Hoy hay grandes ciudades,
mi ciudad de ayer era diferente.
Hoy hay grandes moles de cemento
adornando las calles al transeúnte.
Ya no cuelgan de los aleros
los nidos de las golondrinas pasajeras
en los tejados rojizos llenos de lama.
No revolotean las mariposas vivas,
solo existen miles de muertas
y las noctámbulas caminantes
de las silenciosas calles de la noche.
Al igual que los zanates moribundos
taladran la carne en su agonía.
Por el arroyo pasan raudos y veloces
miles de automóviles que emiten a su paso
ruidos de cláxones molestos y cansados,
llenos de humos espirales y asfixiantes,
confundidos con la blancura de los cielos
y la quietud de un alma pasajera.
Dr. José Fernando Jaramillo Cisneros.
Tijuana, B.C.
Correo: drferja@hotmail.com