Desde que se declaró la pandemia por el coronavirus SARS-2, causante de COVID-19, se evidenció la ausencia de vacunas que hubieran evitado la escalofriante cantidad de contagios, además de incontables estragos económicos y sociales.
Como el proceso para desarrollar una vacuna requiere de investigaciones y pruebas que toman largo tiempo, tardó más de un año en contarse con resultados.
Paulatinamente, múltiples países han ido adquiriendo y aplicando la vacuna; sin embargo, dado el costo, distribución y características del producto, así como la logística requerida, se empezó la vacunación de forma lenta, generándose anhelo y ansiedad para lograr ser vacunado, lo que incluso se tradujo en sanciones a servidores públicos que abusaron de su cargo para recibir, tanto ellos como sus familiares, la deseada inyección.
En su momento surgió polémica por la priorización de la aplicación de la vacuna, ya que hubo sectores, como el de salud público y privado, que reclamaron recibir antes que nadie la protección, habiendo quien exigiera también que los policías fueran vacunados, ya que, junto con los pertenecientes a algunas instituciones, como las de bomberos y de rescate, son los primeros respondientes cuando la población tiene una emergencia
Luego se convocó a la población de la llamada tradicionalmente “tercera edad”, para que acudiera a recibir la vacuna.
Las consecuencias no se hicieron esperar y la mayor parte de los convocados acudieron al llamado y eventualmente -aún en muchos casos con espera tortuosa-, recibieron la vacuna.
No todas las personas de quienes tenían sesenta años o más acudieron. En algunos casos, la ignorancia, la desinformación y otros aspectos de formación individual y nuestra cultura latina, pusieron en tela de duda la existencia del SARS-2 o de su capacidad asesina.
Hubo casos que se hicieron mundialmente famosos -o sea doblemente virales-, de personas que en su momento negaron públicamente que la pandemia fuera verdad, cuyos nombres se conocieron al fallecer por COVID-19.
Pero si la vacunación se buscó darse a lo largo y ancho de los países, hubo una situación sumamente especial para rescatar la región fronteriza California-Baja California (una mega región económica mundial), donde además de la enorme cantidad de contagios por SARS-2, se produjo un cuantioso impacto económico negativo como consecuencia del cierre del cruce general para que los mexicanos y los extranjeros no accedieran a las garitas para entrar a Estados Unidos, habiéndose solo permitido los llamados cruces esenciales. Y causándose un daño superior a los treinta mil millones de dólares durante los catorce meses en que ha estado filtrado ese ingreso internacional.
Dicha situación especial favorecedora tuvo contribución de una serie de factores, como fue el excedente de vacunas en Norteamérica, en gran parte como consecuencia de aspectos culturales anglosajones, donde infinidad de personas declinaron acudir a vacunarse, así como la urgencia de la reactivación económica de la región.
Californiana y binacional en general… lo que se tradujo en que el presidente Biden decidiera donar a México un millón de vacunas.
Pero si bien la noticia -por supuesto- fue recibida con beneplácito por la población Bajacaliforniana en general ,y sorprendentemente sin fuertes reclamos del interior del país (por el privilegio de prioridad para una sola entidad federativa), surgió nuevamente un factor cultural en contra de la vacunación, cuando los convocados por su joven edad, no acudieron a vacunarse como se esperaba de ellos; aspecto que se está convirtiendo en argumento en contra de la reapertura de la frontera, además del riesgo de contagiarse de SARS-2, como está ocurriendo en otros países (como en Chile, que regresó la semana pasada a cuarentena total).
En conclusión, además de haber surgido la necesidad de proteger la salud física, quedó evidenciado que la población requiere también mayor desarrollo de la concientización de las medidas preventivas.
Todo es cuestión de crear las vacunas culturales.
Alberto Sandoval ha sido educador de adultos, profesor de bachillerato, catedrático universitario, conferencista, deportista, servidor público y activista ciudadano.
Correo: AlbertoSandoval@AlianzaCivil.Org Internet: http://albsandoval.blogspot.com/ Facebook: Alberto Sandoval. Twitter: @AlSandoval