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martes, octubre 1, 2024
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“El doctor”, si lo juzgan, 30 años de prisión

Deportado tras cumplir una condena de nueve años en

una cárcel de baja seguridad de Estados Unidos,

Eduardo Arellano Félix ya reside, otra vez, en el penal

del Altiplano. La FGR ejecutó una orden de aprehensión

en su contra por delincuencia organizada, delitos contra

la salud y asociación delictuosa. De ser hallado

penalmente responsable, podría alcanzar una pena

superior a los 30 años de prisión. Actualmente, tiene 65

años de edad. El gobierno se reserva detalles de la

imputación, por lo que se desconocen los hechos. El

día de la recaptura del “Doctor”, su sobrino Fernando

Sánchez Arellano, “El Ingeniero”, promovió un amparo,

con otros capos, por tortura psicológica en Almoloya

Eduardo Arellano Félix “El Doctor”, ex líder del Cártel Arellano Félix (CAF), se reencontró con la que fue su casa durante cuatro años antes de ser extraditado en 2012 a los Estados Unidos. Se trata del penal de máxima seguridad “Altiplano”, en Almoloya de Juárez, Estado de México, donde fue puesto a disposición del Juez que dictó la orden de aprehensión que le aguardaba tras ser deportado de la Unión Americana.

El hombre que compurgó nueve años de una condena de 15 años impuesta por una Corte de Justicia estadounidense, y fue beneficiado por su colaboración efectiva al aportar información contra otros capos del narcotráfico en México, tuvo su primera audiencia vía videoconferencia con el juzgador que le reclamaba, pero Arellano se reservó su derecho a rendir su declaración preparatoria.

“El Gualín”, “El Profe”, “El Abuelito” o “El 13”, alias con los que también se identifica a Eduardo, enfrentará un proceso penal por delitos federales en el sistema penal mixto inquisitivo (conocido como “viejo sistema”), pues los hechos que se le imputan datan de antes de su detención en octubre de 2008. El Juez Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México, resolverá su situación jurídica dentro del plazo de las 72 horas, en caso de que el indiciado no solicite la ampliación de dicho término.

A la par que Eduardo Arellano Félix era trasladado por autoridades norteamericanas para su entrega en la frontera mexicana, entre Texas y Tamaulipas, en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) 1 Altiplano hubo tensión, pues directivos penitenciarios realizaron movimientos y exhortaron a los presos de diversas facciones criminales a mantener la paz dentro del establecimiento. Algunos presos, entre ellos Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”, denunciaron malos tratos y tortura psicológica, unas horas antes del internamiento de su tío.

FOTO: FGR.- Pasadas las tres de la tarde del lunes 23 de agosto por Matamoros, Tamaulipas, el gobierno de Estado Unidos, deportó a Eduardo Arellano Félix, integrante del clan Arellano Félix dedicado al narcotráfico

Eduardo conoce esa prisión, puesto que estuvo recluido ahí, de octubre de 2008 hasta finales de agosto de 2012 cuando fue entregado a la justicia extranjera para ser juzgado por siete cargos, declararse culpable y ser condenado sólo por dos de ellos: lavado de dinero y conspiración para el uso de ganancias ilícitas en Estados Unidos. Sin embargo, algunas cosas han cambiado en el penal mexicano, como el número de internos y la jerarquía de los jefes de la delincuencia organizada que ahí habitan.

 

DE VUELTA EN MÉXICO

Desde el mes de abril de 2021, se conoció la inminente liberación del sexto de los hermanos Arellano Félix del Complejo Correccional Federal Allenwood de Pennsylvania, de baja seguridad, donde se encontraba. Trascendió el beneficio que le fue otorgado por el sistema de justicia norteamericano por su colaboración y buen comportamiento durante su encierro. Y en la página web del Buró Federal de Prisiones de Estados Unidos (BOP, por sus siglas en inglés), se anunció la fecha posible de su egreso.

Luego de ser liberado el 18 de agosto, “El Doctor” Arellano permaneció varios días bajo custodia de elementos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) estadounidense, quienes la tarde del martes 24 de agosto lo entregaron a autoridades mexicanas en el Puente Internacional Brownsville (Texas)-Matamoros (Tamaulipas). Eran unos cuantos agentes norteamericanos por decenas de policías y militares de este país.

Eran las 17:15 horas cuando se observó llegar hasta la línea divisoria a los agentes del ICE, llevando al médico sinaloense que hasta ese momento desconocía cuál sería su destino inmediato. Vestido con pantalón azul de mezclilla, una camisa blanca, chamarra azul marino y un chaleco antibalas, Eduardo lucía serio, cansado y sereno. Elementos de ambos países hicieron intercambio de documentación.

Ya en poder de la Fiscalía General de la República (FGR), personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) le hizo saber a Arellano Félix que tenían una orden de aprehensión en su contra, dictada por autoridad judicial en el Estado de México  que en ese momento se estaba ejecutando, además de darle a conocer cuáles son sus derechos. “El Doctor” asentía con la cabeza a todo lo que se le decía, resignado, pues se advierte que la acción estaba entre sus cálculos y los de sus abogados.

Decenas de policías, soldados y elementos de la Guardia Nacional realizaron la conducción del aprehendido por la garita. Muchos de los agentes grababan la escena con cámaras y sus teléfonos móviles estorbándose entre ellos. Arellano fue llevado hasta un vehículo y en convoy con otras unidades fue trasladado hasta el aeropuerto internacional de Matamoros, donde antes de abordar un jet se le llevó a una oficina para que realizara una llamada telefónica a su familia.

A la vieja usanza, al arribar a la terminal aérea de Toluca, el presunto capo fue trasladado en medio de un fuerte operativo hasta el penal federal Altiplano, donde se registró su ingreso a las 21:14 horas. Tras el papeleo de rigor, su paso por el área de filiación donde se le tomaron datos, fotografías y huellas, “El Gualín” fue llevado a su estancia y módulo, para después conducirle al locutorio desde donde tuvo su primera audiencia ante el Juez Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales, Enrique Beltrán Santés.

 

LOS DELITOS

Aunque las autoridades no han revelado la dinámica de los hechos ilícitos en los que se relaciona a Eduardo Arellano Félix, y la Fiscalía General de la República solo informó de manera genérica a través de redes sociales que esa dependencia y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) “recibieron a Eduardo A”, para el cumplimiento de una orden de aprehensión en su contra, por su probable responsabilidad en los delitos de delincuencia organizada, contra la salud y asociación delictuosa.

Tampoco se hace referencia a las modalidades específicas de los delitos contra la salud, ni de delincuencia organizada, datos que seguramente trascenderán cuando se resuelva el término constitucional y se determine si se dicta auto de formal prisión al indiciado o en su defecto auto de libertad, por falta de elementos para procesar.

Aún sin precisar las variantes de los delitos, trascendió que en caso de resultar responsable de las imputaciones, “El Doctor” podría alcanzar una pena, en concurso de delitos, que rebasaría los 30 años de prisión, puesto que dos de ellos son graves y no tienen derecho a la libertad bajo caución, de acuerdo a las reglas del anterior Sistema de Justicia Penal por el que está regido el asunto.

El delito de delincuencia organizada prevé distintas penalidades en la ley federal especializada, independientemente de las sanciones que correspondan por otros ilícitos que se cometan. En los casos de los delitos contra la salud, se destaca que la condena aplicable sería de 20 a 40 años de prisión y de 500 a 25 mil días multa a quien tenga funciones de administración, dirección o supervisión, respecto de la delincuencia organizada.

Por lo que se refiere a delitos contra la salud, sin conocer la modalidad, que bien pudiese ser el tráfico de narcóticos prohibidos por la Ley General de Salud; o la introducción o extracción de los mismos del país; o la aportación de recursos económicos o de cualquier especie, o colabore de cualquier manera al financiamiento, supervisión o fomento del narcotráfico; la pena para cualquiera de ellas, es de 10 a 25 años de prisión, y de 100 hasta 500 días multa.

En cuanto al delito de asociación delictuosa, el Código Penal Federal prevé la imposición de cinco a 10 años de prisión y de 100 a 300 días multa al que forme parte de una asociación o banda de tres o más personas con propósito de delinquir. Ilícito que tendrá que probar el Ministerio Público Federal que no está dentro de los supuestos del tipo penal de la delincuencia organizada, y viceversa.

Foto: Cortesía Rosy Pereda.- Desde la mañana del lunes, elementos de la Fiscalía Especializada en materia de Delincuencia Organizada (FEMDO) de la Fiscalía General de la República (FGR), militares y elementos de la Marina estuvieron resguardando el Puente Nuevo Internacional de Matamoros que fue vigilado por un helicóptero artillado.

“BIENVENIDO”

El destino del “Doctor” Arellano estaba echado. Las demandas de amparo promovidas por sus defensores en la Ciudad de México y en el Estado de México no detectaron a tiempo la orden de captura. Dos de los “buscapiés” fueron interpuestos en juzgados capitalinos y los otros dos en tribunales mexiquenses, en fechas diversas, entre junio y agosto, con la intención de rastrear algún mandamiento judicial que fuese dictado en forma reciente.

Eduardo aún recuerda sus cuatro años en el Cefereso 1 Altiplano, donde pasó gélidos inviernos y donde desde su llegada en los finales de 2008 presentó su primera demanda de garantías, al reclamar el 7 de noviembre de 2011 la falta de atención médica, segregación con el resto de internos, incomunicación con sus familiares y la negativa de las autoridades a otorgarle artículos de limpieza. Actos reclamados que no pudo probar y causaron sobreseimiento.

Tampoco olvida que a principios de 2010, en el mes de febrero, le retiraron su pequeño televisor de su estancia y le prohibieron tener libros jurídicos y de cualquier tipo. Esa vez, el recluso se quejó también de incomunicación; segregación del resto de la población; prohibición de acudir al área de comedor y al área de actividades físicas y recreativas; y de vejaciones y malos tratos. El reclamo tampoco prosperó, pues no tuvo como probarlo.

Ahora vuelve al penal más antiguo del régimen de la máxima seguridad federal en el país, inaugurado en 1991, donde cuando Arellano fue extraditado había mil 25 internos que rebasaban la capacidad del centro construido para 836 reos. Hoy, a su retorno, halla una prisión subutilizada, con sólo 463 reclusos, ya que el penal se encuentra en fase gradual de desocupación ante un inminente cierre y desincorporación del Sistema Penitenciario Nacional, tal y como ocurrió con el Cefereso 2 de Puente Grande.

Sólo quedan algunos de los grandes capos de las viejas organizaciones criminales del país, entre ellos su sobrino Fernando Sánchez Arellano, “El Ingeniero”, detenido en 2014, luego de liderar al Cártel Arellano Félix tras las detenciones de su tío Javier “El Tigrillo” en 2006, y del propio Eduardo dos años después. La relación de parentesco entre ambos presos, llevó a las autoridades carcelarias de Almoloya a realizar movimientos y leer la cartilla a un grupo de internos, unas horas antes de la llegada de Eduardo.

Fue Fernando Sánchez Arellano, el que la tarde del 24 de agosto, a nombre de algunos de sus compañeros de encierro, presentó un escrito ante un Juzgado de Distrito para solicitar el amparo y protección de la justicia federal por actos de “tortura psicológica, hostigamiento y demás contemplados en el Artículo 22 Constitucional. Lo más curioso del asunto es el nombre de esos reos: Mario Cárdenas Guillén “El M-1” o “El Gordo”, ex líder del Cártel del Golfo; y Servando Gómez Martínez “La Tuta”, ex jefe de Los Caballeros Templarios.

“El Ingeniero”, “La Tuta” y “El M-1”, junto con los presos Hugo Guerrero Encinas, señalado como miembro del Cártel del Golfo y Javier Adrián Salazar Ortiz, del Cártel de Sinaloa, lograron captar la atención del juez de amparo, quien les concedió la suspensión de plano de los actos reclamados, en lo que ratifican su demanda, y ordenó a un actuario que de fe del estado físico en el que se encuentran los quejosos.

Eduardo Arellano Félix no encontrará mejores servicios de los que se quejaba. La prisión de Almoloya aglutinó a los presos de los ocho módulos en cuatro, para tener un mejor control de los mismos y liberar personal de las diversas áreas que fue comisionado a los Cefereso 17 en Michoacán, y sobre todo al número 18 en Ramos Arizpe, Coahuila, el más nuevo del régimen penitenciario federal.

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