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El Banco de México (BANXICO) dio a conocer su Informe Trimestral correspondiente al segundo periodo del año, donde se puede observar que la institución modificó la previsión del Producto Interno Bruto (PIB) para 2021, al elevarlo de 6 a 6.2 por ciento, desde su estimación anterior.
Ello con un límite superior para el crecimiento económico de hasta 6.7 por ciento, mientras que el inferior podría ser de 5.7 por ciento. En tanto que para 2022, el Banco central mantiene la expectativa de un crecimiento de hasta 3.0 por ciento.
En conferencia de prensa, el gobernador del BANXICO, Alejandro Díaz de León Carrillo, explicó que la revisión al alza para este 2021, se dio por el avance en el proceso de vacunación y un contexto de mayor movilidad y apertura de diversas actividades.
Principalmente en el sector servicios, ya que se mantiene la expectativa de que la reactivación gradual de la actividad económica continúe en el segundo semestre del año y en 2022, que está apoyada por la demanda interna y externa del país.
Sin embargo, al considerar la persistencia de algunas disrupciones en las cadenas globales de suministro y el reciente aumento en el número de contagios de la COVID-19, el BANXICO mantiene una elevada incertidumbre respecto al ritmo de recuperación de la actividad económica nacional.
Asimismo, el Banco de México enfatizó que de materializarse un crecimiento en 2021 cercano a la parte superior del intervalo señalado, la actividad económica recuperaría en el cuarto trimestre del año el nivel observado al cierre del 2019.
Por otra parte, el Banco central estimó que la inflación general se ubicará en niveles mayores a 5 por ciento en lo que resta del año y principios de 2022, pero prevé que disminuya especialmente a partir de límites mayores a un año y que converja a la meta de 3 por ciento en el primer trimestre de 2023.
Según el BANXICO, las principales riesgos que podrían incidir en una inflación más alta se relacionan con presiones inflacionarias externas que pudieran implicar presiones en la inflación en México, que podría originarse ante mayores presiones de costos relacionadas con materias primas, incluyendo los energéticos, de insumos en general, o de costos de transporte, así como por problemas logísticos en las cadenas globales de producción.
También podría presionar a la inflación una reactivación global más vigorosa, en parte por los estímulos implementados; y presiones de costos por la implementación de medidas sanitarias adicionales en el país, por disrupciones en las cadenas de distribución, o por mayores costos asociados a las condiciones de contratación o salarios que se traspasen a los precios al consumidor.
Otros riesgos se relacionan con la persistencia de la inflación subyacente; con episodios de depreciación cambiaria, posiblemente ante eventos de volatilidad en los mercados financieros internacionales; y con aumentos en los precios agropecuarios, por ejemplo, debido a condiciones de producción nacional o por la sequía que enfrentan varias regiones de Estados Unidos.
En los últimos meses se ha consolidado un entorno global de mayor crecimiento y con presiones inflacionarias. Si bien se prevé que éstas sean transitorias, implican mayores riesgos para la formación
de precios. https://t.co/XgxTPrybZr— Banco de México (@Banxico) August 31, 2021