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martes, octubre 1, 2024
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Biome… what?

Hay temas que a estas alturas de la vida aún me cuesta trabajo entender. El martes fue aprobado en el senado la creación del Padrón Nacional de Usuario de Telefonía Móvil, mediante el cual las personas deberán proporcionar datos personales y biométricos. Hasta donde se sabe, quien no lo haga se quedará sin el servicio.

Según la explicación que se brindó, se tiene que compartir datos como registro del rostro, huella digital y alguno que otro más; el propósito es prevenir delitos como extorsiones o secuestros vía celular. En lo personal me faltó un poco más de información para ampliar mi criterio, como suele pasar con temas polémicos, y más si se trata de datos personales. La medida generó voces a favor y en contra.

Lo que es una realidad es que hoy en día nuestra información personal está en todos lados. De secreto queda muy poco y señalo solo algunos ejemplos.

Bancos: Al acudir para obtener alguna tarjeta bancaria, abrir una cuenta o inclusive realizar un cambio de domicilio, hay bancos que solicitan huella digital como medida de seguridad. Si se posee banca móvil se ofrece la posibilidad de que en lugar de proporcionar una clave numérica, el acceso se realice con la verificación del rostro. Otros bancos exigen para obtener saldos, movimientos o simplemente una duda, identidad vía el timbre de voz.

Documentos oficiales: La credencial para votar posee nuestra fotografía y la huella digital, además de otra serie de datos como domicilio, CURP, firma, etc. La licencia de conducir varía según el estado de la república, pero en general está conformada por fotografía, firma y huella digital.

Compras en línea: En absolutamente toda compra en línea (ya sea productos o servicios) exigen, además de la tarjeta de crédito, información personal como dirección, teléfono, correo, clave secreta, etc. Inclusive entre qué calles se ubica el domicilio. Esta información es en el entendido que se pretende dar un mejor servicio; y generalmente se está de acuerdo, solo planteo hasta dónde llegamos al proporcionar datos.

Van otros ejemplos más “ordinarios”:

Mercados o supermercados como Costco: Es un trámite de lo más sencillo, aun así te fotografían para llevar un registro.

Redes sociales: Ya sea Facebook, Instagram, Twitter, etc., hay gente que comparte información personal, fotografías y demás. Si bien en algunos casos es opcional, justamente el propósito de varias de estas redes es difundir situaciones o experiencias de vida. Inclusive para crear “emojis” personales es el resultado de la lectura del rostro.

Otros lugares como limpiaduría o tintorería, restaurantes, promociones, y un sinfín de comercios también proporcionamos algún dato o información personal.

 

Desde hace algunos años y con la ampliación del uso de la tecnología -que se agudizó con la pandemia-, nos hemos visto en la necesidad de “entregar” más información personal, lo cual tiene como consecuencia una mayor vulnerabilidad. Prueba de lo anterior es que un día sí y otro también recibimos llamadas de un banco, funeraria (sí, funeraria), planes turísticos… lo cual nos indica que nuestros datos, en menor o mayor grado, son compartidos y están en “la nube” de acceso.

Como lo comentaba al inicio de esta colaboración, es difícil desde mi punto de vista fijar una posición objetiva de lo que aprobó el senado sobre telefonía celular; lo cierto es que también toda acción adicional donde se comparta datos personales debiera estar acompañada de anuncios sobre las medidas de seguridad que se pondrán en marcha para generar de alguna manera mayor tranquilidad.

Por lo pronto quede claro que aquellos programas televisivos como “Big Brother” ya son cosa del pasado.

 

Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas y comunicación.

@CasoAlejandro

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Alejandro Caso
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Alejandro Caso Niebla Alejandro Caso Niebla Alejandro Caso 4 zeta@zeta.com
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