Un total de ocho presuntos sicarios fueron asesinados en un campamento habilitado en un predio denominado como Cerro Verde, del municipio de Cotija, en los límites de Michoacán y Jalisco, según lo informó la Fiscalía General del Estado (FGE), lo que se suma al hallazgo de los cuerpos desmembrados de seis hombres, el pasado miércoles 28 de julio, en el municipio michoacano de Villa Jiménez.
La Fiscalía michoacana indicó, además, que según sus primeras investigaciones, los ocho hombres presentan huellas de tortura e impactos de bala. Personal de la Unidad de Servicios Periciales y Escena del Crimen (USPEC) de la FGE, continúa con las diligencias en el lugar, sitio donde se encontraron, recolectaron y embalaron indicios balísticos y accesorios tácticos que serán analizados en diversos laboratorios.
Los cuerpos sin vida fueron trasladados al Servicio Médico Forense (SEMEFO), donde permanecerán hasta que sean identificados y reclamados por sus familiares, ya que, siempre según la Fiscalía General del Estado, las personas asesinadas no portaban ninguna credencial o documento de identificación.
Una de las hipótesis que siguen las autoridades de la FGE, apunta a que las víctimas habrían sido asesinadas por un grupo antagónico de presuntos sicarios, que los habría atacado por sorpresa. Según la agencia española EFE, áreas de inteligencia de los gobiernos federal y estatal han identificado que en Cotija operan el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), de Los Caballeros Templarios y de La Nueva Familia Michoacana, éste último, con su brazo armado autodenominado como “Los Viagras”.
En el transcurso de las últimas 48 horas, al menos 20 personas han sido asesinadas en Michoacán, en cuatro distintos hechos. El pasado miércoles 28 de julio, seis cuerpos desmembrados fueron localizados en un terreno baldío ubicado en la localidad de El Zapote, municipio de Jiménez.
Mientras que tres cuerpos sin vida fueron encontrados en la comunidad de Villa Victoria, en la ciudad de Chinicuila, que colinda con el estado de Colima. Las víctimas estaban desmembradas y sus extremidades dentro de bolsas de plástico negras dejadas a un costado de la base de la Guardia Nacional (GN) en la región.
