Vacunas para los médicos. En nuestra nación, las incongruencias se ven todos los días y en todos los medios. El año pasado, las autoridades de los tres niveles de gobierno agradecieron al sector salud el esfuerzo en la lucha contra el COVID-19. Desde un principio los médicos que atienden en el sector privado solicitaron que se les tomara en cuenta para recibir la vacuna. Muchos que atienden en las distintas áreas han fallecido contagiados. Y las autoridades siguen sin considerar a ese amplio sector para que reciban la vacuna.
¿Qué esperan? Los médicos no pueden cerrar sus consultorios ante las peticiones de ayuda. Tampoco pueden dejar de trabajar en los hospitales privados. El Gobierno Federal tiene la obligación de considerarlos para que a la brevedad reciban la vacuna. Las movilizaciones que están realizando para llamar la atención, los pone en peligro de contagiarse. ¿En qué lugar de la fila los han colocado? La doctora Yesenia Espinoza, presidenta del Colegio de Medicina General de Tijuana, asegura que en Baja California hay 17 mil médicos privados. No solo quienes laboran en el sector público deben ser vacunados. Todos los que están en contacto con pacientes, deben ser protegidos. No hacerlo es una inmoralidad.
Una pregunta interesante. Amable lectora nos la hace. La respuesta lógica debería ser “Sí”. Pero expertos en Derecho podrían opinar más adecuadamente. Doña Carmen reflexiona sobre la conducta que Hugo López Gatell está teniendo desde el principio de la pandemia: sus contradicciones, la forma como ha determinado se atienda el grave problema de salud y los miles de muertos que han resultado de lo que -a juicio de muchos expertos- ha sido un desastre en la atención de los enfermos. Doña Carmen dice que la Corte Penal Internacional de La Haya atiende casos de genocidio, crímenes contra la humanidad y las negligencias criminales. “El caso de Gatell debería llevarse a esa institución”, dice… no pregunta. ¿Podría ser?
El olvido de los funcionarios públicos. Desde hace años se ha visto sin ningún rubor, olvidan sus compromisos con la ciudadanía. Ahora de plano el cinismo campea entre las mujeres y hombres que insatisfechos en el puesto que ganaron bien o mal, pero con el voto popular, deciden abandonarlo sin importar los problemas que ocasionan a la ciudadanía y en general a la buena marcha de las instituciones. Grotesco es ver los constantes cambios de funcionarios porque se les antojó correr tras otro hueso para roer. ¿Esos seres ambiciosos se han detenido a observar los perjuicios que ocasionan?
Los lugares que dejan en el abandono son ofrecidos a la amiguita, al compadrito o ahijada, aunque no tengan ni pizca de idea de cómo se administra. Y que no culpen a la pandemia de esos retrasos y faltas de cumplimiento. Culpables son los que se van, algunos por la puerta trasera. ¿Cómo podemos los simples ciudadanos evitar estos trastornos? La única forma es negarles el voto. Ningún voto a los que olvidan la responsabilidad que protestaron cumplir. Si les interesa más sus asuntos personales, que los realicen, pero sin nuestro voto. Solo así aprenderán a cumplir los compromisos.
Nota 1.- La Ley ampara a los tijuanenses: el Centro de Gobierno es nuestro, no de Bonilla.
Nota 2.- AMLO sólo se quiere a sí mismo.
Nota 3.- ¡Cuídese!
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
Correo electrónico: redsocialtijuana@hotmail.com www.lagacetaredsocial.org