Erguidos permanecen en mi pueblo
los extensos corredores coloniales,
con leyendas e historias conocidas
que nos pueden contar esos portales.
Aún en mi recuerdo está presente
cuando llegaban los camiones tropicales;
los pasajeros empolvados descendían
con mercancías y repletos los costales.
Toda una aventura esplendorosa
andar por las veredas y caminos;
en la lluvia con las lonas se cubrían,
cruzando a los pueblos por los ríos.
En mi pueblo visitaban la plazuela,
disfrutaban refrescos y raspados,
compraban frutas, sopes o pozole,
o también unos cocos enmielados.
Los portales después de tanto tiempo
siguen resguardando a todos del calor;
para todos los paisanos sigue siendo
el lugar preferido de plática y reunión.
Con columnas repletas de tu historia,
adornados con tejas los portales,
seguirán orgullosas en mi pueblo
recordando tiempos ancestrales.
Eduardo Enrique Parra Romero.
Tijuana, B.C.