Los cambios regulatorios, principalmente en materia energética y en telecomunicaciones, la “inestable” salud financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex) y una débil respuesta a la crisis económica provocada por la pandemia de COVID-19, contribuyen a la incertidumbre y elevan el costo de hacer negocios con México, advirtió el Departamento de Estado norteamericano.
“La incertidumbre sobre la implementación de los contratos, la inseguridad, informalidad y corrupción, siguen obstaculizando un crecimiento económico sostenido en México”, señaló el Departamento de Estado en sus Declaraciones 2021 sobre el Clima de Inversión, en el que evaluó a 170 países.
Si bien, nuestro país aprobó del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que elevó la confianza de los inversionistas para profundizar en la integración regional, los “esfuerzos recientes” para revertir las reformas energéticas de 2014 incrementaron la incertidumbre.
Los cambios a leyes y reglamentos en las industrias petrolera y eléctrica, como la reforma a la Ley Eléctrica de marzo de 2021 que da prioridad a la Comisión Federal de Electricidad en la generación de energía eléctrica, han provocado que las empresas se amparen e incluso consideren llegar a instancias internacionales.
A los inversionistas también les preocupa que la administración de Andrés Manuel López Obrador debilite la autonomía de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Comisión Regulatoria de Energía (CRE).
En el tema de telecomunicaciones, el gobierno mexicano pretende incorporar al Instituto Federal de Telecomunicaciones a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, aunado al cambio de reglas en las inversiones en las compañías aéreas.
Al estudio del Departamento de Estado se añade una carta que el 20 de julio, tres senadores y 17 congresistas estadounidenses relacionados con el sector energético enviaron al Presidente Joseph Biden para solicitar su intervención ante los cambios en el sector energético en México, ya que van contra el espíritu del T-MEC.
De igual manera, requirieron a la administración de Biden establecer reglas del juego con el gobierno mexicano para dar piso parejo a las empresas que operan en México y permitir la competencia en el sector energético que proteja los trabajos estadounidenses, mejore los costos y disminuya las emisiones contaminantes.
Esta semana, el banco BBVA revisó al alza su pronóstico de crecimiento para nuestro país en 2021, que pasó de 4.7 a 6.3% del Producto Interno Bruto (PIB). Para 2022 estimó 5.8%, 3 puntos porcentuales más que el pronóstico previo.
Sin embargo, la institución financiera alertó que el crecimiento podría ser menor si se desacelera el ritmo de vacunación y continúa afectada la cadena de suministro en la industria.
En contraste, de optimizarse la vacunación y ceder rápidamente la tercera ola de COVID-19, el país podría crecer por encima del 6.3%. Con todo y eso, “ni aun con un crecimiento de 7% vamos a recuperar los niveles de crecimiento previos a la pandemia”, sentenció BBVA.