… desnudos.
Se las vuelve a poner… desnudos. Y no puede evitar un grito desgarrador:
“Me lleva… ¡Nuevas y ya no funcionan! ¡¡¡ESOS CHINOS SÍ QUE SON UNA ESTAFA!!!
Autor: Un oftalmólogo.