“Aunque Andrés Manuel López Obrador lo niegue, es la militarización del país; yo no sé si Andrés Manuel con estos mensajes que nos manda tiene unas enormes ganas de ser una especie de dictador, una especie de cacique como fueron los viejos priistas”, expresó a ZETA el poeta a 10 años del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. “Andrés Manuel traicionó el compromiso que estableció con el país y con las víctimas”, lamenta
Han transcurrido 10 años desde que el poeta y ensayista Javier Sicilia fundó el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, tras la tragedia personal que significó el asesinato de su hijo Juan Francisco y sus amigos Julio César Romero Jaime, Luis Antonio Romero
Jaime y Gabriel Anejo Escalera, el 28 de marzo de 2011 en Cuernavaca, Morelos.
El día del homicidio, Sicilia se encontraba en Filipinas, pero tuvo que trasladarse inmediatamente a México para despedir a su hijo y fundar lo que denominó Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.
En entrevista para ZETA, Sicilia compartió un balance general y reflexión, luego de cumplirse una década del asesinato de su hijo y del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.
“El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad sigue teniendo la misma autoridad que tuvo cuando estalló, pero ya no tiene la capacidad de concitar las movilizaciones que tuvo en su momento; como todo gran movimiento, tiene su nacimiento, su esplendor y su ocaso. Como sucedió con el zapatismo, su palabra sigue siendo absolutamente fundamental, luminosa y moral, pero ya no concita a la unidad”, lamentó el autor.
“SIGUE EL HORROR”
En octubre de 2016, Javier Sicilia publicó la novela autobiográfica “El deshabitado”, editada por el sello Grijalbo de Penguin Random House, en la cual comparte el testimonio de su tragedia personal y a la vez narra la hecatombe del país.
En “El deshabitado” Sicilia advierte: “Yo tuve el cuerpo de mi hijo. El relato de su muerte está ahí, en su carne, concreto, espantoso, inequívoco. Con eso he tenido y tendré que vérmelas por el resto de mi vida. Un padre o madre de desaparecido no tienen, en cambio, nada con qué arreglárselas. Es un dolor sin sitio, abierto al infinito”.
— ¿Cómo podrías describir estos diez años tras la ausencia de tu hijo Juan Francisco?, cuestionó ZETA.
“Es una llaga que no termina de cerrar, por desgracia, pero uno tiene que vivir con eso. Lo más doloroso, además de la ausencia y de mi drama personal, es que a pesar de todo lo hecho, todo lo trabajado con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, todas las denuncias de las instituciones que hemos creado como la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), junto con las víctimas de Ayotzinapa y las víctimas de desaparición, sigue el horror, sigue la ausencia de una voluntad política por parte del Estado para atender este problema”, denunció el ganador del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2009 por su poemario “Tríptico del desierto” (Era, 2009).
“La administración de AMLO, además de negar la realidad, ha desmantelado las instituciones; en lugar de perfeccionar la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, simplemente la destruyó, le quitó lo único que operaba bien, que era el Fondo de Asistencia a las Víctimas, ahora pasa a través más trámites burocráticos por la Secretaría de Hacienda; no tiene nada que ver ya la CEAV más que como una oficina de partes y tramitología.
“Por otro lado, Andrés Manuel López Obrador no le ha dado el dinero ni el apoyo suficiente que prometió al principio de su gobierno a la Comisión Nacional de Búsqueda, al grado que hubo un intento de la Fiscalía General de la República (FGR) por no atender el problema de los desaparecidos, es gravísimo. Entonces, hemos ido de mal en peor porque seguimos viendo madres y padres que pierden a sus hijos, que les desaparecen a sus hijos, que los masacran, que los torturan, tenemos un estado de indefensión. Tenemos más del 95 por ciento de impunidad, como lo teníamos en las administraciones pasadas”, apostilló el autor de “Vestigios” (Era, 2013).
EN EL MISTICISMO
Javier Sicilia es un poeta creyente cuya fe habita, por supuesto, en su obra poética. Tras el asesinato de su hijo Juan Francisco, ha vertido algunas ideas en torno a la fe o la religión. En “El deshabitado” se refiere a sí mismo, en tercera persona: “Él, a pesar de todo, continuaba siendo un cristiano. Ya no creía en ninguna providencia extramundana ni en un plan divino ni en un reino de Dios en la Historia. No creía ni en la tortura ni en el asesinato de Jesús como un proyecto salvífico. No creía en ninguna justificación del mal ni en que la resurrección compensara la muerte de nadie, ni siquiera la del propio Cristo. Tampoco creía en la religión como expresión del Evangelio”.
A propósito, ZETA preguntó:
— ¿Cómo ha sido tu relación con Dios o la religión luego del asesinato de tu hijo?
“Soy un creyente en el misterio de la fe, de que algún día, cuando yo muera, podremos volver a estar juntos en el amor, junto con todos aquellos que hemos amado. Es un tema inquietante, difícil, interesante.
“En el universo de la vida mística creo que las religiones son simplemente interpretaciones, revelaciones cortas, un misterio que nos trasciende en todos los sentidos; el propio cristianismo, la muerte de Cristo, la redención, es algo que nos trasciende. La mística nos lleva justamente a tocar el asunto con las manos desnudas, es decir, sin mediación alguna.
“Mi experiencia en la fe es más allá que lo que dice la tradición, lo que dicen las religiones del misterio de Dios. Cuando uno llega allí, entró del otro lado de las cosas, está en lo que la tradición mística llama la fe oscura, la fe desnuda. Dato que no tiene evidencia en la realidad”.
EN LA LITERATURA
Tras el homicidio de Juan Francisco, Javier Sicilia advirtió el 2 de abril de 2011 que no volvería a escribir poesía porque “Ya no hay más que decir / el mundo ya no es digno de la palabra…”.
— Has escrito poesía, o cómo has sobrellevado tu vocación de poeta tras el homicidio de tu hijo, planteó este Semanario al autor y activista.
“Sigo sin escribir poesía, no es un acto de claudicación, sino todo lo contrario; es un acto de debilidad y de respeto a la palabra poética, que es para mí la palabra más sagrada, no solo a través de lo que han dado los poetas, sino que es la palabra sagrada de las tradiciones religiosas. Nos olvidamos a veces que Jesús era un poeta, la parábola con la que hizo su prédica es un género de la poesía. Todos los libros sagrados son libros poéticos, la poesía es una palabra sagrada.
“Cuando un mundo es tan bárbaro y ya perdió los significados, y la palabra poética no puede refundar esos significados que se expresan en la paz, en la justica, en el amor, en la concordia, creo que el deber de un poeta que respeta y ha vivido esa tragedia en carne propia -como es mi caso-, lo único que tiene es guardar la palabra en las urnas del silencio. El silencio se vuelve la urna sagrada, el lugar propio de una palabra que ha sido humillada y está ahí, pero no la he vuelto a ejercer en el sentido del poema, que es el vehículo propio de la poesía.
“La poesía no es una forma de escribir, no es un género literario; la poesía es un don o a veces una desgracia. Un poeta mira más allá de las cosas, con un don, con una gracia. Un poeta, bajo ese don sigue mirando a pesar de que ya no escriba poesía como poeta, sigue sintiendo como poeta, y donde hable, en ese ser va a haber poesía; donde actúe ese ser, va a haber poesía, hay un acto poético, porque va más allá. No es una profesión, es una gracia o a veces una desgracia por lo que dice y no es comprendido por los otros”, argumenta Sicilia.
“UN ESTADO CAPTURADO POR EL CRIMEN ORGANIZADO”
Uno de los ensayistas sobre el concepto del Estado más importantes del país, es Javier Sicilia, quien el domingo 14 de agosto de 2011 expresó a ZETA:
“El Estado tiene el monopolio de la violencia. Hay una violencia legítima del Estado que decide accionar contra los delincuentes y se vuelve una terrible violencia de Estado, pero no solo contra los delincuentes, contra la sociedad misma”.
— Luego de tres presidentes (Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador), ¿continúa el Estado teniendo el monopolio de la violencia en el sexenio de AMLO?
“Sí continúa el Estado teniendo el monopolio de la violencia, pero coludido con el crimen organizado. El crimen organizado está en el Estado y en los partidos: ahí está, para muestra, Félix Salgado Macedonio; está para muestra José Ricardo ‘El Pollo’ Gallardo, del Partido Verde, aliado de Morena, en San Luis Potosí. Andrés Manuel y los políticos tratan esto como casos aislados, nunca aparecen las víctimas, no hay un vínculo de corrupción entre Salgado Macedonio y las atrocidades que han sucedido en Guerrero.
“En Morelos nos metemos todas las víctimas en el fenómeno en que están metidos Graco Ramírez (2012-2018), Marco Antonio Adame (2006-2012), Sergio Alberto Estrada Cajigal (2000-2006), del PAN. Se tratan como casos aislados, así no vamos a resolver nunca el problema, pero además de que se tratan como casos aislados, se tratan como casos donde no están vinculados con corrupción o sus vínculos con el lavado de dinero o con gente que está dentro del Estado y de sus partidos, relacionados con el crimen organizado”.
— ¿Qué destacarías de esta tragedia que abarca por lo menos tres sexenios? (Peña Nieto, Calderón y López Obrador)
“Es un asunto estructural, por eso impulsamos una agenda de justicia transicional, este tipo de actividad jurídica que se está aplicando en Colombia, para pasar de un Estado capturado por el crimen a un Estado de Derecho, a un Estado democrático. El Estado está tan capturado por el crimen que no logra juzgarse a sí mismo.
“Entonces, la justicia transicional propone dos mecanismos de verdad y otro de justica que sí estén vinculados con el Estado, pero están deslocalizados del Estado con apoyo internacional como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras organizaciones, para poder juzgar los fenómenos, porque el Estado está capturado y entonces no logra juzgarse a sí mismo.
“Andrés Manuel López Obrador tiene una pequeña intuición en su persecución a la corrupción, pero no está entendiendo que la corrupción es un fenómeno que está dentro de su partido (Morena) y dentro de su gabinete; él se ciega frente a eso y esos casos no los toca, toca otros casos que son los de sus enemigos, pero no mira eso como un fenómeno. Entonces, Andrés Manuel llegó justamente a traicionar los acuerdos que hicimos, los documentos que trabajamos con la Secretaría de Gobernación en el sentido de la justicia transicional; llegó a fortalecer al Ejército como lo hicieron los presidentes anteriores y a aumentar los índices de violencia y criminalidad de una forma brutal.
“En el primer trimestre de este año, en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha habido 865 actos atroces: 158 actos de tortura, 156 fosas clandestinas, 115 eventos de calcinamiento de cuerpos, 86 masacres, 72 asesinatos de niños, niñas y adolescentes, y el Presidente Andrés Manuel López Obrador dice que está a la baja esto. Es verdaderamente vergonzoso, está haciendo lo mismo que sus antecesores, pero además con un agravante: Andrés Manuel traicionó el compromiso que estableció con el país y con las víctimas, de que iba a enfrentar y cargar con la deuda del Estado y resolverla. No la ha resuelto, la ha aumentado, eso es verdaderamente gravísimo.
“Además, Andrés Manuel López Obrador alimenta a la violencia desde las mañaneras; no solo no le basta no ver la violencia -producto del crimen organizado y de la relación del crimen organizado con el Estado-, sino que se encarga de continuar la violencia por otros medios, que son los medios políticos, y esto lo único que nos va a llevar es a un infierno más profundo que el que dejaron sus antecesores”.
— A diferencia de los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, ¿qué lectura haces del control del Ejército de los grandes proyectos de López Obrador (como el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”) y en general el Ejército todavía en las calles?
“Es muy grave, porque, aunque Andrés Manuel López Obrador lo niegue, es la militarización del país; yo no sé si Andrés Manuel con estos mensajes que nos manda tiene unas enormes ganas de ser una especie de dictador, una especie de cacique, como fueron los viejos priistas.
“Yo no entiendo este maridaje tan atroz entre un civil como Andrés Manuel López Obrador y el Ejército, ése era el sueño de Felipe Calderón, ahora lo cumple Andrés Manuel y sí es preocupante, porque está la tentación en esta fuerza del Ejército que ya controla instituciones fundamentales de que se gobierne con el Ejército en un Estado capturado por el crimen organizado”, sentenció Javier Sicilia.