El sector empresarial de Baja California, sobre todo el de Mexicali, sigue sin entender que no entiende. Así, tan redundante como suena. La cúpula económica de la Capital del Estado no ha comprendido que en 2018 y 2019, cuando 30 millones de mexicanos se volcaron para sufragar en favor del hoy Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y en menor medida por el actual gobernador Jaime Bonilla Valdez, la sociedad votó en contra de los políticos corruptos, pero también contra un empresariado impune y corruptor, el cual se benefició de los primeros, aunque no lo acepten.
Los empresarios mexicalenses no entienden que no entienden, porque no se sienten aludidos por el rechazo de la sociedad; se consideran parte y se identifican como “ciudadanos” cuando perciben un beneficio, pero se abstienen al enfrentar problemas sociales que no les perjudiquen.
Ejemplos hay muchos, como presumir que los gobernantes son sus empleados y que solo su sector genera trabajo, pero no hablan de las condiciones salariales y del poco bienestar social del que también son responsables.
Hoy en día, por medio de proyectos como Ocupa -impulsado principalmente por Juan Ignacio Guajardo Araiza y otros tantos representantes de cámaras empresariales- pretenden identificarse y reconocerse en la sociedad, pero tanto su inversión como su esfuerzo resultan insuficientes, puesto que todas sus acciones parten desde el privilegio.
No entienden que no entienden porque la única forma en que intentan conectar con la gente, es por medio del lenguaje, con un caló que ellos identifican como mundano, pero jamás de sus problemas. Palabras como “chale”, “jale”, o bien, utilizar groserías suaves como “chingarle” o frases recicladas como “si no votas, cállate”, son las únicas herramientas que tienen para intentar influir en las masas, pero nada más; solo en discurso y para que se entienda de forma unilateral.
Este 6 de junio, esa cúpula empresarial estará impulsando a la candidata de la coalición “Va x Baja California”, Eva María Vásquez, representante del panismo más conservador y del que solapó todos los proyectos del ex mandatario Francisco Vega de Lamadrid, pese a que al identificarse como “ciudadanos”, solo deberían promover la participación ciudadana.
Incluso recurren a plataformas digitales para recolectar datos de personas e invitarlos a votar en favor de la candidata panista.
Y no malentiendan, los sectores tienen derecho a tener afinidades con candidatos del partido que les plazca. Lo que no se vale es fingir que no lo hacen, o bien, engañar a los verdaderos ciudadanos, haciéndoles creer que los problemas de la cúpula son los mismos que los del resto de la población.
Lo más lamentable es que en un momento en que el morenismo es apabullante y autoritario, la sociedad necesita una oposición seria y responsable, la cual ha encontrado en los organismos electorales -solo a nivel nacional, porque el Instituto Estatal Electoral es una verdadera broma-, en los colectivos feministas e incluso en trabajos periodísticos, pero la cúpula económica de Mexicali, ha dejado mucho que desear.
Cuando los empresarios dejen de creer que tapar un bache, limpiar una casa abandonada y hablar “chilo” son las soluciones que necesita la sociedad, se enterarán que hay más carencias que aquellas que observan desde el privilegio.