Luego de la fracasada precampaña que hizo en busca de la candidatura a la presidencia municipal de Tijuana, la antes explosiva y “aguerrida” síndico Meli Espinoza permanece calladita, neutralizada. Nada que ver con aquella funcionaria que mantenía pleito casado con el alcalde con licencia, Arturo González Cruz, a quien, siendo de la misma administración y el mismo partido, le abrió investigaciones y le clausuró instituciones de gobierno municipal. Siempre se supo que todo aquel trabajo “crítico” lo realizó por consigna de su jefe y patrón, Jaime Bonilla Valdez, el gobernador del Estado. Pero una vez que tomó posesión del ayuntamiento Karla Ruiz Macfarland, hija del compadre del gobernador y fiscal del Estado, Guillermo Ruiz Hernández, a Espinoza le cortaron las garras y la neutralizaron. Además, dicen que anda de bajo perfil, esperando colocarse en el gabinete de la futura gobernadora, Marina del Pilar Ávila Olmeda. ¿Será?