Una reducción total del flujo de 99 millones de metros cúbicos de agua que recibe la Cuenca del Río Colorado, proveniente del Lago Mead, es la que contempla la Comisión Internacional de Límites y Aguas para 2022, que representa la totalidad de la demanda del vital líquido en Mexicali durante un año. El anuncio es la primera gran consecuencia de la sequía que prevalece desde hace 22 años en la región, la cual, según Alfonso Cortez Lara, investigador de El Colef, ya tendrá impacto en la agricultura y la posibilidad de adquirir vital líquido a la Zona Costa del Estado
Cuando la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) anunció en su recomendación 1/2020, que se habían cometido violaciones graves por parte de autoridades estatales al otorgar permisos a la planta cervecera Constellation Brands para su instalación en el Valle de Mexicali, representantes de diversos sectores empresariales descalificaron la intervención de la institución y minimizaron las conclusiones del informe justificado por el estrés hídrico del agua subterránea que se mantiene desde los años 60, la sequía prolongada en la región y la dependencia de Baja California al agua proveniente del Río Colorado.
El 16 de agosto de 2021, es decir, año y medio después del informe, la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) anunció -por primera vez en la historia- que los niveles de agua del Lago Mead, ubicado entre Nevada y Arizona, descendieron a menos de mil 075 pies sobre el nivel del mar, el más bajo desde que se implementó el mecanismo de la Presa Hoover para el almacenamiento del recurso hídrico en Estados Unidos.
Como consecuencia, las actas 323 y 319, firmadas por ambos países, contemplan “ahorros” con devolución y “reducciones” en el uso de agua de todas las entidades que se benefician del Río Colorado.
Este año, por primera vez en la historia, México recibirá menos de los mil 850 millones de metros cúbicos de agua a los que tiene derecho anualmente, de los cuales Baja California recibía poco más de mil 656 al año, pues según las medidas de austeridad del vital líquido, se tendrá una reducción de 99 millones de metros cúbicos de agua, lo que representa aproximadamente el uso anual de todo el municipio de Mexicali por un año, donde se incluiría el industrial, doméstico y comercial, dejando fuera la agrícola.
Según el especialista Alfonso Cortez Lara, el impacto directo representaría un 5 por ciento de la totalidad del agua que se recibe en BC, el cual no afectaría al consumo humano directamente, puesto que el agua asignada a cada municipio está garantizada y se prioriza por encima de cualquier otro uso como el agrícola o de preservación del medio ambiente.
Sin embargo, debido a que los municipios de Zona Costa se han vuelto dependientes de la compra de agua a los concesionarios del Valle de Mexicali, una reducción de este tipo podría afectarles severamente, toda vez que disminuirían las reservas de donde se venden los acres a los municipios de Zona Costa.
Según información proporcionada por Salomón Faz, titular de la Secretaría para el Manejo, Saneamiento y Protección de Agua (Seproa), la mitad del agua que adquiere el municipio de Tijuana proviene de los permisos de la Mesa Arenosa (en el Río Colorado) y el resto se compra a concesionarios del Valle de Mexicali.
Aunque reconoce la problemática, Faz Apocada considera que es una reducción manejable, la cual debe venir acompañada de un trabajo de concienciación del uso de agua en toda la entidad.
LA SEQUÍA Y LA REDUCCIÓN DE AGUA
Los niveles históricos del Lago Mead, embalse más grande de Estados Unidos, se encuentran en estado crítico. Desde los años 30, cuando inició su operación, nunca había registrado menos de mil 075 pies de agua sobre el nivel del mar.
Para Alfonso Cortez Lara, investigador de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), esto no es una casualidad, pues la reducción de los niveles de agua en la Presa Hoover mantienen un decremento histórico, el cual se acentuó en los últimos 10 años, aunado a la sequía que ha azotado la región por consecuencia del cambio climático en los últimos 22 años.
En 2020 se registró el primer estrago, luego que la CILA anunciara la obligación de las ocho entidades que comparten los recursos del Río Colorado -formado en las Montañas Rocallosas, en Colorado- de “ahorrar” agua con la posibilidad de ser devuelta.
Según el Acta 323, firmada por ambas naciones para acordar algunos puntos de la distribución de agua, las acciones de “ahorro” entran en vigor cuando se registran mil 090 pies por encima del nivel del mar del Lago Mead.
Para Estados Unidos se consideró la reducción de 247 millones de metros cúbicos de agua, mientras que en México se contemplaron 51 millones menos. Este fenómeno se generó en 2020, pero el acuerdo establece que dicha agua representa una retención temporal del vital líquido.
Asimismo, el Acta 323 contempla niveles de medidas de contención, partiendo de los niveles de agua que se proyectan en el Lago Mead.
Debido a que para 2022 el Lago Mead tendría un abastecimiento menor a mil 075 pies (mil 064), los acuerdos tomados entre México y EU refieren que se iniciará el plan de contingencia y de ahorros de manera paralela, por lo que México recibirá una reducción de 62 millones de metros cúbicos de agua -como el primer nivel de contingencia- y un “ahorro” de 37 millones -que es el segundo nivel-, dando un total de 99 millones de metros cúbicos de agua menos.
De acuerdo con el doctor Cortez Lara, desde 2008 se observó una tendencia preocupante, en la cual las proyecciones de las necesidades de la población sobrepasaron la disponibilidad de agua, comportamiento que no puede ser sostenido por mucho tiempo.
“Sabemos qué consumo es este (zona rural), lo que consume Mexicali, es más o menos para irrigar 10 mil hectáreas, y seguramente se verá reflejado el impacto por el orden de prelación; el agua que va a estar en México, los que se va a afectar directamente, es el campo”, advierte el especialista.
De mantenerse esa tendencia, en 2023 se podría caer en el segundo nivel de contingencia y el tercero de “ahorros”, que implica una reducción de 86 millones de metros cúbicos y 42 millones de “ahorros”, para un total de 128 millones menos. Para dimensionarlo, esta cantidad representa aproximadamente el 70% del consumo total de Tijuana en un año.
La imagen plasmada en este reportaje, facilitada por el doctor Cortez Lara, evidencia la disminución de los niveles de agua desde 1983 a la fecha en los niveles de agua en el Lago Mead, pero es la primera vez que la tendencia está por debajo de la zona de riesgo.
ZONA COSTA SERÍA SEVERAMENTE AFECTADA: EL COLEF
Acorde con el doctor Cortez Lara, investigador de El Colef, debido al orden de prelación, el consumo humano no se verá afectado directamente por la reducción de agua. En Mexicali se cuenta con permisos para acceder a más de 124 millones de metros cúbicos de agua al año, pero sólo consume 104, lo que tranquilamente asegura el vital líquido por los próximos 10 años, sin necesidad de llevar a cabo una sola modificación en el consumo, según la tendencia de crecimiento poblacional.
Sin embargo, los municipios de Tijuana y Ensenada podrían sufrir severamente la reducción del agua, toda vez que, según lo informado por Salomón Faz Apocada, Tijuana consume la mitad de su agua proveniente del Río Colorado y la otra mitad de la compra de agua a concesionarios del Valle de Mexicali.
Esto quiere decir que de los 160 millones de metros cúbicos, 80 son por derecho y el resto son comprados por cuatro veces su valor, según lo externado por el doctor Cortez Lara, quien apunta que, aun así, es agua más barata de la que pudiera proveer una desaladora.
El especialista aseveró que históricamente, los concesionarios del Valle de Mexicali tienen la posibilidad de maniobrar libremente un total de 50 millones de metros cúbicos de agua, que con frecuencia son vendidos a Tijuana.
En una entrevista realizada en el Ayuntamiento de Mexicali, donde se llevó a cabo una reunión explicativa sobre la municipalización de los servicios de agua, Salomón Faz aseguró que esta reducción no se verá reflejada en los ciudadanos: “Recordemos que todavía tenemos reservas de agua en las presas de Estados Unidos desde 2007 y ha habido años que no nos gastamos los mil 800 metros cúbicos, porque la agricultura demanda el 90 por ciento de esa agua que tenemos derecho; voy a ver al director de CILA, ya tenemos un par de videoconferencias y vamos a reunirnos con el distrito, la Seproa, para hacer”.
Sin embargo, en entrevista con ZETA, Francisco Bernal, director de la CILA, dijo no contar con esa información.
“No hay tal deuda (de agua), no conozco esa declaración, pero quizás a lo que se refiere el secretario es a que ya en otros años, el año pasado aplicamos el plan de contingencia para aplicar ahorros recuperables y operamos con 51 millones de metros cúbicos menos, lo que sí, es que estamos recuperando ciertos grupos de agua con quienes se hicieron obra para cuatro años y regresar parte de estos volúmenes de agua mexicana, que se establece en el Acta 323, pero ahora tenemos que trabajar con este déficit y ver cómo sí nos alcanza el agua”, refirió el funcionario.
CONSECUENCIAS COLATERALES
Cuando se hizo público el informe de la CNDH sobre la sobreexplotación del agua del subsuelo de Mexicali, se definía que se cuenta con un déficit superior a 250 millones de metros cúbicos de agua. Es decir, cada vez es más complicado extraer recursos del subsuelo, y mientras más subterránea sea el agua, menor calidad tiene, como ocurre en Ensenada, cuyos pozos están sobreexplotados.
Según el doctor Alfonso Cortez Lara, de El Colef, la reducción genera impactos colaterales como el hecho que no se puedan sembrar aproximadamente 10 mil hectáreas de cultivos en el Valle de Mexicali, pero también, que se puedan reducir otras 10 mil derivadas de la necesidad de vender agua a Tijuana, con la finalidad de cubrir sus necesidades básicas.
Aunado a ello, el agua superficial -proveniente del Río Colorado- es la principal fuente de abastecimiento del agua de pozos, lo que quiere decir que una reducción en esta impactará indirectamente en el agua que se filtra al subsuelo para regenerar los mantos acuíferos -ya de por sí sobreexplotados-, perjudicando doblemente las fuentes de agua en el Valle de Mexicali.
ZETA tuvo contacto con el ex representante de la Confederación Nacional Campesina (CNC), Luis Abraham Campos, quien expuso, todavía no proyectan las afectaciones específicas que representará para el uso de agua en el campo, pero se están haciendo estudios al respecto.
“Tenemos que trabajar con Conagua (Comisión Nacional del Agua), para que ellos determinen cómo se aplicarán estos ajustes y otras autoridades, dado que parte de estos volúmenes se envían a Zona Costa. También trabajamos con grupos ambientalistas con algún interés porque están aplicando volúmenes para uso ambiental, y pues sí, es un conjunto, tenemos que coordinar algunas acciones en la parte de México para determinar cómo se va a impactar a los usuarios de una manera que no se vea tan afectado”, puntualizó Francisco Bernal.