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viernes, febrero 16, 2024
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Mucho narco y poco panismo

Jugaban tenis cerca del mar. Ensenada. A los lados de la cancha Ernesto Ruffo, presidente municipal panista. Juan José Sánchez, Mayor del Ejército Mexicano. Tanto raquetazo desembocó en mucha amistad. Pasaron los meses. El alcalde escaló a Gobernador del Estado. Primer panista. Por eso y entre otras cosas renunciaron importantes policías veteranos. Hasta los jefes. Todos con muchos kilómetros recorridos. Eran como el chamuco. Sabían más por diablos que por viejos. Estuvieron tres, cuatro y hasta cinco sexenios priístas. Pero tantearon en aquel 1989: no la harían con el nuevo gobierno estatal panista bajacaliforniano. Entonces unos montaron negocios para seguridad privada. Otros mejor a vivir de sus rentas. Dijeron adiós a la corporación para nunca más volver. Los agentes judiciales en tropa, ni modo: Se quedaron. Pero les faltaba un buen jefe. Ruffo se acordó de su amigo el Mayor. Seguramente pensó: Un hombre acostumbrado a la disciplina. A la honradez. Metería en orden a los policías. Seguro. No había de más. Aparte le tenía mucha confianza. Dicho y hecho. Lo nombró.

Pasaron los meses y con eso creció el rumor. El narcotráfico parecía socio de la Policía Judicial del Estado. De pronto asaltaron la residencia del Mayor. La prensa publicó detalles. “Los ladrones se llevaron miles de dólares”. Unos informaron que 14 mil, otros 40. Eso descarrilló confianza y encarriló duda popular. Muchos se preguntaron: “¿Cómo que robaron la casa del jefe policiaco?” La clásica respuesta: “Si eso le pasa a él, peor nos irá a todo mundo”. Y aparte: “¿Miles de dólares? ¿Pues cuánto gana?” No hubo explicación pero sí malpensados. Tota,l de allí en adelante aquella confianza en el Mayor se estrelló. Le pasó como con la virginidad. Perdida, jamás se recupera. De pilón el Gobernador supo cómo su jefe de la judicial estaba bien enchufado con mafiosos. Y no hubo tal robo a la casa del Mayor. El narco le pegó un susto. Seguramente porque no hizo algo acordado o cayó la competencia. Entonces no hubo de otra. Ernesto Ruffo lo cesó. Después aparecieron varios judiciales ejecutados. Puritita venganza.


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Fue la primera ocasión en gobiernos panistas. El narcotráfico se metió hasta el horno de la cocina. Pero, ¿qué cree? El Mayor reapareció tiempo después como policía en el también panista gobierno de Jalisco. Tranquilamente. Me quedé turulato. Ni siquiera revisaron su expediente. Luego le perdí la huella.

Aparte Ruffo tuvo varios procuradores. Pero uno casi al final: Juan Francisco Franco Ríos. Nunca antes fue funcionario pero era panista apasionado. Meses después entrevisté al Gobernador. Cuando le pregunté por qué lo despidió me respondió. Ya no aguantaba. A cada rato le informaban. Está bien metido en el narcotráfico. Su jefe de escoltas se desapareció. Luego lo detuvo el FBI en Estados Unidos: Sergio Sandoval Ruvalcaba era el principal operador del Cártel Arellano Félix. Por eso y otra mala espina Ernesto Ruffo reforzó su escolta. Tiempo después uno de sus fiscales fue brutalmente asesinado. Estaba comisionado especialmente para averiguar sobre narcotráfico. El Licenciado Hodín Gutiérrez, joven y limpio, logró pisarle los talones a mafiosos. Por eso casi lo despedazaron.

Foto: Internet/Juan Francisco Franco Ríos

Terminó el sexenio de Ruffo. Empezó el del también panista Héctor Terán Terán. Su primer procurador: José Luis Anaya Bautista. Terminó cesado por relación con el narcotráfico. Consta en expedientes norteamericanos. Pero ahora es jefecito en la Policía Federal Preventiva. Y su entonces Comandante de la Judicial era Miguel Ruvalcaba. El hombre fuerte de Baldomero Juvera. También anotados como cómplices de los Arellano. Por eso el Gobernador cambió de procurador. Los otros se desaparecieron.


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Terán Terán se murió a mitad de sexenio y fue sustituido por el también panista Alejandro González Alcocer. Entre otras sorpresas hubo dos: Antonio Meza Buelna era feje de escoltas del Procurador. Lo ejecutaron cuando platicaba con una dama. Quedó en claro. Fue la mafia. Y nunca se aclaró. La hipótesis jamás desmentida. Estaba asociado. Luego: 19 de febrero, 2001. El Ejército Mexicano buscaba a Gilberto Higuera “El Gilillo”, notable camarada de los Arellano Félix. Cateó una residencia. Encontró droga y dos millones de dólares. Pero los habitantes se esfumaron. El jefe de la casa era Jesús Enrique López, Coordinador Educativo del Gobierno estatal. Huyó. Todavía no lo encuentran.

Entre 1995 y 98 el Licenciado Eugenio Elorduy fue Presidente Municipal de Mexicali. Uno de sus ejecutivos encargados de la seguridad era el Capitán Antonio Carmona Añorve. Detenido por la Procuraduría General de la República. Relacionado con la mafia. Está preso en “La Palma”. Ahora Elorduy es Gobernador. Nunca habían ejecutado a tantas personas como en lo que corre del sexenio. Muchos policías. Los menos enfrentándose a la mafia. Hace poco descubrió la PGR a dos agentes secuestradores. Antes más. Están arraigados 10 funcionarios del penal. Permitieron la fuga de cinco importantes miembros del Cártel Arellano Félix. Empezando el año un comando del narco ejecutó al ex Subprocurador de Justicia Rogelio Delgado Neri. Sin ser funcionario tenía cuerpo de escoltas estatales. Vehículo oficial. Quedó en claro. Lo mataron porque no quiso liberar mafiosos que precisamente hace días escaparon. Años atrás fue detenido por la PGR como sospechoso de colaborar con el narcotráfico. Pudo zafarse. Inmediatamente reinstalado en tan importante puesto.

Cuando los gobiernos panistas entraron presumieron. “Acabaremos con el narcotráfico”. Pero la mafia les encontró la medida. Incluyendo al federal. Nunca antes tanto policía estuvo envuelto con la mafia. Se superan los tiempos descarados de los años noventas. En Nayarit sigue dominando Joaquín “El Chapo” Guzmán. Allí opera ante el Gobernador Antonio Echavarría como si fuera su casa. El Cártel del Golfo y los Arellano entraron a Nuevo León fácilmente durante la administración panista de Canales Clariond. El Cártel de Juárez se afianzó cuando Pancho Barrio. La mafia abunda en Guanajuato desde tiempos de Fox. Por eso lo sucedido en Morelos no es de extrañarse.

 

Escrito tomado de la colección “Dobleplana” de  Jesús Blancornelas,

y publicado por última vez en enero de 2010.

Autor(a)

Jesús Blancornelas
Jesús Blancornelas
Jesús Blancornelas Jesús Blancornelas JesusBlancornelas 15 jesus@zeta.com
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