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viernes, febrero 16, 2024
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Favores celestiales

“De México se escribió a acá, que en estas nuevas conversiones se perdía el tiempo y que no se hacía nada, y que no había nada de provecho en ellas”.

-Eusebio Francisco Kino, Favores Celestiales (1703-1704)


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La Arquidiócesis de Hermosillo, Sonora, está promoviendo la causa de beatificación de dos personajes: el padre de la Compañía de Jesús, Eusebio Francisco Kino, y del Obispo Juan Navarrete y Guerrero.

A uno lo persiguieron los apaches y a otro los revolucionarios anticlericales. Los dos murieron en la pobreza y con una vida de entrega y sacrificio por su Iglesia y comunidades. Sacerdotes de oración y notables frutos apostólicos.


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Eran jefes, pero más bien modelos de vida cristiana; por eso la Iglesia del Noroeste los ha inmortalizado, como en el boulevard Navarrete de Hermosillo, o en Bahía Kino. En Segno, Trento, el pueblo natal del jesuita Kino, las avenidas principales del “villorrio” son la Vía Arizona y la Vía Sonora. Enmarcadas por el Centro Cultural-Museo, en honor al “Padre a caballo” con una monumental estatua del misionero italiano.

En Tijuana, rumbo a San Diego, por el Palacio Municipal, enseguida del Padre Hidalgo, está una de las estatuas más grandes en el mundo, en honor al Padre Kino (una glorieta), y en frente han convertido los comercios en la Plaza Padre Kino.

Gracias a la solicitud de los obispos del Noroeste (La Paz, Ensenada, Tijuana, Mexicali, Hermosillo, Ciudad Obregón, Tucson y Phoenix), el Papa Benedicto XVI, a través de la Congregación para las causas de los Santos, confirmaría la santidad y modelo de vida cristiana del jesuita trentino. Y cuyos restos se encuentran en el mausoleo de la mágica Magdalena, Sonora.

En 2020, el Papa Francisco a través de la Congregación de los Santos, reconoció las virtudes del padre Eusebio Kino, nombrándolo Venerable. El siguiente paso es la beatificación, para lo cual la Santa Sede pide en oración a Dios que en algún lugar de la comunidad católica ocurra un milagro por intercesión del Venerable Jesuita Eusebio Francisco Kino; y dos milagros patentes para su Canonización.

Más que de “jefes”, la humanidad necesita de Modelos. Por eso personajes como Kino cautivan a miles de personas que se acercan a su vida y su obra. Recientemente Univisión Arizona, a través de Rubén Pereida y Steven Arón, en agosto de 2009, presentaron la serie “Kino: El legado en nuestra tierra”. Antes de su muerte (2019), el amigo historiador Manuel Olimón Nolasco, coordinador de Historia de la Universidad Iberoamericana (Santa Fe, Ciudad de México), nos legó -en YouTubeLas Misiones de Kino en el Desierto : Un recorrido del insigne historiador nayarita por la Obra Misional de Kino en Sonora.

Se rumora que el cineasta y actor Mel Gibson, bajo la dirección espiritual del arzobispo emérito de Hermosillo, don Carlos Quintero Arce (fallecido en 2014), proyectaba realizar una película sobre el misionero Eusebio Kino. Anteriormente el legendario Ricardo Montalbán, bajo la tutela de eminentes jesuitas historiadores y antropólogos, como el padre Ernest J. Burrus, produjo el largometraje Misión a la Gloria”,  sobre la vida del padre a caballo. Recientemente en la década de los 90’s, el francés Felipe Cazals, filmó para la pantalla grande “La Leyenda del Padre Negro”.

Incluso en los 1960’s uno de los grandes pintores norteamericanos, De Gracia, inmortalizó a Kino y sus misiones; y cada año en Magdalena, se dan cita artistas y personajes de todo el mundo convocados por el legendario modelo de vida cristiana del Padre Kino. Años ya que cada mes de mayo, en Magdalena, se lleva a cabo con la participación de artistas italianos, norteamericanos y mexicanos, el Festival Cultural Kino.

Durante muchos años, la Iglesia Católica de Arizona, Sonora y Baja California están promoviendo la obra misional y cultural de este hijo de la Compañía de Jesús, el jesuita italiano Francisco Chini (Kino).

Más allá de la cultura o la inculturación lograda por los misioneros jesuitas, franciscanos y dominicos en el periodo misional del Noroeste, lo esencial en cada uno de ellos fue su espiritualidad, su vida de oración; se entregaron en la transformación de comunidades abandonadas por la corona española, porque no buscaban el oro, sino a Dios para sus hermanos indígenas. Y lo lograron. La prueba está en la gratitud espontánea y generosa con que son recordados muchos misioneros hasta nuestros días. Porque eran modelos, más que jefes de sus comunidades.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

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