El Gobierno de El Salvador deportó, este miércoles 7 de julio, al mexicano Daniel Lizárraga, luego de no poder demostrar que es periodista, según acusó la Administración encabezada por el presidente Nayib Armando Bukele Ortez.
Así lo informó el periodista salvadoreño Carlos Dada, fundador del diario digital El Faro, donde Lizárraga se desempeñaba desde hace meses como editor, un medio crítico con el actual mandatario de El Salvador.
Dada dijo que en el más reciente ataque contra el periódico que dirige, agentes del Gobierno de Bukele Ortez se habían presentado en el domicilio particular de Daniel Lizárraga, notificándole que debía abandonar el país centroamericano en un lapso no mayor a 5 días.
“Tramitábamos el permiso de trabajo del periodista y ayer se han presentado agentes del Gobierno a casa a notificarle que tiene cinco días para abandonar El Salvador y que su permiso ha sido denegado porque no ha podido demostrar que es periodista”, agregó Dada.
“Daniel Lizárraga, uno de los periodistas más destacados de América Latina, no ha podido demostrar que es periodista, según el Gobierno salvadoreño. Consideramos esto una forma más de acoso contra nosotros y un intento más por limitar nuestro ejercicio periodístico”, denunció el director de El Faro.
“No tengo miedo. Me preocupa mucho el país. Un país que se va quedando sin periodismo, se queda sin democracia. Un país donde un Gobierno no rinde cuentas. Al cerrar todo el acceso a la información pública le hace mucho daño al país”, dijo Dada, también maestro de la Fundación Gabo y Premio María Moors Cabot.
#ElSalvador | @CarlosDada, director de @_elfaro_ denunció hoy, en el diálogo de @americatalunya, el más reciente ataque en la escalada contra el periódico. "Agentes del Gobierno se presentaron ayer a la casa del periodista @danliza para notificarle que debe abandonar el país". pic.twitter.com/kp1797S7UG
— El Faro (@_elfaro_) July 7, 2021
¿QUIÉN ES DANIEL LIZÁRRAGA?
Daniel Lizárraga es reportero desde 1993 en diarios como El Universal y Reforma, así como en el semanario Proceso y la cadena Radio Red. Asimismo, fue subdirector del medio digital Animal Político.
También fungió como coordinador de investigaciones especiales de la Primera Emisión de Noticias MVS y, posteriormente, en el medio digital Aristegui Noticias. Además, fue coordinador y reportero en el equipo de periodismo dentro de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
Es autor de dos libros: ‘La Corrupción Azul, el despilfarro en las transiciones presidenciales’ y de ‘La Casa Blanca de Enrique Peña Nieto’. Aunado a ello, fue reportero y editor de los ‘Panama Papers’, investigación ganadora del premio Pulitzer, organizada por Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).
Además, fue coordinador y coautor de las investigaciones sobre el sistema de espionaje Pegasus y de ‘la Negra Historia de Odebrecht en México’, las cuales ganaron el segundo y primer lugar -respectivamente- en el Premio Alemán de Periodismo 2017.
También fungió como coordinador de la investigación conocida como la ‘Estafa Maestra’, ganadora del premio Ortega y Gasset, en España, así como del Premio Nacional de Periodismo, en México. –
Durante 15 años he impartido talleres sobre metodología y técnicas de investigación periodística en universidades, centros de estudio y medios de comunicación de América Latina. En la actualidad es profesor en la maestría de Periodismo y Asuntos Públicos en el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y en la Fundación Nuevo Periodismo de Iberoamérica (FNPI).
EL ESCÁNDALO DE LA “CASA BLANCA”
En noviembre de 2014, la periodista Carmen Aristegui Flores informó que el entonces presidente Peña Nieto y su familia vivían en una casa valuada en 7 millones de dólares, propiedad de Ingeniería Inmobiliaria del Centro, empresa perteneciente a Grupo Higa, que dirige el empresario tamaulipeco Juan Armando Hinojosa Cantú.
Unos días antes, la empresa había ganado el contrato para construir el tren México-Querétaro, junto con un consorcio encabezado por empresas chinas. La primera respuesta del titular del entonces Poder Ejecutivo Federal fue ignorar el tema, aprovechando un viaje a dicho país asiático.
Sin embargo, al regresar al país, Peña Nieto dijo que su esposa explicaría a detalle la compra del inmueble, ubicada en la Ciudad de México. En un video, la entonces primera dama afirmó que la compra la realizó con recursos propios, aprovechando el dinero obtenido durante su carrera como actriz de la cadena Televisa.
“Creo que la manera en que manejamos en su momento la explicación del asunto tampoco fue la correcta. Nunca debí permitir que mi esposa diera esa explicación porque era yo el que tenía esa responsabilidad. El cuestionamiento era sobre el Presidente, sobre lo cual además ofrecí una disculpa pública, no tanto porque se hubiese actuado indebidamente, sino por cuanto afectó a la credibilidad”, aseguró el entonces mandatario nacional en un spot referente a su Sexto y último Informe de Gobierno.
El tema de la Casa Blanca impactó negativamente en la credibilidad de la Institución Presidencial, y lo lamento. En todo momento, el quehacer de este Gobierno ha sido enriquecido por la crítica y siempre hemos respetado la libertad de expresión. pic.twitter.com/7fuszoYMkx
— Enrique Peña Nieto (@EPN) August 31, 2018
Además de construir la “casa blanca” -ubicada en la calle Sierra Gorda, número 150, de Lomas de Chapultepec-, Hinojosa Cantú es el empresario que financió la residencia en Malinalco, Estado de México, del entonces titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Luis Videgaray Caso.
La fortuna del empresario creció del erario y se disparó desde 2005, al amparo de los gobiernos de Peña Nieto, primero en la administración mexiquense y posteriormente en la Presidencia de la República, cuando se le otorgaron alrededor de 60 mil millones de pesos en contratos de obra pública a las empresas de Hinojosa Cantú: Grupo Higa, Grupo Eolo y Constructora Teya, entre otras.
Dicha fortuna creció a pesar de haber perdido un contrato por 3 mil 750 millones de dólares para el primer tren de alta velocidad en México. Después, fue apartado del grupo de empresas nacionales que buscaban ganar la licitación para la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM).