En nuestras dos más recientes aportaciones, comentamos temas que han inquietado a la ciudadanía, generando desde fuertes pronunciamientos, hasta amparos.
Reflejaron que los avances tecnológicos habían venido causando gran satisfacción, e incluso se realizan eventos para darlos a conocer, pero que ahora son polémicos.
El problema no es la evolución, sino el uso que se le está dando.
Podríamos hacer una analogía con las armas de fuego, útiles para la seguridad, pero que en manos de delincuentes o dictadores, son peligrosas. Igual con las medicinas. Sirven para curar, pero pueden ser utilizadas para dañar la vida.
A la comentada preocupación causada por los cambios a la ley para controlar excesivamente el uso de celulares, se suma el reconocimiento facial. Así lo presenta Netflix a través del documental “Coded Bias” (“Sesgo Codificado”).
Todo inicia cuando la investigadora Joy Buolamwini (M.I.T), fundadora de la Liga de la Justicia Algorítmica, evidenció que el reconocimiento facial discrimina.
De acuerdo a Meredith Broussard, (“Artificial Unintelligence”), existe una inteligencia artificial (IA) emanada de unos cuantos que determinan el rumbo tecnológico.
Según Amy Webb, (“The Big Nine”), nueve compañías la construyen, principalmente Amazon, Apple, IBM, Google, Facebook, Microsoft y Tencent; seis en USA y tres en China). China tiene actualmente libre acceso a datos personales, como control social. En USA la tecnología se da en base a usos comerciales.
Buolamwini considera que los sistemas prejuician, generando discriminación, por lo que la IA delimita libertades. Los algoritmos pueden ser dañinos, promocionados como verdad absoluta, pudiendo utilizarse como escudo para prácticas corruptas.
Virginia Eubanks (“Automating Inequality”) comenta: “El futuro ya está aquí, solo que repartido inequitativamente”. Los ricos son los primeros en obtener herramientas, pero el uso perjudicial invasivo se aplica a los menos adinerados.
Por su parte, Cathy O’Neil establece que la IA está afectando a la gente, diciendo que el daño se origina porque los dueños de los algoritmos deciden qué es bueno y malo, replicando sus defectos discriminantes.
Señala que antes de los algoritmos, los humanos quedaban evidenciados, mientras que ahora con la tecnología, aparece una especie de “santo remedio” que nos puede hacer que dejemos de pensar de que la culpa es en realidad de determinadas personas.
Se expuso que una investigación en Londres detectó hasta 98% de errores en el reconocimiento facial policiaco.
“Debemos poner mucha atención de los cambios hacia el autoritarismo”. No podemos decir: “Confío en este gobierno”. “No puedes experimentar con los derechos de la gente”.
El documental refiere que la tecnología está orientada hacia el lucro comercial, pero fácilmente podría orientarse hacia lo político, citando como ejemplo un experimento que hizo Facebook, donde logró que trescientas mil personas votaran en cierto sentido, tan solo con una orientación subliminal.
El documental señala que en China existe por sistema “puntaje de crédito social”, con lo que O’Neil concluye que se traduce en “Lo que digan sobre el Partido Comunista afectará su puntaje y los puntajes de amigos y familia”. Es un entrenamiento social a base de algoritmos.
A la vez que el reconocimiento facial es usado hasta para compras, puede impedir el derecho al libre tránsito y afectar la confianza económica y social.
El problema no es solo gubernamental, sino que también está en la iniciativa privada. Facebook presentó una patente para (con base en sus 2,600 millones de usuarios) vender un programa a los propietarios para que, con reconocimiento facial, clasifiquen a los clientes.
Tras la presentación de Buolamwini ante el Congreso norteamericano, los legisladores y diversas ciudades han prohibido el reconocimiento facial y Amazon pausó un proyecto que ha venido negociando con la policía.
Al final del documental, se asevera: “La Inteligencia Artificial, sin ética, no es Inteligencia”.
Todo es cuestión de evitar el mal uso del rostro.
Alberto Sandoval ha sido educador de adultos, profesor de bachillerato, catedrático universitario, conferencista, deportista, servidor público y activista ciudadano.
Correo: AlbertoSandoval@AlianzaCivil.Org Internet: http://albsandoval.blogspot.com/ Facebook: Alberto Sandoval. Twitter: @AlSandoval