No le advirtieron que sucedería. Tampoco le pidieron opinión, mucho menos fue notificado. Quien lo invitó, no fue ni siquiera para correrle la cortesía. Así, sin más, en un albazo legislativo, Carlos Barboza Castillo, quien hasta hace un día era fiscal especializado en Atención de Delitos Electorales en Baja California, vio cómo en el Congreso del Estado, los diputados de Morena en los cuáles confió, le quitaron la autonomía a la fiscalía que presidía, para enviarla a formar parte de la estructura de la Fiscalía General del Estado que titula Guillermo Ruiz Hernández. Por congruencia, mejor renunció. No estaría al frente un ente al que llegó autónomo y terminaría de subordinado. Un día después del albazo legislativo a la fiscalía que persigue delitos electorales y la Fiscalía Anticorrupción, Barboza presentó su dimisión a la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados local, y un día después, hoy viernes 23 de abril, hará lo propio con el gobernador Jaime Bonilla Valdez, quien le ofreció el puesto, le convenció y se las arregló para que fuese electo por los diputados de Morena. Una vez más, pero ahora en el partido en el poder, a Carlos Barboza lo sacrifican con un albazo. A ver qué le ofrecen ahora.